La
Habana, 19 de septiembre del 2013.- La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba
divulgó el 15 de septiembre su Carta Pastoral "La esperanza no defrauda" Romanos 5,5" rompiendo su
silencio de 20 años sobre los problemas sociales del País, pero dejando mucho
por decir y diciendo tergiversaciones.
Menciona
aspectos que generan pobreza e invita al pueblo a la esperanza de que le solucionen
todo la Virgen y el Régimen.
La
prensa se pondrá sensacionalista: " ¡La
Iglesia emplaza a Raúl Castro a cambiar!" y, el público que olvida la
Historia reciente y ama los finales felices, aplaudirá, pero...
Para
comprender ese mensaje hay que analizar su contexto actual, la experiencia
reciente con sus autores y el grado de dependencia de éstos respecto a la
Dictadura; para responder: ¿Qué confianza podemos tener en estos obispos que
nos invitan a tener esperanza?
Desde
1993, con la carta pastoral "El amor
todo lo espera", los obispos no trataban el tema social y desde 1998
retrocedieron en sus planteamientos hasta un embozado y luego franco
colaboracionismo con la Dictadura.
La
Iglesia jamás tuvo en Cuba la influencia que en Latinoamérica o Polonia, ganó
multitudes en los años 90 por la bancarrota ideológica y material del Régimen.
Cuando
el pueblo vio en ella a una institución universal poderosa y ajena al Régimen,
firme ante éste en la persecución desde 1959, capaz de llenar su vacío
espiritual y aun de apoyarlos con la denuncia de los males sociales, como hizo
tímidamente con "El amor todo lo
puede".
Ello
atrajo a multitudes de 1993 al 98, año de la visita de S.S. Juan Pablo II; la
Iglesia en resistencia cívica fundó
publicaciones, impartió cursos de su Doctrina Social y otras materias. Pero el
Estado maniobró y 1998 marcó el enmudecimiento pastoral y retroceso respecto a
"El amor todo lo espera":
Clero y Partido se aunaron en aplacar la
efervescencia social promovida por la visita del papa Juan Pablo II y la
Iglesia, que se decía: "Voz de los
que no tienen voz", enmudeció. Obtuvo a cambio permisos, visas,
donativos, un seminario, menudencias de casta -su plato de lentejas.
Y
con apariencia de independencia y neutralidad imposibles en nuestra realidad
totalitaria devino desde el 2007 garante y hasta vocera del general Raúl
Castro. Hoy está en descrédito, como evidencia la notable reducción de la asistencia a los templos.
Pérdida
de influencia increíble tras tres años de procesiones a la Virgen por todo el País y la visita
papal de S.S. Benedicto XVI. Tampoco ayudó decretar feriados Navidad y Viernes
Santo.
Increíble,
pero explicable porque el pueblo entendió que esos actos no eran religiosos
sino propaganda del Gobierno, y por la torpeza del clero que no los aprovechó
para evangelizar sino para un discurso populachero similar al gubernamental y
al de los anuncios comerciales.
Lejos
de evangelizar -como declararon era su propósito- los obispos con el jubileo
por el aniversario 400 de la imagen complacieron a la ignorancia y fomentaron
la idolatría, con lo cual ofendieron a Dios, y la ganancia de público fue a la
Iglesia Pentecostal y a las religiones africanas.
No
pueden conseguir avivamiento de la Fe ni bendiciones de Dios quienes lo
irrespetan usando su Nombre para objetivos políticos: Ganar la gracia del César
anticristiano, limpiándolo de la acusación de violar la libertad religiosa.
En
Cuba las iglesias carecen de capacidad económica para costear sus cultos y
templos, dependen de donativos del extranjero y permisos para todo, que el
Estado maneja como juez y parte; muchos curas son extranjeros y si desagradan
al Estado éste no les renueva sus permisos de residencia.
El
Estado controla estrechamente a toda asociación, las infiltra, amenaza y
trastorna con agentes de la policía política e instrumentos chantajeados; el
cura, pastor o fiel que disiente es acosado por sus mismos superiores y
hermanos en la Fe.
Sin
embargo, la Iglesia presenta una imagen de independencia, neutralidad y
autoridad moral que el Gobierno usa en su provecho. - Yo mismo escribo
"Iglesia" cuando realmente
hablo del puñado de hombres (13 obispos) que la dirige y a nombre de la
Iglesia hace declaraciones.
A
partir de 1998 vino el cambio de política de los obispos. Primero, abandonaron
la prédica -y ni hablar de la conducta consecuente con ella- de la Doctrina
Social de la Iglesia, que es anticomunista, repitieron que la Iglesia es
apolítica porque su misión es predicar el Evangelio (¡Mentira!).
El
paso de esa "apoliticidad"
favorable a la Dictadura a acciones políticas en servicio de la Dictadura se
destacó en el 2007 con la gravedad de Fidel Castro y su sustitución por Raúl
Castro. Mons. Ortega, a nombre de los obispos,
llamó al pueblo a la inacción, a "conservar el orden".
Luego
la Conferencia de los obispos declaró su apoyo "al señor presidente", validando el nacimiento de una dinastía
a lo Duvalier, porque "por ser un
actor nuevo" (¡Raúl Castro!) le daban "un voto de confianza" esperando que haría cambios.
Ignoraron
(ignoran) como inexistentes a los
opositores pacíficos -de hecho los católicos opositores somos discriminados y
hasta acosados en el seno de nuestras iglesias mientras comunistas "conversos" y que continúan activos
en el Partido asumen puestos de
dirección.
