Repaso a las “Treinta preguntas sobre libertad religiosa
en Cuba”.
Pregunta 1. ¿Por qué mantiene tal Oficina si
no le compete (al Partido Comunista de Cuba) como poder político definir quién
debe o no creer, o cómo se debe creer?
Inaudito que una Oficina de un partido político en
algún país del mundo se dedique a dirimir, permitiendo o restringiendo, todo lo
relacionado a la vida religiosa de tal nación. Que este partido sea precisamente
comunista (y por ende con una concepción ateísta del mundo) resulta todavía más
absurdo. Pero tales países existen y uno de ellos lamentablemente es Cuba, y
tal Partido se abroga en ella no solo el derecho de dirimir en el ámbito
religioso sino en todo lo que se haga o deje de hacer nacionalmente en
cualquier área. El resto de los partidos políticos están condenados a la
ilegalidad y sus adeptos son objeto de hostilidades pues la discrepancia
política está penalizada. En proceso de manipulación de masas en 2003 se llegó
al extremo de reformar la constitución declarando el Estado Socialista como
eterno e irreversible.
Caridad Diego Bello, actual Jefa de la Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos. Al fondo la foto del ¨dios¨ y la religión cuyos asuntos realmente representa. |
Sería lógico que solo el Ministerio de Justicia,
dando por sentada una separación de poderes, inexistente en Cuba, incluyera un
registro de asociaciones religiosas, abierto a la incorporación o disolución
constante de instituciones regidas por una justa Ley de Culto (que también
brilla por su ausencia en Cuba). Tal Registro de Asociaciones, heredado de la
época republicana, existe, pero supeditado por completo a lo que decida la
oficina especial dedicada a la religión del partido único que es la que tiene
la potestad final acerca de cualquier asunto de la arena religiosa nacional.
La Oficina de Atención a los Asuntos Religiosos
del Comité Central del Partido Comunista de Cuba se encuentra en la cúspide
misma del poder de la que emanan todas las orientaciones respecto a cómo debe
procederse respecto a cualquier grupo religioso o individuo que decida ejercer
su fe, sea la que fuere. Acorde a la estructura piramidal del Estado cubano en
cada instancia provincial o municipal del Partido Comunista existen réplicas de
la Oficina principal, articulándose una red que extiende los tentáculos del ¨más alto nivel¨ a todos los niveles, presionando,
manipulando y/o chantajeando a los grupos religiosos históricamente heredados;
y conteniendo, confrontando o eliminando a los nuevos movimientos
religiosos, todo en función de los intereses políticos de mantener intactos los
más altos estamentos del poder. Cuánto cuesta al presupuesto nacional mantener
esta superestructura dedicada a violar las libertades religiosas es algo que no
sabemos pero que suponemos elevadísima, especialmente si añadimos a ella la red
oculta de agentes de la ¨seguridad del
Estado¨ especializados en la faceta religiosa.
A pesar de lo evidente que resulta el entuerto de
esta Oficina y de las críticas que durante años se han realizado desde todas
las direcciones a esta estructura violadora de derechos humanos tan
fundamentales como lo son los relacionados con la libertad religiosa; como
ilógico e injusto resulta el Partido Único en el que se enmarca; tanto el
Partido como su especializada Oficina continúan hasta hoy mancillando la vida
religiosa y en general de los cubanos. Constituyen un peso que la más alta
jefatura de la nación necesita para intentar mantener intacto el avasallamiento
al que se condena a los ciudadanos, y por ende perpetuar su primacía. Más allá
de las personas que operan en cualquier triste posición de esta maquinaria de
violación de libertad religiosa la estructura resulta totalmente repudiable y
hasta el día en que se anuncie su derogación no se podrá comenzar a hablar de
nuevos tiempos de auténtico respeto a la libertad religiosa, mientras tanto
constituirá una ironía. Entre tanto solo queda denunciar toda clase de
violaciones que emanan como consecuencia lógica del sostén, no en vano, sino
con tales precisos propósitos de esta Oficina ¨que sobra y que nunca debió estar¨.
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