Por Viviana Pérez Rivas.
El Partido Comunista de Cuba (PCC) sucumbió hoy ante la exigencia de dos
activistas LGBTI progubernamentales al cancelar el contrato del grupo Los
Parchís en la provincia de Matanzas, al este de la isla.
Los lobistas Yadiel Cepero y Yoelkis Torres, entregaron en la mañana del
6 de agosto una carta en la que afirmaban que el grupo teatral infantil
desplegaba una “campaña de evangelización”
durante sus espectáculos habituales en espacios de las empresas Artex y
Palmares en Matanzas.
La misiva iba acompañada con un dossier de imágenes impresas sobre el
trabajo de Los Parchís y un DVD con videos y fotos de sus presentaciones, lo
cual denota una larga vigilancia sobre el grupo.
Ahora están en la calle
En la oficina del PCC los activistas Cepero y Torres solicitaron ser
atendidos por Boris Luis Guerrero, Jefe del Departamento Ideológico del PCC
Provincial, quien los recibió en su oficina, según contó Cepero a la agencia de
izquierda IPS.
“Los ideólogos del Partido
Comunista (único legal en la isla) son frecuentemente reconocidos como los
principales censores en el país. De manera que la idea de entrevistarse
directamente con Guerrero revela la voluntad expresa de censurar”, dijo una
fuente de la televisión local que pidió anonimato por represalias en su
trabajo.
Aunque el propio Guerrero dijo a los autores que la misiva era mejor
dirigirla al departamento de Cultura Provincial, los activistas LGBTI
insistieron en que Cuba vive un “auge del
movimiento fundamentalista cristiano” y que se habían reunido “con el diputado de la Asamblea Nacional
Cuba Oden Marichal”, quien está al frente del oficialista Consejo de
Iglesias de Cuba.
Tras la reunión el comisario político comunicó a los activistas “que debían tener ‘confianza plena en el
PCC’, que el asunto sería tratado y habría una respuesta”, relató la nota
de IPS.
Con la cancelación de los contratos solicitados por los Torres y Cepero
“no sólo se vulneran los derechos
laborales pactados previamente a través del Centro de la Música Rafael
Somavilla, al que pertenecían Los Parchís, sino que además, deja sin empleo a
dos de los integrantes del grupo que trabajaban profesionalmente en las artes
escénicas”, comentó un funcionario de la Unión de Escritores y Artistas
(UNEAC) en Matanzas.
“Esto deja en la calle y sin
ingresos a las personas que trabajan arduamente en el proyecto”, expresó la
fuente, cercana al Centro de la Música. "Yo creo que quienes redactaron la carta no pensaron en las familias y
las personas involucradas”.
“Omar González, quien lidera el
grupo, lleva 33 años trabajando en el Centro de la Música, es un dramaturgo,
actor e instructor de arte de prestigio y consagrado al arte”, explicó
Norma Aguilera, miembro del colectivo teatral. “Y ahora está en la calle”.
Piden censura
La misiva que exigía la censura del espectáculo de actores evangélicos
señaló que el domingo 16 de junio, Día de los Padres, el grupo de payasos Los
Parchís comenzó a trabajar en la comunidad de Triunvirato, del municipio
matancero Limonar.
Desde entonces se han presentado cada sábado en el centro recreativo “Los Cocos”, de la empresa Artex. El
grupo tenía contratos durante el verano para presentarse en los 15
establecimientos de esa empresa propiedad del Estado cubano, en Matanzas.
El grupo tiene como eslogan “Vencedores
en Cristo”, y aparece en el pendón que los promociona. Según consta en su
perfil de la red social Facebook Los Parchís Cuba se han presentado de la mano
de Artex y Palmares, en la calle Narváez, el Complejo Bellamar, el Café Caribe,
las Cuevas de Bellamar y la piscina de Brisas del Mar (donde tienen
presentación habitual cada sábado a las 2:00pm), en la Cueva de Saturno y el
aeropuerto internacional Juan Gualberto Gómez, de Varadero.
“Somos el único grupo infantil
representado por el Centro, de manera que nos contactan muchas instituciones
para presentar actividades para niños”, dijo a ACTUALL Norma Aguilera, del
colectivo teatral.
La carta de Cepero y Torres asegura que “cada una de estas presentaciones” son “actos de evangelización”, por el uso de “canciones cristianas, frases
y juegos en los que niños y niñas” participan.
“El centro Los Cocos es un espacio
abierto, gratuito. Los padres pueden optar por ir al espectáculo o no”,
refirió la joven artista Norma Aguilera, que estudia en la universidad al igual
que otro de los cuatro integrantes de Los Parchís.
