Pbro. Mario Félix Lleonart Barroso.*
Banes es una plaza sitiada y la pobre iglesia en que ministro es también una iglesia sitiada. Agradezco profundamente el llamado que realizó Solidaridad Cristiana Mundial a favor de Reina Luisa Tamayo, la herida madre y acosada madre de Zapata, y el que realizó también a favor de mi ministerio. Parte de mi corazón ha quedado en Banes pero en Taguayabón tengo mi propio campo de batalla y aquí me encomiendo a Dios cada día para poder moverme en un ambiente caldeado entre tanta trampa, vigilancia, delación o deserción.
Debo hablar más que a mi nombre, el cobarde y solapado acoso se está realizando in crescendo en contra los miembros de nuestra humilde congregación con el objetivo de utilizarlos a ellos para darme el golpe que el gobierno hasta el momento no se ha atrevido a darme. El objetivo es claro: amedrentarlos, coaccionarlos en contra de mí y de mi familia, desalentarlos a continuar respaldando mi ministerio o a asistir a la iglesia; en otros casos se exhorta su permanencia pero con las indicaciones pertinentes para realizarme oposición abierta o encubierta. El respaldo que recibo de Dios me permite moverme cada día sin miedo e intentar realizar mi trabajo entre mis atribuladas ovejas, pero quienes más me preocupan son ellas, sometidas como están a tanta sutil o a veces hasta descarada manipulación, oro para que Dios les dé la sabiduría y el valor que necesitan.
Los testimonios al respecto de muchos de mis fieles hermanos me llueven cada día, pero los que más me preocupan son los que no se atreven a contarme. En ninguno de los casos que mencionaré ahora estoy autorizado a revelar los nombres de mis feligreses, bastante acosados están ya; pero por ejemplo, no puedo dejar de hablar de la muchacha, miembro de la Unión de Jóvenes Comunistas por cierto, ya que a ninguna de las personas que se acercan a nuestra congregación discrimino por su posición política. A esta joven no han podido arrancarla a pesar de personas que la aprecian y se le han acercado para advertirle que su continua participación a nuestra iglesia, y su amistad conmigo la puede perjudicar. A ella y a otro de nuestros juveniles ahora les están captando abiertamente para pertenecer al Ministerio del Interior (MININT) con buenas ofertas de trabajo, ¡quieren vestirme a mi propia gente de uniforme! Yo lo único que puedo hacer es aconsejarles pero se están aprovechando de su necesidad económica y estos jóvenes hermanos no comprenden el chantaje en medio de tanto desempleo.
(Foto: La Suzuki de Elicer foto a la derecha)
Con otros se utiliza otra técnica, no la de ofrecer trabajo, sino la de amenazar sutilmente a quedar entre las cifras de los próximos en ser desempleados. Fue el caso de un noble hermano de muy limitadas posibilidades económicas y que apenas puede malamente sobrevivir con lo que cobra de salarios, muchas veces a pesar de realizar jornadas extras. Me percaté que se estaba ausentando más de lo habitual a nuestra iglesia y decidí indagar, a mí no se atrevió a presentarme las verdaderas causas y me ofrecía excusas. Otro hermano vecino suyo me ayudó a investigar. A él le confió, sin revelar nombres, que personas preocupadas por él se le habían acercado y advertido que de seguir asistiendo a la iglesia y relacionándose conmigo podría perder su buen empleo en el acueducto de la localidad, y lo que era peor, dada la responsabilidad de trabajar en un sitio de tanta responsabilidad (a pesar de que nuestro pueblo está sin abastecimiento de agua potable a través del acueducto hace ya casi un año), de ocurrir un envenenamiento de las aguas el máximo sospechoso sería él. Afortunadamente pude acercarme a mi intrigado hermano, le puse al corriente de la conspiración existente en contra de mi ministerio y le hice saber del apoyo de entidades internacionales como Solidaridad Cristiana Mundial, para gloria de Dios el hermano perdió el miedo y está asistiendo con más fervor que antes. Le he pedido que sea más vigilante que nunca no sea que quienes le advirtieron sean capaces también de realizar lo que pensaron para culparlo después a él, el día en que por fin Taguayabón vuelva a tener agua.
