Por: Yisel Moya.
Mirtha Lilia Pedro es una joven actriz cubana, que ha
representado diferentes personajes en la televisión nacional, específicamente
en el espacio de dramatizados de telenovelas. Destacan sus interpretaciones por
el toque de humor que las hace tan refrescantes para los espectadores.
Su trayectoria profesional ha sido reconocida con
lauros como el Premio Caricato 2008 de actuación femenina y, al año siguiente,
el Premio Terry en igual categoría del Festival del Monólogo Cubano por el
unipersonal Juicio y condena pública de Charlotte Corday. Sobre esa
interpretación, el escritor Rafael de Águila destacó que Mirtha Lilia logró una
suerte de “asombrosa tournée de desdoblamiento” y “lanza cada
personaje sobre la piel de nosotros, los espectadores”.
En su vida personal, esta actriz siente una fuerte
necesidad de creer y buscar más allá de lo cotidiano, de lo que sus ojos pueden
ver. Sobre su más reciente papel en la novela El rostro de los días, el
giro que la hizo llenar el vacío espiritual que sentía y los retos en su
trayectoria artística conversa Mirtha Lilia Pedro.
¿Cómo
y por qué empezaste en la actuación?
Tuve una maestra muy especial, de preescolar a quinto
grado. Su nombre era Mercedes García. Ella había sido instructora de arte, e
incitaba a sus alumnos a actuar. Hacía obras de teatro, nos daba poesías para
aprender, me ponía a recitar en casi todos los matutinos, y por ahí es que
comienza mi inclinación por la actuación.
Yo vivía en Candelaria, provincia de Pinar del Río, al
lado de una sala de teatro. Un muro que separaba mi casa de ese lugar, y yo me
sentaba ahí y veía todas las presentaciones que hacían. Siempre llamó mi
atención.
Cuando mi mamá me traía a La Habana para ir al médico
o pasar un fin de semana, me llevaba al teatro Guiñol. Luego comencé a formar
parte del taller teatral de la Casa de la Cultura de Candelaria, y me
presentaba en festivales. Cuando estudié en el Pre de Ciencias Exactas de Pinar
del Río, también pasé por un taller de teatro, y me dije: lo que quiero es
ser actriz.
Tuve varios inconvenientes para hacer el examen. En
aquel entonces era pleno Período Especial, no había transporte, y mi papá me
acompañó a presentarme. Era en La Habana. Estuvimos desde las 5 de la madrugada
hasta las 8 de la mañana esperando a que pasara algo rumbo a la capital, y mi
papá me dijo: “¿Tú estás segura de que quieres hacer esa prueba?, porque
aquí en Candelaria tú eres una estrella, pero en La Habana tienes que ser
lumbrera entre las lumbreras”.
Eso que él me dijo no se me olvida. Entonces yo le
respondí: “Papi, yo quiero intentarlo”; y en ese momento apareció un
camión, fue como si Dios, la vida, el universo, algo o alguien hubiera
escuchado el deseo de mi corazón.
Me decían: “¡¿Negra, en el ISA (Instituto Superior
de Arte)!?... te va a hacer difícil”. Antes de mí, me dijeron, que habían
pasado 12 años sin que entrara un solo alumno de Pinar del Río a la carrera de
actuación. Pero aprobé y así continúe hasta ahora, trabajando.
¿Recientemente
interpretaste el papel de Reina en la telenovela “¿El rostro de los días”, te
identificas con la trama de tu personaje? ¿Qué opinas sobre el dilema social
entre la madre que evita el contacto con su hija?
Todo niño tiene el derecho a tener contacto con su
padre, a relacionarse con él, a quererlo. Mi personaje, llamado Reina, tomaba
esa actitud con la cuál yo no concuerdo. Tengo hijos de otros matrimonios y
nunca he tenido esa situación. Pienso que los conflictos entre los padres no
tienen por qué afectar a los hijos.
Otro conflicto de tu personaje fue el acoso hacia
Fabián (personaje interpretado por Denys Ramos). ¿Crees que el acoso de mujeres
hacia hombres es un tema invisibilizado socialmente?
Pues sí, es algo que ocurre. Hay personas de todo tipo.
Yo creo que hay muchas Reinas por ahí, pero como tú misma dices, la sociedad no
visibiliza lo suficiente este tipo de caso, casi siempre es al revés, es decir,
el acoso del hombre a la mujer. Esa actitud de Reina es drástica, caprichosa,
pero Mirtha no es así. Yo le aconsejo a ese tipo de mujeres que se llamen al
sentido común. Cuando las cosas no pueden ser, no pueden ser. Llamo a darse
cuenta y ser consecuente con las circunstancias de la vida el hombre no quiere
nada con ella, por qué insistir.
