Es muy peligroso jugar a “ciudadanos”
y “Parlamento” en un país en que no hay ciudadanos ni parlamento,
sino tiranía y “súbditos” esclavizados.
Sopesen los peligros de provocar a esta dictadura tan amante de
normarnos todo “a la brava”, a “regalarnos” una ley que norme los cultos
y norme la libertad religiosa; y si les
parece, opónganse a esta aventura.
Por Jaime Leygonier.
La
Habana, 16 de julio, 2019./ Recibí de su
autor, vicario de la Iglesia Católica Ortodoxa de Cuba, Pr. Félix Ramos
Castilla su “Anteproyecto para la
Elaboración de una Ley cubana para la Libertad Religiosa, del Culto y para el
Establecimiento de Entidades Religiosas. CONVOCATORIA CIUDADANA (Paso I de V)”.
Argumenté
contra esa idea en: “¿Por qué una ley de cultos sería inútil y perjudicial en Cuba”, expongo ahora mi análisis sobre ese documento de convocatoria.
Su
inicio: “Los firmantes declaran que, a
nuestro juicio, la Constitución cubana de 2019:
a. Es apresurada, incompleta y torcida; siempre
buscando favorecer a un sector de la población, incluso en detrimento de otros.
- ¡Bravo!¡Muy bien dicho!- No obstante, b. Nuestra clara opinión acerca de la
Constitución actual de la República no desconoce, el haber sido refrendada por
una mayoría de los cubanos, su valor jurídico con carácter vinculante para
todos los ciudadanos del País; por tanto, nosotros, no pensando sólo en nuestro
bienestar sino en el de todos los cubanos, debemos acatarla hasta que podamos
darnos una Asamblea Constituyente adecuada y por esto nuestro trabajo la toma
como marco inicial de toda nuestra propuesta”.
Reconocimiento
de la Constitución “torcida”, como
que es “derecha” y jurídicamente “vinculante para todos”, por lo cual y
por el bienestar de todos “debemos
acatarla”, por “refrendada por una mayoría” de votantes.
Ahora
quienes gritan “¡Bravo!” son los jerarcas, comisarios políticos y represores.
¡Vivimos
en democracia y no lo sabíamos!; la nueva Constitución, aunque no nos agrade,
fue democráticamente “legitimada por la
voluntad de la mayoría”, sin coacción, sin irregularidades, le consta al
Mons. Ramos Castilla y así lo testimonia, que hubo un conteo de votos
verídico…(él afirma que “no desconoce”)
Muchos,
si no todos los opositores, han trabajado desde hace años en exigirle a la
Dictadura que cumpla sus propias constitución y leyes, aunque sean deficientes.
Porque usamos la contradicción de la Dictadura, que, sin intención de
cumplirlas, promulga leyes con fines propagandísticos, letra muerta que con
nuestras peticiones le exigimos cumplir para obtener algo de ella o evidenciar
su hipocresía.
Como
hicieron el “Proyecto Varela”, las
convocatorias del Dr. Darsi Ferret, a manifestar en el Parque de Víctor Hugo, y
muchas otras iniciativas. Y apolíticamente, la logia masónica “Unión Latina”,
en 1999 rescató la tradición, prohibida a los masones desde 1961, de ofrendar
flores en el natalicio de José Martí, ante su estatua en el Parque Central.
Machacando
a las autoridades con que puesto que era una asociación legalmente reconocida,
no tenían que prohibirle lo que sin necesidad de autorización hacían todas las
asociaciones y centros escolares y laborales de La Habana.
Pero
para valernos de la Constitución no hace falta proclamar “nuestro” deber de “acatarla”
por reconocerle legitimidad democrática, jurídica (y cristiana: puesto que lo
declara un cabeza de iglesia como el deber “de
todos”, predicándonos obedecer, por el bienestar “de todos”, artículos constitucionales contrarios a los Derechos
Humanos, a la Ley de Dios y, por tanto, al “bienestar
de todos”)-
Podemos
pedir según la Constitución; mas es imposible reconocerla y acatarla, dado que
contiene como “deber constitucional”
la dictadura del Partido sobre los organismos y cargos pretendidamente
electivos y sobre toda la Sociedad (la Iglesia es parte de la Sociedad).
El deber
de todos de “defender la Revolución”
por todos los medios, “con las armas”
inclusive: validación constitucional del acoso, expulsión de empleo y
agresiones a Damas de Blanco, opositores, disidentes y religiosos.
El deber
de los padres, incluidos los cristianos, de educar a sus hijos en “los principios del socialismo”, que son
anticristianos. Menudencias que aprobaron con sus firmas los fieles de unas
diez iglesias evangélicas, que jugaron torpemente a “petición ciudadana” por fingir que hacían algo contra la
legalización del “matrimonio homosexual”.