Un matrimonio joven me invitó a su casa para contarme como unos dos o tres meses atrás, descaradamente un antiguo compañero de estudios, a quien ni sospechar que trabajase para la Seguridad, les invitó a cooperar en espionaje contra mí. Ellos le manifestaron su desagradable sorpresa y se negaron a cualquier colaboración con alguien en contra mía. A pesar de esto el agente les volvió a visitar hace no más de tres semanas acompañado de un alto oficial de los servicios de inteligencia que les manifestó, según sus propias palabras, que yo era un peligro potencial para la seguridad del país. Cuando mis fieles hermanos le manifestaron que ellos me conocían bien y me consideraban alguien totalmente pacífico, incapaz de cualquier acto de terrorismo, él les manifestó: -No se trata de eso, se trata de ideas-. Por supuesto ellos volvieron a negarse rotundamente, me defendieron valientemente y les negaron la posibilidad de volver para tratar tal asunto.
A otro joven que ahora inicia su primer año en la Universidad a la vez que realiza estudios dirigidos en nuestro Seminario, y que por cierto ya habían tratado de captar para trabajar para el Departamento Técnico de Investigaciones (DTI), a lo cual enfáticamente se negó; han tratado de coaptarlo a través de su madre, que no es miembro de nuestra iglesia y que tiene todas las razones del mundo para proteger el futuro de su único hijo a quien ha logrado criar sola con mucho sacrificio. Un compañero suyo de trabajo se le acercó para advertirle de las consecuencias que podría acarrear para su hijo el hecho de seguir asistiendo a nuestra iglesia y de apoyar, como lo hace, mi trabajo. Aunque esta buena mujer no pertenece a nuestra comunidad religiosa ya que hasta el momento prefiere mantener su tradición católica, fue capaz de defenderme y se mantuvo firme ante las profundas creencias de su hijo. Pero lo que es más, fue lo suficientemente amiga como para revelármelo todo ella misma, incluyendo hasta la identidad del consejero.
Repito, son muchas y variadas las formas y tratamientos hacia los miembros de mi acosada congregación. Los más sensibles son aquellos que trabajan en entidades estatales, ni hablar de los que estudian, especialmente en la secundaria básica de la localidad. Pero los que más me inquietan no son los que se me acercan a contarme estas intrigantes y vergonzosas historias. Quienes más me preocupan, repito, son aquellos hermanos míos que son presa del miedo y del acoso y no se abren a contarme, o lo que es más, que podrían ser proclives a la manipulación, consciente o inconscientemente, aunque aprovecho para reafirmar una vez más que les amo a todos, y que seguiré trabajando a brazo partido para que no me los arrebaten, ya que estoy aquí para salvarlos a todos y no para perder.
Tal vez una de las escenas más tristes que viví en las últimas semanas fue la de llegar de improviso a casa de un matrimonio de adultos muy queridos y en otro tiempo de tanta confianza que hasta en el coloquio de Yoani hace, ya más de un año, les invité a participar. Con mucha tristeza les vimos cambiar de actitud hacia nosotros de una manera muy drástica. Nuestra pequeña niña estuvo hospitalizada en el pasado mes de junio con una disentería sumamente fuerte. Antes de irnos nuestros hermanos eran unos, a nuestro regreso y sin explicación alguna eran otros. Cuando aquella tarde que ahora deseo referir hallé una Suzuki de esas a las que Yoani se refirió en su Spot de Generación Y del 3 de octubre del 2009 parqueada frente a la apartada casa de mis hermanos Dios me lo puso todo en claro. No puedo afirmar hasta que punto sean las relaciones de estos hermanos con el motorista, lo que puedo intuir es que esas visitas a ellos debieron comenzar mientras cuidábamos a nuestra niña en el hospital.
