Por: Miqueas De Roca.
Una voz que clama en "el DESTIERRO"
Un joven pastor evangélico, amigo mío, me contó las siguientes historias: la iglesia que él pastorea ha sido reconocida oficialmente por la Asociación a la que pertenece, pero los líderes actuales de su denominación no han encontrado los recursos necesarios para que sea reconocida por el Estado cubano.
Dicha congregación se reúne en una nave construida de tubos metálicos, paredes de cerca peerless y techo de planchas de zinc, en un terreno de las llamadas "áreas comunes"; que son terrenos que por no pertenecer a nadie no pueden ser ocupados por ningún particular, a no ser con la autorización del gobierno municipal, la cual parece no existir para las iglesias.
Pues bien, mi amigo, hace unos dos años presentó "todos los papeles" que les solicitaron las autoridades gubernamentales y después de varios meses de espera recibió la siguiente respuesta: "La Oficina de Asuntos Religiosos del ComitéCentral (OAR) no puede pronunciarse hasta que las oficinas de Planificación Física Municipales (PF) no se pronuncien."
Como a los tres meses de haber presentado sus papeles, la OAR envió un decreto a las iglesias en el que se informaba que en los locales donde funcionaban iglesias no se podía ni cambiar el color de las paredes sin el permiso estricto de ellos.
Foto a la derecha, feligreses de una Iglesia en Santiago de Cuba se congregan a la interperie y llevan sus asientos.
Así continuó pasando el tiempo y en diciembre pasado (2011) recibió un "advenimiento" de Planificación Física en el que se ordenaba "regresar el lugar a su estado original en 15 días, o el local sería destruido" Mi amigo se presentó, en compañía de dos diáconos de su congregación ante el director municipal de PF, el cual, aunque no era día de atención a la población, los atendió muy bien. Después de conversar un buen rato, el pastor presentó el siguiente argumento: "la OAR no nos reconoce oficialmente porque debe esperar a que PF se pronuncie, pero PF no está autorizada a legalizar el local o a venderme un terreno para construir un nuevo local, entonces… ¿a dónde tengo que ir? El director municipal de PF respondió: "no se preocupe pastor, ya hicimos por usted los que podíamos hacer, nos abstuvimos de multarlo y ahora yo voy a informar a Fiscalía Provincial (FP) para que ellos determinen."
Mi amigo regresó a su iglesia, pero en enero de 2012 recibió una nueva amenaza de multa, pero esta vez de la Oficina Municipal de la Vivienda (Vivienda). Allá volvió este buen pastor con uno de sus diáconos, pero esta vez no hubo argumento suficiente para evitar la multa. Ni el de encontrarse "en proceso de legalización", ni el de no existir un mecanismo legal, ni el del deseo de la iglesia de poner en regla su local. La respuesta de Vivienda fue: "FP nos informó de una ilegalidad, la cual nosotros verificamos y tienen que pagar la multa de de 500.00 pesos por la misma." Ante la pregunta de si podían apelar la multa, la solución establecida consiste en: (1) Pagar la multa; (2) Apelar al abogado de oficio que tiene Vivienda; pero la apelación no tiene lugar porque no hay una ley de culto, ni una a través de la cual se les pueda legalizar el local."
Mi amigo se sigue preguntando: "¿a dónde tengo que ir?" A pesar de que Esteban Lazo afirmó, en una reunión con los líderes religiosos de la Isla, que "es bueno que se sepa que estamos unidos." De veras que no sé a quién están unidos, ni con qué propósito; lo que sí puedo asegurarles es que mi amigo y yo no entramos en su proyecto.
La pregunta de mi amigo continúa sin respuesta, y así siguen las cosas, en el siglo XXI, en la isla de los Castro.
1 comentario:
¿Unidos? ¿Unidos a qué o a quién?
Los que se pliegan al castrismo, se pliegan, se arrastran y se hacen esclavos del sistema.
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