Sorprendió
a muchos verte este año en un vídeo clip difundido en El Paquete Semanal.
Cuéntanos sobre esa experiencia.
Ese vídeo, titulado Su misericordia, fue un llamado
que me hizo Abel Ramos, músico y director del coro infantil Cascabelitos, del
municipio Arroyo Naranjo. Él hizo la canción del vídeo clip, y yo estuve
participando con ellos en la parte teatral. Tengo muy buena amistad con él y,
además, nos une el amor de Cristo. Me había hablado sobre este video al
comienzo de la pandemia del COVID 19, cuando no se podía salir por la estricta
cuarentena, todo era muy difícil, pero yo le dije: “quiero estar ahí porque
si es para Dios es mi deber y deseo”. El vídeo fue un llamado a la
misericordia divina para todos los seres humanos ante el nuevo coronavirus. En
Dios estamos confiados de que, plaga no tocará nuestra morada y que Él tiene
cuidado de nosotros. Este era un vídeo que yo no me podía perder, tenía que
estar ahí.
Has
mencionado tu fe. ¿Cómo llegaste a ese camino espiritual?
Tenía la necesidad de creer en algo, era un vacío que
tenía. Hubo muchas ofertas para mí, por ejemplo: tuve una vecina muy simpática
y carismática que me incitaba a abrazar la santería, porque eso era lo que me
iba a dar éxito y demás, y yo le dije: “Bueno, tú me hablas de éxito y de prosperidad,
pero ¿la paz quién me la da?”. No me convencía.
Por otra parte, tenía una tía espiritista, y a mí me
gustaba pensar que uno podía comunicarse con el más allá. Pero no fue sino
mucho después que encontré esa verdad que te lleva por un camino de justicia,
de amor y de servicio.
Nosotros vivíamos en San Miguel del Padrón, La Habana,
y yo le decía a mi esposo: tenemos que mudarnos para un lugar donde haya una
Iglesia cristiana, porque eso es lo más sano; ese era un deseo también de mi
esposo, y Dios nos escuchó. Cuando llegamos a este lugar había un movimiento
muy grande de iglesias cristianas con los niños. Se hacían encuentros donde los
niños representaban a través de obras teatrales, conflictos que vivían en su
cotidianeidad e invitaban a los padres a ver esa obra.
Mi niña, Rocío, estaba en esa edad de 9 a 10 años y
enseguida se vinculó a eso, y allá fui yo a ver la obra y me enamoró, me
cautivó y me sedujo la idea. Los proyectos comunitarios me gustan, el llevar un
bien, un valor moral a los niños. Ahí fue donde empecé a conocer a Dios, a saber,
quién es Dios.
Si no tienes fe, por las buenas obras no vamos a ser
salvos. Todo eso lo aprendí a partir de que llegué al nuevo reparto. Me
invitaron a la Iglesia y comencé a vincularme con ellos. Actualmente formo
parte de esa Iglesia y estoy bautizada y quiero servir a Cristo con todo mi
corazón en lo que haga falta, en lo que sea necesario; yo le digo: he me aquí
envíame a mí.
Nuevos
planes, proyectos que tengas… háblanos de esto, por favor.
Tengo en planes actuar en una telenovela que se llama Asuntos
Pendientes donde, precisamente, combato este conflicto social de una madre
que no quiere que su niño vea a su padre, y estoy ahí aconsejando a otro
personaje sobre ese asunto. El mío es un personaje que todavía estoy leyendo,
no puedo hablar mucho de él, tan sólo he leído ocho capítulos, pero por ahí va
una de sus aristas.
Tengo un proyecto infantil que es un monólogo
unipersonal, son como seis personajes con marionetas de mesa. Me tiene muy
entusiasmada.
PIES DE FOTO :Foto 1: Su interpretación en Juicio y condena pública
de Charlotte Corday, dirigida por Rubén Sicilia, la hizo merecedora del Premio
Terry 2009. Foto de Jesús Camejo. Fotos 2, 3, 4: Reina, el personaje de Mirtha
Lilia Pedro en la novela El rostro de los días, visibilizó el acoso de mujeres
hacia hombres, un tema marginado mediáticamente según mi opinión.