Dentro de la religiosidad popular hay fe, pero una fe primaria, sin formación religiosa. La gran mayoría de esas personas se llama a sí mismas Católicas, pero reducen su pretendido catolicismo a una vivencia no comprometida (creencia en los santos, devociones y hasta varias supersticiones). La fe en ellos no los interpele a una verdadera conversión.
Son estos, toda una serie de personas que desean, buscan y participan de: bautismo, misas de difuntos, encienden velas y ponen flores a los santos, oraciones, medallas, escapularios, van a la Iglesia en Semana Santa, Navidad y el 8 de Septiembre, visitan a los santuarios populares. Tienen como común denominador una dependencia de lo divino, que restringe su libertad.
Así mismo poseen una gran dependencia de los “padrinos”, buscan respuestas rápidas, inmediatas y son compulsados a ello por el miedo, el temor al castigo, la inseguridad y el afán de conocer el futuro. Tienen un elevado por ciento de sugestión. Provienen en sus raíces de Andalucía: las procesiones, romerías y la devoción al Lázaro de la parábola.
Ocupa amplias zonas y estratos sociales en América Latina y precisan de una evangelización profunda, que en Cuba se ha dificultado producto de los cambios ocurridos tanto en la Iglesia como en el país, suscitados ambos en igual período (1959-1965). Por parte de la Iglesia el Concilio Vaticano II, que acentuó su Cristo centrismo y promovió la eliminación de imágenes.
De esa forma y por falta de educación religiosa muchas de estas personas dejaron de acudir .a los templos. El otro obstáculo fue producto de los cambios sociales en Cuba, que alejaron de los templos católicos a la mayoría de estas personas. En la actualidad, bautizan sus niños por tradición, superstición, pero se ignora la fe.
En Cuba ocurre lo que planteaba San Agustín: “Antes teníamos que buscar los paganos fuera de la Iglesia, pero hoy los tenemos dentro de ella”. ¿Sería preferible bautizar sólo mayores? El medio cubano no garantiza que el niño bautizado pueda seguir su crecimiento en la Fe. Algo similar ocurre con las misas de difuntos donde se ignoran todos los porqués.
También antes del 59 esta religiosidad se manifestaba preferentemente en los bautismos y primera comunión en busca de las fotos y hoy también, la solicitud de misas de difuntos y ostensible devoción al Sagrado Corazón de Jesús y la Virgen de la Caridad. Además de la participación en “velorios de santos”.
Gran parte de la religiosidad popular se expresa a través del Sincretismo Religioso, que no es más que una mezcla, fusión y/o superposición de varias religiones y creencias, para dar una “nueva”. Se dan más en Brasil, Cuba y Haití. La base litúrgica es generalmente la Religión Católica, a la que se agregan otras creencias, actos y actitudes.
Con la casi total desaparición de los nativos comenzó el mercado de esclavos procedentes del África. La venida de los negros africanos, trajo con ellos: el recuerdo de su tierra, su música y su religión. Como no podían manifestar sus creencias de forma pública superpusieron y fundieron en los santos católicos las deidades africanas.
Desde su asiento inicial en 1517, hasta que desembarcó el último cargamento de esclavos en 1873, más de medio millón de africanos pertenecientes a una veintena de etnias fueron desarraigados de su tierra para ser traídos a Cuba. Procedían estos cautivos de dos familias lingüísticas: la sudanesa y la bantú.
A la primera corresponden los yoruba o lucumí, empleado en los ritos de santería y el fon o arará usados en ritos de igual nombre. Por su parte a los bantús corresponden las lenguas utilizadas en los ritos Congo o palero y en el Efik de la sociedad secreta Abakuá, traída por los carabalíes del sur de Nigeria.
Los negros esclavos aportaron a nuestra cultura, no sólo el mestizaje de etnias, sino también de los elementos religiosos, artísticos, lingüísticos y sociales, que en franco sincretismo con la cultura barroca y de la contrarreforma española, se fundieron. Esta mezcla dio lugar, a lo que Don Fernando Ortiz ha dado en llamar: “el ajiaco de nuestra nacionalidad”.
Existen 4 religiones sincréticas fundamentales en Cuba: Regla de Ocha (santería), Regla de Palo Monte (paleros), Secta Abakuá y el Espiritismo, que surge con Allan Kardec y de él existen tres variantes: de mesa o científico, de cordón y el cruzado (con la santería).
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