Entré con determinación a casa de mis hermanos, era innegable que la providencia era quien me había dirigido, yo para aquella tarde había tenido otros planes. Allí fuimos presentados, el nombre del agente era Eliecer, supongo que el nombre real, lo sumé a los nombres de Raúl y Osviel, otros de los motoristas cuyos nombres he ido compilando poco a poco, personas ajenas a nuestro pueblo pero que frecuentemente lo visitan en las suzuquis para realizar esta misión desestabilizadora que se les ha encargado. Aquella tarde pude dedicar directamente a Eliecer la puerta abierta de par en par e indicada en la Biblia para él en Juan 14.6: «Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.» Aprovecho para decirles a estos jóvenes que en estos momentos no solo yo oro por sus vidas, sino muchas personas más que conocen de esta situación, en una poderosa cadena de oración, para que Dios les bendiga y les ayude a encontrar el camino. Alguno de ellos pudiera ser un nuevo Saulo convertido en Pablo, yo lo creo.
Cuando el agente Eliecer se hubo marchado mis hermanos me confesaron lo que ya en definitiva era evidente para mí: que era un agente de la Seguridad del Estado y que les realizaba muchas preguntas indiscretas sobre mí y la iglesia; me manifestaron que ellos trataban siempre de defenderme. No podría asegurar hasta donde se extiende la relación de Eliecer con mis hermanos, lo único que pude percibir es que dada la manera de conversar que sostenían ya era alguien habitual en el ambiente. Aproveché para exhortar a mis hermanos a no caer en los ardides que evidentemente se ciernen en estos momentos sobre todos los miembros de la Iglesia Bautista Eben Ezer de Taguayabón.
Algunas personas me manifestaban con anterioridad su incomprensión ante mis trabajos anteriores LO QUE SE OLVIDA Y NO SE OLVIDA… y MIS OPOSITORES. Les parecía fuerte que yo denunciara la posición ejercida por algunos miembros de la iglesia que pastoreo, recuérdese por ejemplo aquella declaración que di a la luz en la que la funcionaria Odalis Sábalo encargada de los Asuntos Religiosos en el Partido Comunista Provincial de Villa Clara informó a dos de mis líderes convencionales de que cuatro mujeres, supuestamente miembros de nuestra iglesia, se le habían personado para manifestarle su desacuerdo hacia mi liderazgo; lo cual de ser cierto era que propios hermanos míos estaban entregando a su pastor ante comisarios políticos. Estoy perfectamente consciente que lo que declaro es fuerte pero hay que deslindar que es lo que no les gusta a quienes han leído estos trabajos anteriores, lo que relato, o que yo lo relate. Porque si es lo que relato ni a mí en lo personal me satisface, todo lo contrario, probablemente sea a mí a quien más le duela. Sin embargo no he tenido más alternativa que contar estas situaciones que confronto porque: en primer lugar, es mi única manera personal de defenderme del asedio con el que se me pretende doblegar, únicamente denunciándolo, como está sucediendo, lo puedo volver ineficaz, porque ahora el mundo sabe y está al tanto; segundo porque este tipo de métodos y coacciones no se aplica exclusivamente contra mí; es probable que dadas las situaciones en que por amor a Dios me he visto involucrado ahora estén enfilando todos esos cañones juntos contra mí, pero con ellos nos atacan a todos de una u otra manera y esto alguien tiene que decírselo al mundo para que Satanás no les siga utilizando con impunidad mientras el gobierno declara al mundo que en cuba existe perfecta libertad religiosa. En tercer lugar, en ninguno de mis trabajos se encontrará el nombre de ninguno de los miembros de mi iglesia en una u otra posición, aquí estoy para protegerles, para que se sepa por ejemplo, en nuestra iglesia no se ha buscado ni se buscara el nombre de los que fueron, si realmente fueron, al Partido Provincial. No creo que al final sean sus nombres los que más interesen, por lo menos a mí, sino sus situaciones que ilustran una triste realidad que por gracia de Dios no va a prevalecer. Porque esta guerra fría y psicológica, más que contra mí o contra mis hermanos, es en contra Dios, y al final, aún cuando yo lo denuncie para que el mundo sepa, EN TODAS ESTAS COSAS SOMOS MÁS QUE VENCEDORES POR MEDIO DE AQUEL QUE NOS AMÓ (Romanos 8.37).
*Pastor Bautista de la Convención Bautista de Cuba Occ. Desempeña su ministerio en Taguayabon, VC, Cuba.