El Rev. Francisco Rodés valora el reto de la capellanía para estos tiempos.
Una ley universal es que las costumbres se establecen como normas indisputables, de generación en generación, hasta que llega un tiempo de revisión y de cuestionamientos de los arquetipos. Así parece que ha llegado el tiempo para las iglesias en América Latina de cuestionar el modelo único con que nos hemos casado, en que el requisito principal de un candidato al pastorado es el de tener un aceptable desenvolvimiento en el púlpito. Un joven cristiano que tenga facilidad de palabras, y si a esto añadimos una buena presencia, es considerado un buen prospecto.
Se impone un cambio de mentalidad en el liderazgo actual de las iglesias en América Latina, para que se muevan en un sentido más amplio, cuando piensan en los candidatos al ministerio pastoral, y no se reduzcan sólo a la meta de tener cubierta las vacantes en las Iglesias. Las Iglesias necesitan los capellanes que trabajen en la frontera del servicio cristiano, que se muevan entre las personas en situaciones especiales. Tal vez esta apertura ayudaría a abrir los propios ojos de las iglesias al mundo que les rodea, y enriquezca su espíritu misionero integral.
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*Pastor bautista. Fraternidad de Iglesias Bautista de Cuba. Foto CIC
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