Esta es la primera parte de dos artículos sobre la situación de la iglesia en Venezuela
y la situación socio económico de ese país. Trata de la posición asumida por
pastores y laicos frente a la imposición de una política en el país por parte
del régimen actual. El autor es un laico de la Iglesia Cristiana Evangélica.
"A los pastores y líderes que siguen pensando que nada hay que hacer
para “preservar la unión de sus iglesias”,
les tengo dos noticias: la primera es que las iglesias no son de ustedes, ni
siquiera le pertenece a los miembros de ella, la Iglesia es de Cristo. Cristo
pagó por ella. La segunda: el trabajo de mantener la Iglesia unida es del
Espíritu Santo."
La realidad en Venezuela, no la
podemos ocultar con un dedo, ni los afectos al gobierno ni los que no lo son.
Hay un quiebre profundo en nuestra sociedad, a todo nivel. Y algunos pastores
han preferido aislar las iglesias que Dios les entregó y encerrarlas en el
cuarto de oración, o encumbrarla en lo alto del ayuno. Y con un ayuno, vigilia
o una cadena de oración durante los procesos electorales “para que no pase
nada” ya dan por cumplida su labor como líderes del pueblo de Dios.
Estoy convencido de que eso no basta, ¿se imaginan a un Isaías, Jeremías o
Ezequiel, callados, enclaustrados, orando y ayunando sin declarar la palabra de
Dios a su pueblo? Encuentro en la Biblia la historia de un sacerdote llamado
Elí que simplemente volteaba su rostro para no ver lo que hacían sus hijos,
mientras estos profanaban el templo de Dios con sus acciones. Si como no, Elí
oraba, ofrecía sacrificio y tal vez ayunaba, pero su pecado fue precisamente
mirar a otro lado.
La consigna de muchos pastores ha sido, “La iglesia no se mete en política”, nuestros miembros son libres de
ser del partido este o aquel, a mi como pastor lo que me importa es la vida
espiritual de mis ovejas. Yo les preguntaría ¿Estás seguro que lo que te
importa es la vida espiritual de tus ovejas, pastor? Y si es así, ¿en qué parte
de esa vida entra el “mirar a un lado”?
La de otros tantos es “Yo no dejo que la política, entre en mi congregación,
pues eso la dividiría”. Y con esa conducta hipócrita y totalmente surrealista,
por así decirlo, encuentran el escape necesario para la supervivencia de SU
iglesia.
Pero así como Pablo estuvo bajo el Imperio Romano, nosotros vivimos en
Venezuela. Como yo lo veo, existen 3 posibles posiciones en un problema, estas
son: a favor, en contra, y “no hago nada”,
la última puede ser por diversos motivos: porque no me importa, porque lo
ignoro, o porque decidí no hacer nada, pero por cualquiera de ellas se sigue
tomando una posición la cual es: no hago nada. Solo oremos y ayunemos.
Efectivamente sí, hay que orar y si Dios te pone en tu corazón ayunar pues
ayuna. Sin embargo, te invito como cristiano a ver lo que sigue.
¿Por qué clamas?, Diles que marchen.
Cuando el pueblo de Israel (pueblo de Dios), se encontró con los egipcios
detrás de ellos, los cuales venían a esclavizarlos de nuevo, algunos lloraron y
clamaron. Otros por supuesto se lamentaron de haber salido de Egipto para morir
ahí en el desierto. Pero yo no veo en mi Biblia a un Moisés, diciendo:
“Ok, pueblo de Israel ha llegado la hora de la verdad, de rodillas todos. A
partir, de este momento comienza un ayuno de 40 días, y además vamos a hacer
vigilia de 72 horas 24 de descanso y 72 más, después de eso, bueno agacharemos
nuestra cabeza y nos rendiremos ante los egipcios pues Dios lo que quiere es
que seamos esclavos nuevamente, pero esclavos adoradores y ayunadores”. Si tú
tienes una Biblia y lees el pasaje te darás cuenta de que Dios le dice
claramente a Moisés, el que dirigía al pueblo, “… ¿Por qué clamas a mí? Di a
los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el
mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco. “(Éxodo 14:15-16).
Bueno, entonces alguien dirá “marchemos”. No amigo, yo no vine a hablarte
de marchas, y estoy completamente claro en que la oración y el ayuno (dirigidos
por Dios) son armas letales en la guerra espiritual. Realmente estoy por
decirte que hay ocasiones en que tenemos que levantar nuestras voces para ser
factor de cambio y que “voltear la cara”, es el mismo acto hipócrita de Pilatos
al lavarse las manos. ¿Alguien cree de verdad que Dios tendrá por inocente al
culpable? ¿Alguien cree ciertamente que quedarse callado, bajar la cabeza y no
decir nada es la respuesta?
A los pastores y líderes que siguen pensando que nada hay que hacer para
“preservar la unión de sus iglesias”, les tengo dos noticias: la primera es que
las iglesias no son de ustedes, ni siquiera le pertenece a los miembros de
ella, la Iglesia es de Cristo. Cristo pagó por ella. La segunda: el trabajo de
mantener la Iglesia unida es del Espíritu Santo.
Pueblo de Dios: ¿Novia y Prostituta?
Encontramos a lo largo del Nuevo Testamento, numerosas citas en las que se
nos habla de la Iglesia de Cristo como su novia y de cómo Él dio su vida por
ella. La iglesia está formada por todos aquellos que han creído en Cristo para
salvación. También somos el pueblo de Dios, y herederos de las promesas de
Abraham el padre de la fe. Nos gusta llamarnos “El pueblo de Dios”, nos
sentimos bien, agradados, distinguidos y honrados por Dios, cuando Él nos llama
SU pueblo. Sin embargo, no es solo ahí cuando debemos sentirnos SU pueblo.
Tenemos que estar alerta para ver que el pueblo de Dios puede convertirse en
otra cosa.
En Ezequiel 16 encontramos, todo un capítulo que habla del pueblo de Dios.
Pero no de una forma muy agradable,
compara a su pueblo con una mujer, que siendo una bebé la abandonaron en el
campo, ni siquiera cortaron su cordón umbilical, la tiraron llena de sangre
para que muriera. Dice que Dios pasó por ese campo y se compadeció de ella, y
le dijo ¡VIVE! Luego creció y se multiplicó como la hierba, pero aún estaba
sucia y desnuda, entonces Dios, la lavó la cubrió con su manto, e hizo pacto
con ella, la tomó como novia. Le dio los mejores atavíos, el mejor vestido. La
bendijo y la prosperó Dios. Pero dice luego, que “confiaste en tu hermosura y
te prostituiste”, al extremo que ni siquiera le pagaban para estar con ella, sino
que esta mujer, su novia, le hacía obsequios a aquellos para que vinieran y se
acostaran con ella. Dice que su novia, usó los atavíos y sus hermosas ropas que
Dios le había dado (la Gloria de Dios) y con ellos fabricó lugares altos dónde
se adoraban los dioses de aquellos con los que se acostaba. Ofreció sus HIJOS
inclusive para aquellos.
Luego llama a su pueblo, ramera (prostituta) y dice que por haberse
acostado con aquellos Él la avergonzará juntamente y delante de aquellos con
los que fornicó y adulteró.
¡Oh, sí!, son palabras duras, sumamente duras, no encuentro como “suavizar”
Dios ahí habla fuerte, mucho más de lo que se puede ver en estas líneas, te
invito a que lo leas.
Cuidado hermanos, nosotros somos el pueblo de Dios, esto es con nosotros. Y
hay pastores e iglesias que se han olvidado de la Gloria de Dios y se hicieron
lugares altos dónde adorar a otro dios. Se hicieron sus propias antorchas para
alumbrar su camino, y se alejan de la Luz Verdadera.
“Pero ustedes que encienden fuegos y preparan antorchas encendidas, caminen
a la luz de su propio fuego y de las antorchas que han encendido. Esto es lo
que ustedes recibirán de mi mano: en medio de tormentos quedarán tendidos.”
(Isa 50:11) (NVI)
(continuará)
*Líder laico venezolano de la Iglesia Cristiana Evangélica. Forma parte del
Servicio en su iglesia en el área de sonido y videos, es gerente de logística en
una empresa privada. Edita el Blog Restaurados en Jesús.
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