septiembre 26, 2013

“Aquí estoy, no puedo hacer otra cosa además de orarle a Dios…..,”

“Aquí estoy, no puedo hacer otra cosa”. Reformas vs Herejía.
Acción y efecto de reformar o reformarse. Aquello que se propone, proyecta o ejecuta como innovación o mejora en algo. Religión reformada. Movimiento religioso que, iniciado en el siglo XVI, motivó la formación de las Iglesias protestantes.
El reformador religioso inglés del siglo XIV –1380 en honor a la verdad—John Wycliffe atacó con audacia al propio Papado, arremetiendo contra la venta de indulgencias, las peregrinaciones, la excesiva veneración a los santos y los bajos niveles morales e intelectuales de los sacerdotes. Para hacer llegar sus ideas a individuos de cualquier extracción social, tradujo la Biblia al inglés y comenzó a predicar en esta lengua y no en latín. Sus enseñanzas se extendieron a Bohemia, donde encontraron un fuerte partidario en Jan Hus. La ejecución de Hus por herejía, en 1415, desencadenó casi de inmediato el estallido de las denominadas Guerras Husitas, que revelaron una violenta expresión del nacionalismo bohemio nunca suprimido por completo, a pesar de las duras campañas represivas emprendidas por las fuerzas combinadas del Emperador y del Papa.
El Sr Wycliffe, el Concilio de Contanza, el Humanismo, el escolasticismo, el humanista italiano Lorenzo Vaya, la invención de la imprenta y los humanistas que vivían fuera de Italia, como Erasmo de Rotterdam en los Países Bajos, John Colet y Tomás Moro en Inglaterra, Johann Reuchlin en Alemania y Jacques Lefèvre d’Étaples en Francia,aplicaron nuevas normas a la evaluación de las prácticas de la Iglesia y al desarrollo de un conocimiento más preciso de las Escrituras1.
Los eventos antes descritos fueron los percutores que hicieron explotar las reformas de Martín Lutero quien tuvo la osadía el 31 de Octubre de 1517 de clavar las 95 Tesis de la Reforma en el pórtico de la iglesia Todos los Santos de Wittenberg y se repite la historia, tres años más tarde el 15 de junio de 1520, sus enseñanzas fueron condenadas por la iglesia católica y más tarde excomulgado por el papa León X el 3 de enero de 1521.
Todos conocemos el final de la historia, para no expandirnos prolijamente, pero una cosa si es clara, lo que es de Dios permanece aunque el hombre impío, carnal, en su sabiduría animal, terrenal y diabólica y por demás ajeno a Dios y sus propósitos luche contra ello.
El Apóstol Pablo fue un vivo ejemplo de perseguidor de aquellos que, por orientaciones del imperio eran considerados herejes, y que fueron apedreados, echados en fosos de leones ,aserrados, asesinados a filo de espada, usados como antorchas vivas, más tarde llegó a convertirse en el Apóstol más grande de toda la iglesia cristiana, porque como ya expuse: “lo que es de Dios permanece”.
Hoy en pleno siglo XXI, la iglesia en Cuba está cayendo en el mismo error, en mi opinión personal; el peor de los errores puesto que en antaño eran impíos los que perseguían a los cristianos que, no hacían otra cosa que predicar del único que resucitó de entre los muertos, Jesús el Hijo de Dios, ni Confucio, ni Mahoma, ni Alá, ni el mismo Houdini pudo escaparse de la muerte física y sólo Dios sabe si escapó a la muerte espiritual.
Hoy la iglesia cubana pierde miserablemente su tiempo por un lado en vanas discusiones doctrinales, levantando cada vez más los muros dogmáticos y doctrinales que las separan como si al regreso Cristo viniese solamente por Bautistas, Metodistas, Pentecostales, o como quiera llamarse,  olvidando que lo que garantiza la herencia no es el nombre sino el apellido, y ahí todas son “Hijas del Dios Altísimo”, herederas y coherederas con Cristo y esto, créame es muy doloroso.
Se nos ha olvidado a algunos que somos un solo cuerpo integrado por muchos órganos, pero parece que aún les sobra el tiempo y ahora, como en los tiempos de antaño; por orientaciones del imperio autocrático y totalitario, y en un franco servilismo sumiso, luchan también contra aquellos que, en las calles, los parques y cualquier otro espacio predican el Reino, el evangelio de poder a tiempo y fuera de tiempo, sólo porque hacen llamarse Apóstoles y Profetas, se les ha olvidado como predicaban los padres de la iglesia Cristiana, que el mismo Jesús estableció cinco ministerios y los dos primeros precisamente eran estos hoy perseguidos por los mismos que se llaman cristianos.
Claro está que, parece que por un lado si el profeta es profeta de Dios nadie quiere que le saquen los trapos sucios en público y si el apóstol es realmente un apóstol enviado y comisionado por Dios mismo, el solo hecho de sentir su “poder” terrenal amenazado es más que suficiente para que sean ambos considerados herejes, una lepra en medio del pueblo; y menos mal que estamos en el siglo XXI, de lo contrario imagínese: la hoguera, la horca, la crucifixión.
Se con dolor que ha habido algunos que lejos de honrar la fe en el Dios de los cielos, han sido una tremenda deshonra para ellos mismos y para el Padre y que de ellos se encargará Él mismo en su justo momento, pero de ellos nos advirtió el propio Señor, el trigo debe crecer junto a la cizaña y hasta la cosecha no deben tocarse, muchos me dirán Señor en tu nombre… apartaos de Mí, hacedores de maldad.
