Por Ernesto Aquino Montes/ Hablemos Press.
El vandalismo de la chusma socialista sigue
mostrando el verdadero rostro del castrismo bolchevique; pero la firmeza, sigue
llenando de honra al patriotismo sin alardes de la resistencia pacífica.
Una vez más, la Dama de Blanco y Secretaria General
del Partido Pro Derechos Humanos de Cuba Sara
Marta Fonseca y su familia han sido víctimas del resentimiento, la
frustración, el odio y la violencia cobarde del pandillerismo criminal de las
Brigadas de Respuesta Rápida, un rebaño de paramilitares inescrupulosos
entrenados, dirigidos y apoyados por la Seguridad del Estado para agredir con
absoluta impunidad a los defensores de los Derechos Humanos.
La vivienda de la luchadora pacífica, muestra
evidencias de la barbarie llevada a cabo por las turbas, que lanzan piedras,
huevos y excremento contra las paredes de la fachada que, además, han sido
embadurnadas con pintura asfáltica.
La crueldad obsesiva mostrada en los frecuentes
ataques violentos contra Sara Marta, demuestra el grado de deshumanización que
alcanzan las tiranías totalitarias en su lucha por silenciar las libertades
individuales; pero estas acciones de extrema represión, son reveladoras de
cuánto se ha incrementado el miedo en las altas esferas del gobierno, y lo
inútil que resultan los métodos represivos cuando se lucha contra la razón y el
derecho a la vida.
Sara Marta confeccionando un cartel |
Los constantes abusos groseros de las turbas
envilecidas, orquestados por la tiranía para abatir la entereza de Sara Marta,
se hacen añicos contra la solidez de sus principios; porque Sara -delicada y
piadosa en su grandeza de madre-, lleva en las entrañas de su patriotismo el
vuelo soberbio y poderoso de las águilas, el amor inconmovible a la justicia y
la firmeza soberana de mujer valiente, que pasa entre las lágrimas y el fuego
rompiendo cadenas, deshaciendo oscuridades y derribando muros.
¡Adelante Sara Marta, los que quieren destruirte te
hicieron bandera!
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