Jamás
somos invitados a los clericales-académico- gubernamentales eventos de "diálogo entre cubanos", jamás
obispos, nuncios y papas contestan nuestras cartas, la revista arzobispal
Espacio Laical nos atacó con argumentos de la Seguridad del Estado y cuatro
directivas de la parroquia de La Medalla Milagrosa participaron -y lo prueban
sus fotografiadas en Internet- en un "mitin de repudio" contra las
Damas de Blanco, pero continúan dirigiendo la parroquia.
Sin
denunciar los reiterados atropellos y torturas contra opositores y Damas de
Blanco, cuando, tras varias semanas de vejaciones y golpes, éstas no cejaron en
asistir a la Parroquia de Santa Rita, monseñor Ortega acudió como supuesto
mediador y el Gobierno prometió no molestarlas.
Luego,
el Gobierno excarceló presos; se hacía un favor, esperaba deshacerse de las
Damas, de mala propaganda y servir argumentos a sus aliados españoles empeñados
en mentir que marchaba un proceso de cambios en Cuba.
Como
no quería ceder a la presión internacional y de las Damas, usó al Arzobispo
para aparecer concediéndole presos a la Iglesia, expediente empleado desde
antaño por Fidel Castro para
propagandizar que su régimen cambiaba.
El
Arzobispo multiplicó declaraciones garantizando "el cambio", "el cierre del capítulo de los presos"
(que se negó a llamar de conciencia o políticos) y el cese de los ataques a las
Damas. Cuando los apresamientos continuaron y volvieron a agredir a las Damas,
calló, no actualizó sus declaraciones.
Antes
y después el arzobispo cardenal Ortega se manifestó prácticamente inaccesible a
las Damas de Blanco, las ignoró y hasta les mostró hostilidad ocasionalmente.
Y, tras la excarcelación y destierro de presos de conciencia de "los 75", les dijo a las Damas que
debían disolverse.
Desde
el 2007 la política del gobierno español de Rodríguez Zapatero era de apoyo al
continuismo de la dictadura alegando
que hacía un proceso de cambio "a la española"; encontró eco en el
Vaticano y el Arzobispo Jaime Ortega les resultó la gran autoridad y experto
"neutral" que garantizaba "las
intenciones de cambio muy serias" del General.
Muñeco
de ventrílocuo de Raúl Castro y del
canciller español Moratinos, representante de intereses anticubanos
pro-dictadura. Jerarcas del Vaticano, como el cardenal Bertoni, participaron y
la revelación de escándalos destapará un día el porqué.
Ahora,
los obispos, sucios por garantizar
cambios que jamás llegan y ¡mejora en cuanto a violaciones de los derechos
humanos!, vacíos los templos, quieren lavarse: Una palabra de comprensión a los
oprimidos, una sonrisa al opresor y tratar el tema social en forma incompleta.
Dijeron
cosas bien dichas -que divulga desde hace décadas la disidencia (y hasta los
humoristas de teatro y T. V.)- y otras
que pueden generar confusión beneficiosa al Régimen.
Hablan
lo que todos sabemos, no proponen acción
alguna, diálogo sin plan, ni
sujetos, ni fechas, eluden las causas, no llaman a las cosas por su nombre y
proponen que en total pasividad confiemos en la fingida reforma del Gobierno,
cuya realidad y capacidad de solucionar el problema aseguran.
Satisfechos,
cruzarán sus manos sobre el vientre hasta dentro de 20 años más. Porque lo contrario sería servir al rebaño exponiéndose
¡no! ¡Nada de extremismos! Un poco de repostería oratoria para salvar la cara
ante la opinión y presionar algo al que trasquila a las ovejas, sin
malquistarse con él.
Y
tal vez obtener de éste algunas lentejas más, como escuelas regidas por
religiosos.
Perdieron
su momento en 1993 porque "sabios a
sus propios ojos" y desobedientes a "la locura de la Cruz", al mandato de Cristo: "No tengan miedo", les faltó
"el amor" que predican profesionalmente y no ejercen: No volverán a
entusiasmar al pueblo que defraudaron y a llenar los templos como entonces.
Lamento
escribir tanto pero la carta pastoral y el tema son complejos y poderosos
medios de difusión la simplificarán desorientando al público. En segunda parte
la resumiré y comentaré críticamente y en tercera argumentaré la imposibilidad
de que el Gobierno cubano reforme su sistema. Continua en segunda parte…
Nota
del Editor: articulo recibido por correo electrónico.
*Periodista
independiente cubano, del centro de información Hablemos Press. Radica
en la Ciudad de la Habana, Cuba.
Para
leer la segunda parte hacer clic en el titulo siguiente:
Carta
Pastoral: "La esperanza no defrauda" pero los obispos sí. Parte II
3 comentarios:
Que buen analisis hizo el periodista, es lamentable como los jefes de las instituciones religiosas de cuba ( catolicos y no catolicos)se vendan por esas migajas que los castros. Ahora si veo que Cristo viene pronto.
Cierto que defraudan como defraudan muchos pastores evangélicos plegados a la dictadura.
Excelente artículo.
Cierto, Romanos 5:5 dice que la esperanza no defrauda, pero es cuando el amor del Dios Verdadero, Jehová, ha sido derramado en nuestros corazones mediante el espíritu santo... las enciclicas y los líderes religiosos no enseñan a sus seguidores a cultivar el fruto del espíritu, Gálatas 5:22
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