Los activistas LGBTI se quejaron en la carta de que en un acto de magia,
los payasos “queman un periódico Granma
[del Partido Comunista] para luego hacerlo aparecer con la frase ‘Cuba para
Cristo’”.
Para los activistas LGBTI son intolerables las “críticas a la realidad económica que vive el país“, que vive
cíclicamente crisis de desabastecimiento y cuyo comercio interior en divisas
está en manos del conglomerado militar Gaesa.
A juicio de Cepero y Torres, “los
hechos son violatorios del artículo 15 de la Constitución de la República de
Cuba que establece que el Estado cubano es laico y las instituciones religiosas
y asociaciones fraternales están separadas del Estado. Además, violan el
artículo 57 de la carta magna que establece el derecho de toda persona a
profesar o no creencias religiosas, con el debido respeto a las demás”.
El periodista cubano-americano Leónides Pentón recordó en su cuenta de
FB que “Cuba es un Estado laico, no una
sociedad laica”, y agregó: “Ahora
resulta que, como los indios confundieron al jinete con el caballo, pensando
que tanto al jinete como el caballo era un solo animal, también se confunde que
el Estado y la sociedad son una misma cosa y por lo tanto, que una fábrica de
fideos es una parte constitutiva de lo que es el Estado o que un centro
comercial también lo es o, que un centro cultural sea parte indisoluble de lo
que es el Estado de una nación.”
“Subidos en esa idea, los
activistas homosexuales piden que el Estado prohíba, que censure, la
participación de los artistas escénicos en actividades recreativas de
instituciones que existen en el país. Esos espacios o centros culturales,
aunque no sean de propiedad privada, no se pueden confundir con organismos
estatales o gubernamentales, porque una cosa es el gobierno y otra cosa es un
espacio social”, posteó.
La fuente de la UNEAC recordó que en Cuba la inmensa mayoría de centros
recreativos donde pudieran presentarse grupos para niños pertenecen al Estado, “entonces, ¿dónde se pueden presentar
profesionalmente Los Parchís? Invocar esos artículos es, a todas luces, una
manera de censurar al grupo por la creencia que profesan y expresan en su
trabajo”.
¿Una nueva ola contra la cristiandad?
“Con muy mala voluntad se pretende
impedir que los cristianos ejerzan su derecho a la libertad religiosa, expresar
su fe públicamente, y gozar de todas las instituciones existentes en el país. Y
esa es una prerrogativa del hecho de ser ciudadano de un país como lo son
tantos evangélicos en Cuba”, escribió en FB Leónides Pentón.
“La misiva enviada a las
autoridades de Matanzas por dos activistas en contra del quehacer de este grupo
teatral es un atentado a la libertad religiosa y a la unidad de la nación”,
continuó.
El reportero de la Agencia Independiente de Periodismo Continental
explicó que no es plausible tratar de dividir al pueblo, “pidiendo que se quiten libertades consustanciales a ciudadanos mientras
quienes escriben tal carta gozan de todas las facilidades para realizar
actividades en las calles e instituciones oficiales, subvencionadas con dinero
del propio Estado vía el Ministerio de Salud Pública”.
El gobierno cubano, a través de la hija del ex dictador Raúl Castro,
organiza campañas en las calles para activistas LGBTI y acceden a los medios de
comunicación ampliamente. Todo esto es negado a otros grupos sociales como los
opositores políticos, el creciente movimiento animalista e incluso las
iglesias.
“Espero que esta carta no sea el
principio de una nueva ola anticristiana como la de los años 60. Ahora sería
aún más vergonzosa pues es un sector de la sociedad civil, activistas LGBTI
radicalizados como Yaudel Cepero, quienes piden la represión contra quienes son
diferentes”, dijo Pentón en referencia a los inicios de la Revolución
Cubana, cuando los cristianos tenían prohibido aparecer en medios de
comunicación, acceder a cargos o escenarios públicos y optar por ciertas
carreras universitarias.
“Estos son tiempos de unidad y son
tiempos para que se deje a un lado todo tipo de división, porque Cuba es de
todos los cubanos y cada uno, con sus diferentes creencias, debe encontrar las
facilidades para expresar su fe”, concluyó.
Cepero y Torres acusaron de “supremacista”
el mensaje de Los Parchís porque los actores, evangélicos todos, creen que “Cristo es mejor que todos” y lo comparan
“con superhéroes y personajes populares”.
La carta solicita supervisión en las “futuras presentaciones y se cancelen las que respondan a labores
evangelizadoras o sean irrespetuosas de los derechos de terceras personas. Es
necesario, además, notificar de lo ocurrido a la gerencia nacional de la Empresa
Extra hotelera Palmares y Artex, para identificar cualquier otro proyecto que
en el país pueda tener un comportamiento similar al de Los Parchís”.