Después
de estas falacias, el vicario Pr. Félix Ramos Castilla, bajo el título “¿Por qué?” enumera los artículos que
sirven de base legal para presentar un proyecto de Ley al Estado. Toma el
camino que abrió el “Proyecto Varela”.
Luego,
el título “¿Cómo?” explica aspectos de
la creación de una “Comisión Consultiva
Pro-Libertad Religiosa”, sus funciones de chequear la validez de las firmas
y las modificaciones del anteproyecto, su entrega oficial, etc. Prevé que puede
ocurrir lo mismo que con el “Proyecto Varela”; que el Gobierno lo boicotee
aprobando a su conveniencia una contrapropuesta perjudicial a los
creyentes: “En el caso de que con las prisas
acostumbradas se promulgue, por parte del Gobierno, una Ley de Cultos que no
tenga en cuenta los intereses de los creyentes cubanos, ni tenga a la LIBERTAD
RELIGIOSA como paradigma, ni haya tenido como referencia al Anteproyecto
propuesto en esta iniciativa, entonces, los promotores de esta iniciativa- a
través del Comité- enmendarán la Ley emitida en el Parlamento y la presentarán
en una audiencia ciudadana ante la ANPP-Asamblea Nacional del Poder Popular”.
¡Por
supuesto que si obtuviera las 9,999 firmas para poder presentar su proyecto de
ley, el Gobierno aprobará antes el suyo propio, la contrapropuesta de los “verdaderos representantes de los intereses
de los creyentes y de la libertad religiosa”: la comparsa pro-dictadura del
Consejo de Iglesias de Cuba y hasta de “iglesias
serias”!
Es
exactamente lo que está provocando esta petición de una Ley de Cultos. El mismo
proponente lo reconoce, lo ve venir por la experiencia del “Proyecto Varela” y amenaza con…
presentar ¡una enmienda! al inexistente “Parlamento”
y a “una audiencia ciudadana de la
decorativa Asamblea Nacional del Poder Popular”.
¿A que
está jugando el proponente? Sabe que esos funcionarios ante los cuales
discutirá conceptos tan subjetivos como “intereses
de los creyentes”, “paradigma” y
tan innegociables como “libertad”
(afirman que “la revolución nos garantiza
la libertad plena”) jamás fallarán a su favor.
La mujer
amenaza al marido: “Si me pegas…me
quejaré a ti mismo y te conmoverán mis lágrimas”.
¡Ya
garantizó que le aprueben su Ley de cultos! ¡No dormirán de noche, temblarán de
miedo los tiranos! (perdón, quise decir “los
gobernantes legitimados por la voluntad de la mayoría y que debemos acatar por
el bienestar de todos los cubanos”).
El mismo
Gobierno no podía haber ideado mejor como aherrojar más a las iglesias que este
“virus de computadora” para
oprimirlas por petición de ellas mismas. ¿O es que no importa el daño, sino que
vale la pena; porque el proponente no espera conseguir ley alguna, sino
afamarse como el “Payá Sardiñas”
eclesiástico?
En un
artículo, usa como símil las películas del Oeste para afirmar que el sacerdote
no puede ser el justiciero que desenfunda rápido la pistola, ¡pase!; pero,
¡Monseñor!, tampoco como el funerario que se frota las manos.
Si este
es el “I paso” (dio un “mal paso”) no voy a seguirlo hasta “el
V” que ofrece. Con lo argumentado en “¿Por qué una ley de cultos seria...?” (argumentos
a los que Ramos Castilla no opone sus argumentos) más este análisis, creo innecesario retomar más el tema.
Invito a
los lectores a que lean el anteproyecto para que noten su vacío de
razonamientos y su pomposa altisonancia, visible hasta en “el tren” de mayúsculas del título: falta ortográfica muy usada por
los rotulistas.
Sopesen
los peligros de provocar a esta dictadura tan amante de normarnos todo “a la brava”, a “regalarnos” una ley que norme los cultos y norme la libertad
religiosa; y, si les parece, opónganse a esta aventura escribiendo a sus
hermanos y pastores de Cuba, del exilio y al inventor de esta “Caja de Pandora legalista”.
Iglesias
y fieles no necesitan leyes específicas para tener derechos, sino el Estado de
Derecho: que existan y funcionen leyes justas comunes para todos. En Cuba las
iglesias prosperaron sin Ley de Cultos; su regulación empezó en 1959 con el
totalitarismo y como controlarlo todo es la esencia del totalitarismo, no
cesará por recolección de firmas.
Es muy
peligroso jugar a “ciudadanos” y “Parlamento” en país en que no hay
ciudadanos ni parlamento, sino tiranía y “súbditos”
esclavizados.
Este “ponerle el cascabel al gato”, es más un
imaginar en las nubes un cascabel que el mismísimo gato tendría que fabricarse
y ponerse voluntariamente; de materializarse (en los concordatos y acuerdos
entre el Estado y cada iglesia, según quiere el proponente) es el gato quien
atará cascabeles a cada ratón.
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