Había que quitar el cuadro de la sala. No porque fuera muy grande o porque
quizás ya estaba un poco viejo por el tiempo que llevaba en ese lugar. La
bisabuela lo colocó hacía muchos años atrás y allí se mantenía a pesar de los
años, resistiendo la pátina del tiempo. Era como una reliquia para toda la
familia y como eso era venerado: con la imagen de ese cuadro se conversaba y se
le pedía, y el Sagrado Corazón de Jesús les miraba benevolente.
Pero ahora, tener ese cuadro en medio de la sala era un verdadero problema.
Ernesto había entrado en el Partido y su hijo estaba siendo procesado para la
Juventud Comunista, y el "dúo" podía venir a visitar la casa en
cualquier momento...
El pueblo cubano siempre había sido un pueblo mayoritariamente
religioso. No sólo profesaba la religión católica, sino también otras. Estaba
presente, además, el sincretismo. De una forma u otra, todos creíamos.
Imagen gigante del Sagrado Corazón de Jesús
que se puso en la
Biblioteca Nacional,
Plaza de la Revolución, Cuba
en ocasión de la visita del
Papa (1998)
|
El artífice de la ingeniería social del siglo XX había decretado que
"la religión era el opio de los pueblos" y que debía ser erradicada
allí donde imperara la dictadura del proletariado. A esa tarea había que darse.
Y se dieron.
Muchos sacerdotes tuvieron que marcharse, las iglesias quedaron casi
vacías, en las planillas donde se ofrecía empleo aparecía una pregunta
obligatoria e intranquilizante: ¿Tiene usted creencias religiosas?
Quizás los más perseguidos fueron los religiosos de la secta Testigos
de Jehová, aunque ninguna creencia religiosa escapó por entero al acoso. Algún
día quizás los Testigos puedan escribir y publicar su historia de esos tiempos.
Leeremos cosas dramáticas e inconcebibles de extremismo y persecución.
Las fiestas y conmemoraciones religiosas fueron también condenadas al
ostracismo. Cientos de miles de personas tuvieron que esconder su fe y su
libertad para creer, para poder trabajar y mantener a sus familias. Esa
situación duró décadas enteras.
Pero un día, ¡maravillas de la dialéctica!, lo anterior cambió: era
posible ser religioso y miembro del Partido Comunista.
¿Y los sufrimientos? ¿Y el acoso? ¿Y la marginación?
Olviden todo eso, se ha decretado borrón y cuenta nueva. Cuál fue la
realidad que obligó a esa metamorfosis, alguna vez también la sabremos en toda
su crudeza.
* Abogado, economista, profesor, ensayista y politólogo. Dirige la
Asociación Jurídica Cubana. Reside en La Habana, Cuba.
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