La
Habana, 30 de Enero del 2013.- El
Maligno no tiene que esforzarse en los expendios de ron o en el Gobierno porque
allí la gente se condena sola, pero trabaja arduamente en las iglesias:
Cuando
Cristo fundó su Iglesia, el Diablo inmediatamente creó las camarillas de
sacristía que se disputan el poder. Tienta a todos, como a Cristo,
ofreciéndonos mandar al Mundo.
Mal
antiguo narrado en Hechos de los Apóstoles, del que ninguna iglesia puede
declararse libre, solamente tendrá remedio cuando regrese el Señor a buscar a
los suyos.
Mal
que será más destructivo en la medida en que el pastor le permita apoderarse de
su comunidad, al desentenderse de los problemas o no saber desalentar chismes,
intrigas y adulaciones.
En
las comunidades católicas cierto número de señoras devotas disputan por
gobernarlas o simplemente por figurar, a veces el único premio al que aspiran
es distinguirse en esa esfera social y echar discursos, para compensar
frustraciones privadas.
En
las evangélicas (y en ciertas asociaciones caritativas católicas) hay premios
más suculentos -donativos de ropa, viajes al extranjero, manejo de donaciones
en dólares- y los ministerios son acaparados por codiciosos o distribuidos por
el pastor entre su esposa, hijos e instrumentos peleles.
"Pueblo pequeño infierno grande"; no
importa que el mando y los honores en disputa parezcan ridículos, la diferencia
con una corte medieval es que no se asesina con puñal o veneno sino que se
envenena con calumnia, se intriga y hacen desplantes al contrincante para que
se marche; la asesinada es la paz y fraternidad que deberían reinar.
Incluso
muchas de éstas personas no son malas,
sino ignorantes que se creen súper-cristianos
y que ambicionando pompas y glorias se irán derechito al cielo, mientras
sirven de piedras de tropiezo a todos.
La
omnipresente policía política aprovecha estos métodos para dividir y colocar en
la dirección de las iglesias a sus delatores, títeres y -en casos de autoridad
importante- a sus agentes. Procura reclutar desde la devota anciana chivata, a
quien encarga vigilar o calumniar al disidente político, hasta a pastores y,
¿por qué no?, ¡tanto mejor!, obispos.
Un
ejemplo de esta labor es la parroquia de La Medalla Milagrosa, regida por
señoras comunistas (conversas, pero no tanto como para dejar de militar en el
Partido y no participar, como participaron cuatro, en un mitin contra las Damas
de Blanco) ellas son las manos, ojos y oídos del párroco.
En
otras comunidades y asociaciones católicas, las comunistas, educadas para el
activismo social, la burocracia y el
arribismo, ocupan posiciones de dirigencia, con adaptar un tanto el discurso. Y
no faltan conversas sinceras, pero dañan
sus métodos y hábitos de pensamiento.
Para
controlar a una asociación, siempre la policía política procura controlar a la
dirección de ésta: Son los que mandan y es más fácil espiar y chantajear o
tener como agentes a un grupo que a todos los miembros de la asociación.
Las
camarillas suelen ser inestables, sus miembros chocan por el mando, y por
gusto, dado lo nocivo de sus personalidades, salvo que un líder se alce con el
poder absoluto, lo cual puede ser un síntoma de control por la Seguridad del
Estado, que logra que su elegido sea líder indiscutible al convertirlo en
dispensador de favores y prebendas para los demás.
Collera Vento honrado por lo masones cubanos |
El
éxito fue devastador en la masonería con
la colocación como Gran Maestro dictatorial del agente José
Manuel Collera Vento, quien corrompió la asociación y hasta para
reparaciones del Gran Templo Nacional Masónico negoció contratos por grandes sumas
con el Estado, de quien era sirviente.
En
la Convención
Bautista de Cuba Occidental, en el 2012, los dirigentes ejecutivos
procuraron reformar la legislación que rige a esa confederación de iglesias
para abolir lo que sobrevive de autonomía de cada iglesia y de la Asamblea,
para legalizar su dictadura.
No
tuvieron éxito ante la Asamblea -tal vez
alertada por denuncia periodística del reverendo José Carlos Pérez y de
quien escribe- pero, pese al escandaloso
intento de "golpe de estado", la
Asamblea los ratificó en sus puestos. Ya volverán a la carga y, entre
tanto, ejecutan en la práctica gran parte de lo que no lograron legalizar.
Allí
y en la Masonería existen desde hace mucho acuerdos en la cúpula con listados
de quienes van a turnarse en la dirección durante los próximos diez años -en la
Masonería lo hacían bajo cuerda hasta 1999 en que lo oficializaron, el agente
Collera Vento asumió el máximo cargo en el año 2000 y pese a su reciente
expulsión por traidor y fomentar la irregularidad podría regresar en el 2014.
Similar
reforma de los Estatutos ocurrió en la Masonería para fortalecer el poder
ejecutivo pocos años antes de otorgárselo al traidor Collera Vento. Y en las
iglesias, obispos y autoridades religiosas funcionan como represores del
pensamiento y la disidencia, haciéndole el trabajo a la Seguridad del Estado.
Ejemplo,
la represión del reverendo Yordi
A. Toranzo por el obispo metodista de Cuba, Pereira -Algún día saldrá a la
luz cuántas autoridades de otras
iglesias están en la nómina de la Seguridad del Estado o son sus asustados instrumentos.
Hoy,
sus actuaciones en la propaganda política del Régimen permiten sospechar de
algunos, particularmente de los obispos católicos Monseñor Carlos Manuel de Céspedes y Monseñor
Jaime Ortega, cuyo reiterado obrar impide otorgarles el beneficio de la duda
razonable.
Las
denominaciones y las caras varían, el discurso es gemelo:
Ambigüedad,
argumentación de que salvan a la iglesia de la política porque debe ser
apolítica y de que obtienen del Gobierno "espacio para evangelizar" -justificando así que "la salvan" arrastrándola a
servir la política del Gobierno- y ninguna solidaridad con "los que sufren
por hambre y sed de justicia".
Desde
Dioclesiano a Adolfo Hitler (y no iba a ser diferente bajo los Castro) ningún
apostata dijo jamás: "Voy a apostatar por miedo o conveniencia" sino "Hay que ser realista: No podemos hacer
otra cosa para que el poder no extinga a la Iglesia".