agosto 28, 2019

Robo y profanación en la Capilla de Nuestra Señora de la Guardia, en Luyanó, Ciudad de la Habana.


Según los fieles, el hecho lo facilitó la falta del portón  que destruyo el tornado en enero, de vigilancia policial en las calles y el que jamás la Policía atrapa a los ladrones y profanadores de templos y de tumbas.
Por Jaime Leygonier.
La Habana, 28 de agosto, 2018. /Del sagrario de la capilla de Nuestra Señora de la Guardia, robaron  el copón que contenía las hostias consagradas, las cuales echaron dentro de otro copón y algunas al suelo, según descubrieron los encargados del Templo en la mañana del domingo 25 de agosto.
Los profanadores forzaron para entrar las tablas clavadas al marco del portón desde que lo destruyera el tornado del 27 de enero pasado, cuando también derrumbó el campanario.
El templo se encuentra en la calle Nuestra Sra. de Regla esquina a Rodríguez, Luyanó, pertenece a la parroquia de El Buen Pastor de Jesús del Monte y es más conocida como “Las esclavas”, por la orden de monjas que radicaban allí y la abandonaron cuando la persecución de 1959.
Hace esquina y su portón, en la fachada de la calle frente al Hospital Materno de Luyanó, antiguo “Hijas de Galicia, es visible desde unos cien metros de esa calle y de la calle Rodríguez.
El párroco fray Gabriel Ávila, mercedario mexicano lo reportó a la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) cuyos técnicos acudieron, tomaron huellas y usaron un perro de rastreo.
Informó a los fieles que debido a la profanación no podrán celebrarse misas en ese templo hasta efectuar un acto de reparación a Jesucristo e invito para el mismo, a las 6 de la tarde del siguiente sábado, 31 de agosto.
Anunció que debido a la inseguridad de evitar la repetición de este sacrilegio, en lo adelante no conservará el Santísimo Sacramento (hostias consagradas) en las capillas a su cargo, de La Guardia y de la Caridad, sino que consagrará las que se consumirían en cada misa.
Capilla de Nuestra Señora de la Guardia
A fines de la década de 1990, similar robo y profanación ocurrió en la vecina Parroquia de la Medalla Milagrosa, de día, con el templo abierto, a la vista de una señora que oraba. Horas después vieron regresar al joven ladrón y devolver las hostias arrojándolas al sagrario y huir.
Las hostias son delgadas obleas de pan de forma circular y los católicos creemos en la presencia real de Jesucristo en el pan y el vino consagrados durante la misa, según sus palabras durante la Última Cena:
“Tomen y coman todos de él, este es mi cuerpo/… /tomen y beban todos de él, esta es mi sangre/…/ Hagan esto en memoria mía, hasta que vuelva”.
Estas hostias consagradas o Santísimo Sacramento, se conservan en el sagrario, semejanza del Santo de los Santos del Templo de Jerusalén.
Según opinan fieles, el hecho lo facilitó la falta del portón, de vigilancia policial en las calles y el que jamás la Policía atrapa a los ladrones y profanadores de templos y de tumbas.
Y el móvil pudo deberse a la leyenda popular de que los copones y cálices son de oro o plata. Puesto que no robaron los ventiladores, como ocurre en los robos a templos de todas las denominaciones, el móvil pudo ser el valor de estos vasos para algunos practicantes de religiones afro-cubanas, quienes pagan por esos copones o por hostias robadas.

No hay comentarios: