octubre 30, 2012

La Reforma protestante: ¿fenómeno moderno?


La Reforma protestante es usualmente fechada a raíz del movimiento encabezado por el monje de la orden agustina, Martín Lutero que la Iglesia recordará, una vez más, este 31 de octubre. Sin embargo, una serie de figuras precedieron a la obra de Lutero, de manera que sin éstas el importante suceso no podría ser comprendido.
Hay una pregunta que surge a quien interese el fenómeno de la Reforma: ¿por qué tardó tanto en aparecer? ¿Cómo pudo admitir la Iglesia durante siglos doctrinas abiertamente opuestas al mensaje original del Evangelio? ¿No dijo acaso el Señor que “las puertas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia”?  ¿Se incumplió dicha profecía del Señor en el período medieval? La explicación que aquí proponemos está en adentrarnos en el mundo católico medieval y entender el alcance de la Reforma.
Lo primero que es necesario comprender es que la Reforma tenía, como su nombre lo indica, un cambio parcial de las doctrinas hasta entonces acumuladas en concilios cada vez más interesados en encontrar herejías, varias de ellas más ficticias que reales.
El problema que motivó a Lutero a plantear una reforma es, como es conocido, la cuestión de la venta de las indulgencias. Probablemente la cuestión de que las indulgencias se vendieran no estaba implícita en el decreto del Papa que decidió acudir a este recurso para construir la costosísima catedral de San Pedro, pues el dinero dado por la indulgencia era entendido como la aportación de una limosna.
Bien pronto la práctica de este decreto, más que el decreto mismo, degeneró en una escandalosa venta, que si bien no proporcionaba la salvación en la doctrina católica, libraba de las penas del Purgatorio en parte o totalmente, a aquellos que hubiesen acudido a la confesión de sus pecados. El bajo nivel de conocimiento teológico del clero y el pueblo condicionaron los abusos de dicho decreto tipificados por la figura de Tezel, posteriormente desautorizado por el propio Papa para promover las indulgencias.
Sin embargo, en períodos anteriores otros fueron los problemas que motivaron a varias figuras a promover una reforma y deben ser tenidas en cuenta. Uno de estos problemas estuvo relacionado con la eucaristía – comúnmente conocida como Santa Cena.
A comienzos del siglo X, Berengario de Tours se opuso a la idea de que el pan y el vino de la comunión se convirtiesen por la fórmula expresada por el sacerdote en el cuerpo y la sangre de Cristo. De esta manera, la doctrina católica que ve en el ministro un sacerdote especial (diferente al del resto de los creyentes) al tener en sus manos la posibilidad de ofrecer en sacrificio literalmente el cuerpo de Cristo; quedaba abolida. Una de las doctrinas básicas de la Reforma de Lutero seria la del sacerdocio universal de los creyentes.
De hecho, los posteriores reformadores, Wyclief, Hus y Lutero poco cambiaron de lo expresado por Berengario de Tours. Sin embargo las ideas de este crítico del dogma católico fueron tachadas de herejía y tuvo que llegar el siglo XIII para que Wyclief proclamara algo similar. La reacción no se hizo esperar y Wyclief  aunque logró escapar con vida, sufrió persecución junto con su movimiento. Juan Hus, defensor de esta idea y de la exigencia de que el clero debía volver a la vida humilde de sus comienzos tuvo que sufrir la muerte en la hoguera un siglo antes de Lutero, aunque dejó vivo un movimiento, los husitas que siglos más tarde daría lugar a la iglesia morava, que aún subsiste.
Por otra parte, el hecho de que Lutero fuera de la orden agustina no es casual. San Agustín había hecho énfasis en que la naturaleza humana había caído y era depravada, que solamente la gracia podía levantarla hacia el nivel que de ella Dios exigía. La exigencia de Lutero que la salvación es resultado de la fe se deriva de su agustinismo y de una doctrina que pronto crearía tensiones dentro de la Iglesia: la predestinación.
Correspondería a teólogos posteriores, separar el concepto de justificación por fe de la doctrina de la predestinación, Hoy en día, como cristianos metodistas entendemos, al igual que Lutero, que el hombre es justificado exclusivamente por la fe pero entendemos asimismo que el libre albedrio es parte de la naturaleza humana, con lo que corregimos así algunas ideas de Lutero que hicieron apartar a ciertas figuras del humanismo de su tiempo, como Erasmo de Rotterdam, de los reformadores.
Sin embargo, la tendencia a asociar los intentos de reforma de la Iglesia con la figura y la época de Lutero se debe más a los historiadores, que han visto en la Reforma uno de los momentos claves para situar la aparición de la época moderna.
De manera que recordar este 31 de octubre el día de la Reforma Protestante nos invita a ser continuadores de su espíritu y de aquellos que prepararon su camino.
*Ariel Pérez Lazo. La Habana, 1977. Licenciado en Filosofía Marxista y Master en Historia contemporánea por la Universidad de La Habana. Profesor de Historia de la Filosofía en dicha Universidad desde 2005 hasta 2010. Investigador de la Casa de Altos Estudios Don Fernando Ortiz de dicha universidad de 2007 a 2010. Profesor de Historia Universal en el Seminario Evangélico Metodista. Redactor de El Evangelista Cubano de 20078 a 2010. Resido en Miami desde 2010. He colaborado en publicaciones como Espacio Laical, Cubaencuentro y el Blog de Emilio Ichikawa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es interesante su documento pero está mal informado. EL hecho de que ponga en duda la eucaristía no quiere decir que no sea verdad, es la presencia real de Cristo, sino investigue de milagros eucarísticos, es como si dijera Dios no existe como único Dios, pero ese hecho de reputación no impide que Dios sí exista como único Dios. Punto dos por la gracia del bautismo, que Lutero rechaza, todos los creyentes no solo son creyentes y marcados para toda la existencia, una marca hecha por Dios, sino que todos participan íntimamente de Cristo, siendo sacerdotes, profetas y reyes. Punto tres No conoce la doctrina de san Agustín, en su pensamiento no puede existir la predestinación, de hecho en muchos de sus tratados como de libre albedrío, la ciudad de Dios, de Trinitate, se habla de la voluntad explícita, de la libertad del hombre, como regalo de Dios que puede ser precio de su condenación o salvación. Nunca se ha hablado de una predestinación, ya que eso consistiría en quebrantar la libertad del hombre y Dios la respeta. Otro punto también importante de señalar es que Lutero era un hombre frustrado y obsesionado por el pecado que lo llevo a desviarse, al final de cuentas el ser humano pro sí solo no logra nada, necesita d el agracia misma de Dios para su salvación, pero en relación con su libertad. Lutero no fue un reformador único, hubo gente dentro de la Iglesia que si la reformó y tenemos papás posteriores a Clemente VII que buscaron la reforma, de al vida y preparación del clero, tenemos a Teresa de Jesús, y Juan de la Cruz, reformadores del Carmelo, que si respetaban la libertad de los demás fieles, cosa que Lutero no hizo y provocó más muerte, llegando incluso a Él mismo traicionar su espíritu reformador, o a un Ignacio de Loyola, Felipe Neri, José de Calasanz, que a Él debemos la escuela primaria y secundaria, por que la educación fue iniciativa de la iglesia, y de prepa y universidades de los jesuitas, al surgimiento de demás ordenes siempre en pro del pueblo y de la alabanza divina. EN la iglesia el centro siempre ha sido Cristo, y siempre dse ha dirigido a su alabanza y adoración, persona que diga lo contrario no es más que ignorante. Ahora la reforma de Lutero termino dándose gracias a la ignorancia de la gente, como a los interese políticos de la época, y no por verdad, sino que se lea historia y se verá el interés de los príncipes alemanes por quitar poder a la Iglesia y del emperador Carlos V por hace runa ofensiva a los turcos, que se ganó en la batalla de Lepanto por intercesión de la Virgen y del rosario. La doctrina no se opone del Evangelio, pero es un error decir que solo Dios se manifiesta en él y no en otros medios, los concilios y padre de la iglesia fueron sustento lo que le evangelio en esencia decía. Por sí solo no se puede interpretar como decía Lutero, con la biblia se puede causar bien o mal según la utilice el hombre. Sí Lutero propicio una reforma que ya se venía dando en la iglesia, por tanto solo se unió, peor se desvió, si en verdad buscaba la reforma lo hubiera conseguido y alcanzado los altares, pero se equivoco y cayó en herejías se terminando alejando de la verdad llevando a la división de los cristianos y esos cristianos ignorante separados de su madre no hicieron más que privarse de la gracia, se redujeron sus medios de salvación.