En medio de todo este doloroso y bochornoso cuadro, la nación se hunde cada vez más en el pecado, las prácticas satánicas campean por su respeto, cada vez más se acrecienta la brecha entre una nación que, antaño fuese una de las más prósperas de Latinoamérica y el resto del mundo, cada vez más el extranjero que está en medio de ella se eleva más alto, está por cabeza, riega limosnas por donde quiera que pasa, mientras el cubano se hunde más bajo, está por cola, mendiga más, saca semillas al campo por gusto, es robado y oprimido, las enfermedades y plagas que durante años desaparecieron hoy hacen de las suyas y no son noticias por el secretismo impuesto. Todas y cada una de las maldiciones de la desobediencia descritas en Deuteronomio 28 desde el versículo 15 hasta el 68, aplican lastimosamente a Cuba.
Para colmo y patrocinado directamente por la hija del actual gobernante, la señora Mariela Castro, e indirectamente por su padre quien ni se pronuncia ni a favor ni en contra --el que calla, ¡otorga! -- el homosexualismo es un orgullo nacional, los valores éticos y morales de la familia, la base de toda sociedad son, fósiles prehistóricos.
Es doloroso ver la inmensa oleada desde adolescentes hasta jóvenes de ambos sexos que se han convertido al homosexualismo, la nueva religión oficial del gobierno, y con este presente, ¿Qué futuro se avecina?
Quizás cuando estas líneas salgan a la luz se habrá acabado el “carnaval”, la fiesta pagana de las orgías, idolatrías, borracheras, peleas y hasta algún que otro occiso llenará las estadísticas del 2013 en esta “fiesta” que no es otra cosa que un acto espiritual donde todo el pueblo impío y algunos seudo-cristianos rinden culto y celebran otro aniversario más del nacimiento de su dios, aquel al que durante más de medio siglo han glorificado, exaltado y adorado en un sinnúmero de maneras, trayendo maldición sobre maldición para la que fuese tierra más hermosa que ojos humanos vieron.
Ante todo lo expuesto sobran comentarios, la iglesia oficialista –por demás tradicionalista y religiosa-- y entiéndase aquella reconocida por el edicto imperial, aquella que vive sumisa y convertida en una meretriz espiritual de su amo el Cesar, no hace nada al respecto, se ha
olvidado del mandato divino de: fructificar y multiplicarse, llenar la tierra y sojuzgarla y señorear en todo lo creado, se han olvidado que Cuba es el talento que el hombre yéndose lejos llamo a sus siervos y les entregó sus bienes y que un día regresará y exigirá cuentas con ellos, ¿acaso esta parábola no se refería además a lo que Cristo hizo?, se han olvidado que al que mucho se le dio mucho se le demanda, lo peor es que, se han olvidado que solo somos mayordomos, administramos los bienes del Señor en nuestro peregrinaje terrenal, Él es el Señor de la iglesia y cualquier indicio premeditado o no de usurpar su lugar es, una blasfemia que no tiene perdón y que tiene su castigo divino.
Gracias a Dios, el evangelio es predicado, las vidas salvadas y arrebatadas del infierno y los enfermos son sanados, solo porque un grupo de creyentes organizados en iglesias independientes sólo porque al gobierno autoritario, totalitario y prepotente, no le da la gana acreditarlas violando los Artículos 8 y 55 de la Constitución de la República, y tienen el valor de exigir escuelas cristianas, maestros cristianos, seminarios teológicos, universidades cristianas, líderes cristianos al frente de los puestos de dirección gubernamentales, emisoras, televisoras y prensa escrita cristianas y otras reformas.
Aconsejo que por lo pronto y hasta tanto Dios no disponga otra cosa, si la dispone; se den un punto en la boca, se llenen de vergüenza y salgan a la calle codo con codo a predicar el Reino de los Cielos, a arrebatarle las almas al mismísimo infierno, porque si este mover es de Dios, algo que creo y apoyo con todo mi ser, no están persiguiéndolos a ellos sino al Dios de los Cielos, y nadie, absolutamente nadie tiene el poder de detenerlos, ni aún las mismísimas puertas del infierno, hoy hay quienes no se caen del caballo en su lucha contra Dios, se caen de sus propios pies; muestra de su insuficiencia humana ante el Todopoderoso.
David danzaba para su Dios, su mujer le maldijo y su maldición se le tornó en maldición a ella misma, su respuesta fue elocuente: ¡Por causa de Él me haré más vil!
Bendigo a todos aquellos que se sostienen como viendo al Invisible, a todos aquellos que sabemos que es mejor obedecer a Dios antes que a los hombres, a todos aquellos que de corazón buscan a Dios en tanto puede ser hallado, llámese apóstol, profeta, evangelista, pastor, maestro o simplemente hijo de Dios y más aún a aquellos que hoy se convierten en papagayos del diablo y sus secuaces, bendigo la tierra de Cuba, renuncio al pacto hecho por nuestros ancestros y a las maldiciones generacionales producto del pecado de nuestros padres, abuelos, bisabuelos y tatarabuelos, bendigo la tierra de Cuba, los cielos de Cuba y bendigo por encima de todo al pueblo escogido de Dios, su nación santa, el pueblo de Israel y a cada judío en cada rincón de la tierra.
Por eso: aquí estoy, no puedo hacer otra cosa además de orarle a Dios y esperar que su Gloria se manifieste en esta tierra que, denunciar públicamente el pecado que aqueja a mi nación, como verdadero cubano, como verdadero patriota, como verdadero si cabe, revolucionario; porque de seguro y lo profetizo sobre mi nación: “¡donde abundo el pecado, SOBREABUNDÓ LA GRACIA DE DIOS!”
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*Pastor Alejandro Hernández Cepero. 48a.  miembro de la Liga Evangélica de Cuba; se desempeñó en una misión en El Henequén, Mariel, Prov. De Artemisa, Cuba. Trabaja en la actualidad con el Mover Apostólico, Movimiento Apostólico en Cuba.

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