“Cuba, cuida tus familias, para que conserves sano tu
corazón”
San
Juan Pablo II, Santa Clara, 22 de enero de 1998.
A
los fieles de la Iglesia Católica; a quienes se sienten cercanos a la Iglesia y
desean saber su parecer; y a todos aquellos a quienes les interesa conocer los
criterios de los Obispos de Cuba acerca del nuevo Código de las Familias.
Queridos
hermanos:
1.
Ante la proximidad del fin del proceso de consultas y aprobación del nuevo
Código de las Familias, los Obispos de Cuba nos sentimos en el deber de
compartir el presente mensaje para reafirmar los criterios que, sobre estos
asuntos tan humanos e importantes, ya hemos manifestado en reiteradas
ocasiones. Otras iglesias y grupos religiosos también están publicando
pronunciamientos en los que expresan sus ideas y convicciones sobre las
temáticas abordadas en el nuevo texto legal que se somete a votación.
2.
La Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, como instancia legislativa,
aprobó recientemente el último proyecto presentado del Código de las Familias,
lo que le dio rango de ley y, como tal, fue publicado en la Gaceta Oficial. No
obstante, y como rasgo distintivo en este proceso legislativo, la nueva ley
deberá ser validada en referendo popular, convocado para el domingo 25 de
septiembre. De forma que, si el resultado de la votación es SI, la ley entrará
en vigor al día siguiente; pero si prevalece el NO, la ley no tendría eficacia
y se mantendría vigente el actual Código de Familia de 1975.
3.
Es de señalar que, de darse esta última opción, eso no significaría la
imposibilidad de seguir trabajando en un nuevo Código, que actualizara la
legislación familiar e introdujera todos los aspectos positivos que contiene
esta ley sometida a referendo, pero que, a su vez, adecuara las instituciones
polémicas al sentir mayoritario del pueblo y a los principios morales que nos
han legado los padres fundadores de la Patria y que nos sostienen como Nación.
Recordemos que José Martí manifestó que: “el amor es la adhesión ardorosa e
incondicional que un individuo de un sexo siente respecto a un individuo del
otro. La diferencia de sexos es, no sólo su cualidad, sino su esencia
característica”; mientras que José Antonio Saco insistía en que: “El amor y
respeto que los hijos tienen a sus padres, dan a éstos sobre el corazón de
aquéllos un ascendiente que los hace ser sus mejores institutores”.
4.
Resulta positivo en esta propuesta de ley presentada, entre otros, la precisión
con que se rechaza la violencia en el seno de la familia, la manera en que se
recogen y protegen los derechos de los abuelos, el modo en que se inserta el
cuidado de los ancianos, personas en situación de discapacidad y vulnerables. También
vemos con beneplácito que se reconozca lo establecido en la Convención sobre
los Derechos del Niño y que, en diversos ámbitos, se manifieste explícitamente
la obligación de dar alimento y cuidar a los que queden en situaciones desfavorables
y durante el embarazo. Esto, sin embargo, no puede hacer que se pasen por alto
los cuestionamientos, críticas, rechazos de un sector importante de nuestra sociedad,
los cuales se sustentan en legítimos principios, valores, las ciencias humanas
y biológicas, nuestra historia, tradiciones y creencias religiosas de nuestro
pueblo.
5.
Creemos y manifestamos que:
-
No beneficia a la familia cubana la introducción en nuestra legislación de los
contenidos de la llamada “ideología de género”, que sustenta muchas de las
propuestas.
-
No es verdad que lo más beneficioso para los niños y adolescentes sea
introducir una interpretación del principio de “la autonomía progresiva” que se
extiende a la posibilidad de que los menores de edad, sin la autorización de
sus padres, puedan asumir determinados criterios, sobre todo que impliquen procesos
clínico-quirúrgicos irreversibles, que determinen situaciones existenciales o
identitarias para las que no están preparados.
-
Tampoco que puedan ser adoptados legalmente por parejas del mismo sexo, cuando
la adopción es esencialmente un modo de conceder al niño por ley, lo que por
naturaleza le corresponde y necesita: un padre y una madre. Fundamentos también
aplicables a no admitir la pluriparentalidad, la aplicación de técnicas de
reproducción humana asistida a parejas del mismo sexo o, incluso, la
fecundación in vitro postmortem, por la que un niño nacería intencionalmente
huérfano de padre. Todo hijo es un don y un fin en sí mismo; es un derecho del
niño tener un papá y una mamá.
-
No es ético que se reconozca como adecuada la llamada “gestación solidaria”, en
la que una mujer que lleve en su vientre durante nueve meses una criatura la
deba entregar inmediatamente después del parto a otras personas, privando a
ambos, madre e hijo, del vínculo afectivo que la gestación naturalmente
establece.
-
El matrimonio entre hombre y mujer, que es la base natural de la familia, no
puede ser desplazado o deformado para dar paso a otras maneras construidas
legalmente. El plan originario del Creador es éste: “Y creó Dios al hombre a su
imagen; a imagen de Dios lo creó: varón y mujer los creó. Y los bendijo Dios y les
dijo: Sean fecundos, multiplíquense y llenen la tierra” (Génesis 1, 27-28a).
Esta verdad revelada sustenta la fe de todos los cristianos.
6.
Vemos con desilusión que éstas y otras propuestas que resultaron notoriamente
cuestionadas por parte de la sociedad siguen intactas en el Código que se
presenta ahora a referendo. A lo anterior se suma la campaña oficial para
presentar como idóneo el texto que se propone, para lo cual se han utilizado
todos los medios de comunicación a que tenemos acceso los cubanos. Para que el
voto sea tal, se requiere contar con pluralidad de información que permita al
ciudadano asumir su propia decisión. La información, al fluir en un solo
sentido, sin otros contrapesos, opera como un factor condicionante, y el voto
que de la misma se derive expresará, necesaria e inevitablemente, una voluntad
condicionada.
7.
Apelamos a la conciencia y a la responsabilidad de todos los cubanos, creyentes
o no, a que tengan en cuenta a la hora de votar lo que les dicte su conciencia,
su fe, sus convicciones y principios, pensando no sólo en las generaciones
actuales, sino también en las futuras, y en el bienestar espiritual y material de
todos los cubanos.
8.
Al ejercer el voto, los invitamos a tener presente los criterios que aquí hemos
expuesto y, que, como pueblo, se analizaron en el 2019 durante la discusión
previa a la aprobación de la Constitución actual: “Es una constatación
innegable que la mayoría de los cubanos quiso que se mantuviera la definición
de matrimonio como la unión de un hombre y una mujer, tal y como aparece en el
actual Código de Familia de 1975. Se reconocía así implícitamente, que dicha unión,
por las condiciones biológicas y psicológicas propias del ser masculino y
femenino son las que permiten la complementariedad en el amor de dos personas y
crean el ámbito natural para procrear y hacer perdurar la especie humana. Es
esta realidad la que debe ser fortalecida y preservada, no debilitada”
9.
Que María de la Caridad, nuestra Madre y Patrona, interceda por cada uno de sus
hijos cubanos para que, iluminados por el Espíritu Santo, tomemos la decisión
más acertada para el presente y futuro de los hijos de esta nación.
Con
afecto los bendicen.
Relación de los Obispos Católicos de Cuba
Conferencia de Obispos Católicos de Cuba.
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