En mi Post anterior: "Celebraciones
recuperadas", hice alusión a
las concesiones que el régimen cubano ha otorgado a la Iglesia Católica
referente a las celebraciones de la Navidad y el Viernes Santo, este último,
aunque calificado y adoptado así por los católicos, es tomado como referencia
por muchos cristianos en el mundo para recordar todo el calvario sufrido por
Jesús en su trayecto por la Vía dolorosa y su deceso en la Cruz; particularmente celebro tanto el nacimiento
de Cristo, como su muerte y resurrección. Creo firmemente que estos tres
sucesos marcan nuestra fe y por supuesto la misión o el ministerio del Mesías
entre los hombres.
Creo además que cada concesión que la Dictadura conceda para su propia
supervivencia, aunque sin lugar a dudas "migajas" para las iglesias, son también elementos que van
mostrando su creciente y progresivo deterioro y su ya notable incapacidad de
decir no a temas que décadas atrás dominaba y sobre los cuales ejercía su poder
"absoluto" y arbitrario. De
cualquier modo en mi anterior artículo dejé muy claro lo que realmente era mi
objetivo y era precisamente demostrar que en otros puntos todavía los
gobernantes cubanos se abstienen de dar una respuesta, entre ellos permitir la
reapertura o la apertura de colegios religiosos, el otorgamiento de espacios
radiales y televisivos; y añado la
libertad genuina de reunión y convocatoria, la libertad de credo y el respeto a
la autonomía de los diferentes cuerpos de creyentes, eliminando la intromisión
abierta y descarada en los asuntos internos de las iglesias y la manipulación
del liderazgo de las mismas.
El Gobierno cubano ha creado una nueva forma de penetración y manipulación,
a la que el pastor Mario Félix ha llamado: "el abrazo de la muerte", donde las relaciones iglesia-estado
aparentan ir de bien a mejor. Esto de conceder pequeñas demandas, dejar correr
el cordel hasta cierto límite, ofrecer prebendas y privilegios, facilita al
Régimen un poco del vital oxígeno que tanto necesita para su supervivencia y le
garantiza, como ya dije, un control más cómodo sobre las iglesias; de esta
manera, la construcción o reparación de
templos, los permisos para crear nuevas iglesias, las facilidades para la
adquisición de medios de transporte, las autorizaciones de salida al exterior a
líderes y las visas especiales para extranjeros, entre otros, forman parte del
"respetuoso chantaje" que
el poder gubernamental ejerce sobre el poder eclesial. El fatídico abrazo favorece a los dictadores y
ennegrece la imagen de Cristo en el demacrado rostro de la iglesia cubana.
Estoy segura que estas celebraciones
que el pueblo creyente ha recuperado y que, repito, la debilidad actual del régimen
y no su comprensión o afecto hacia el cristianismo, le obligó a conceder,
llevan en sí una alta cuota de entreguismo
y servilismo por parte de las altas esferas católicas del país, lo vimos bien
claro en las desafortunadas declaraciones
del Cardenal Jaime Ortega durante su viaje a los Estados Unidos, con
respecto a los disidentes que ocuparon los templos en los días previos a la
visita de Benedicto XVI. El Cardenal se ha apropiado del lenguaje mezquino,
ofensivo y siempre desacreditador del régimen lo que me hace pensar que ha
estado recibiendo últimamente algunas lecciones y que se ha convertido en un
estudiante aventajado. Este es el costo de los días feriados.
Solo espero que la verdadera iglesia, el auténtico rebaño que el Buen
Pastor conoce, huya de las garras que pretenden en un abrazo ahogarla hasta la
muerte. Es preciso comenzar a
despojarnos de todo interés material y humano y enunciar en nuestro discurso cotidiano la verdad,
denunciando la condición triste de la realidad cubana, sin ambigüedades, ni
falsetes. Llamar por su nombre al pecado de quienes nos mal gobiernan desde
hace ya muchas décadas y denunciar también a "la Gran Ramera", esa que se sienta junto a los poderosos de
este mundo (país) y cede los legados divinos por las ganancias superfluas de
esta vida. El pacto entre los reyes
tiránicos del país y sus nuevos aduladores no prosperará, porque no
habrá obra maligna que Dios permita siga afectando y subyugando a nuestra
patria y muy especialmente a sus hijos; así, sin temor ninguno y con toda
certeza, lo declaro.
*Profesora en el Seminario Teológico Bautista Luis Manuel González Peña
.Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad de la Habana y
Master en Teología por el Seminario Evangélico Los Pinos Nuevos y por la
Facultad Latinoamericana de Estudios Teológicos (FLET, hoy Laurel
University).Apoya el trabajo profético de su esposo el pastor Mario Félix
Lleonart y ha publicado en diversos sitios digitales tales como Religión en Revolución
y Conexión cubana.
1 comentario:
Una fe sin obras está muerta y la principal obre de una fe es confortar al pueblo de Dios y dirigirlo por caminos de amor y de justicia.
La jerarquía católica cubana ha muerto porque abandona la razón de su existencia, sus fieles, y se alia a quienes los oprimen.
Algún día los Ortegas tendrán que responder ante Dios por la traición y ya ahora debe la iglesia católica quedar vacía para que vean que los pueblos saben escoger a sus pastores/
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