Carta que defiende el “proyecto socialista cubano”: de la teoría de la conspiración a la
censura
En referencia al casi un cuarto de millón de personas que pertenece a
grandes iglesias evangélicas, los activistas LGBTI escribieron en la misiva: “es un movimiento político ultraconservador
que disputa el proyecto socialista cubano, en tanto pretende la restauración
del capitalismo desde una matriz neoliberal, misógina, patriarcal y
desconocedora de los derechos humanos”.
“Si asisten a Los Cocos tanto el
público como quienes allí trabajan, desde los Djs hasta los directivos, darán
una excelente opinión de nuestro trabajo”, afirmó la actriz Nora Aguilera.
La carta insiste en que la presencia de cristianos “en espacios comunitarios ofreciendo sentidos de vida, redes de apoyo,
alternativas recreativas y de socialización, así como solventando carencias
económicas les facilita crecer en membresía e incidir en espacios de toma de
decisión”.
Tanto Cepero como Torres celebran y participan en talleres patrocinados
por el Partido Comunista y entidades satélites como el Centro Nacional de
Educación Sexual, liderado por Mariela Castro, sobrina del fallecido dictador
Fidel Castro. Ambos también se convirtieron en promotores desde las redes
sociales de la nueva constitución de 2019 cuyo pilar fundamental era el
apotegma “solo en el socialismo y en el
comunismo el ser humano alcanza su dignidad plena”.
En el muro de FB de la agencia de prensa IPS, Cepero aseguró: “estamos denunciando los vínculos de trabajo
de un grupo de payasos evangélicos con entidades estatales”; a lo que un
internauta cuyo comentario fue borrado después contestó: “cuidado con la discriminación por motivos de creencia religiosa; cada
quien trabaja con su conciencia, de manera que no puedes censurar a los
artistas porque sean creyentes. La satanización del pensamiento divergente es
el principio del totalitarismo”.
El profesor de la Universidad de La Habana, Gilberto Conill, hoy
residente en Miami, contestó a Cepero en ese mismo post: “los espacios no son estatales son públicos le pertenecen a tod@s.
Ellos tienen derecho a evangelizar en espacios públicos, con organización y de
acuerdo a la cosa pública. A quien no le guste que no vayan. Más proselitismo
que el PCC no ha hecho nadie. Aspiro y anhelo una sociedad donde se garantice
la democracia, las libertades, y derechos civiles y políticos, por tanto la
libertad religiosa no debe ser una excepción.”
A finales de mayo varios espacios culturales controlados por el Estado y
calles de la ciudad de Matanzas, presentaron piezas teatrales, exposiciones
fotográficas, filmes de temática LGBTI y performance trans en lo que se
denominó Festival de Teatro Rosa.
Denunciemos lo mal hecho, no los deseos de educar
Los Parchís dieron a conocer este 8 de agosto un comunicado a raíz de
los ataques a su desempeño actoral. Unas horas después conocerían que las
autoridades provinciales cancelaron sus contratos. Quedaron desempleados.
“No se puede cuestionar ni el
trabajo ni el esfuerzo de nuestro grupo de payasos por una apreciación personal
o peor aún por un criterio infundado en
argumentos que nadan tienen que ver con el movimiento LGBTI”, comenzó.
“El trabajo de nuestro proyecto”
ha contribuido “al cultivo de los buenos
modales y valores de esta sociedad, por medio de la fe en Dios. En ninguno de
los espectáculos se ha ofendido al movimiento LGBTI, ni considero que
represente una amenaza para ellos”, aseguró.
“Lo que sí creemos es que el
propósito de esta publicación es una especie de represalia en contra de la
iglesia” añadieron. “Presumimos de
libertad de credo y hablar de Dios no es un delito como tampoco lo es hablar o
profesar otras religiones como las afrocubanas, sin embargo nadie ha hecho una
campaña mediática porque tiene que oír y ver en televisión, radio, prensa o en
cualquier otro centro estatal manifestaciones de este credo”.
“No es de cubanos, al menos eso es
lo que hemos aprendido, alcanzar objetivos pasando por encima del buen trabajo
de los demás. Aprendamos a ser triunfadores por nuestros propios méritos.
Denunciemos lo mal hecho, el crimen; no los deseos de hacer, de crear, de
educar”, finalizó.
Nota del
Editor: El presente artículo fue recibido por correo electrónico, solicitando
fuera publicado en el Blog Religión en Revolución. Hemos incluido algunas fotos
de la cuenta de Instagram del grupo Los Parchís. El Blog Religión en Revolución
publica los artículos o post con apego a la libertad de expresión y asumiendo
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