Adaptación de la entrevista realizada por Joaquín Cabezas de León del Programa Radial: Espacio Plural (EP) al Pastor Mario Félix Lleonart Barroso, trasmitida el martes 7 de septiembre a las 8:00 pm, hora de Cuba por Radio Republica.
EP. Pastor Mario, tengo reportes de que Solidaridad Cristiana Mundial se refirió al Ministerio que usted realiza. ¿Qué motivó que una organización de tal prestigio se hiciera eco de su trabajo?
Pastor Lleonart Barroso: Hola, mis saludos al excelente programa Espacio Plural y a toda la libre radio audiencia de Radio República. En efecto, a mí también me han llegado reportes por diversas vías de que el presidente en persona de una entidad tan prestigiosa como Solidaridad Cristiana Mundial, Stuart Windsor, ha realizado referencias directas a mi ministerio que halagan la obra que realizo a la vez que encomian a todos mis consiervos cubanos a trabajar sin temor a las presiones gubernamentales que son ejercidas sobre nosotros. Ante todo debo responder con un verso de la Biblia, según Lucas 17.10: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos. En honor a la verdad no creo que nada de lo que hacemos o decimos pueda compararse a lo que Jesucristo realizó por nosotros. Por otra parte considero que al lado del deber tantas veces incumplido o postergado por parte de la iglesia cubana en general lo que hemos hecho en medio de tanta calamidad y mentira es prácticamente nula. ( Foto del Pastor Lleonart debajo , izquierda)
Pienso que si Solidaridad Cristiana Mundial se ha referido a mi humilde ministerio esto dice más de Solidaridad Cristiana Mundial que de mí mismo. Se supone que este organismo internacional existe para monitorear el ejercicio de las libertades religiosas y condenar sus violaciones alrededor del mundo, si ha sido capaz de detectar experiencias de un pastor como yo inmerso en esta vorágine de la sufriente Cuba de a pie, entonces pienso que está trabajando bien y haciendo lo que le corresponde.
Considero que las declaraciones de Solidaridad Cristiana Mundial tienen lugar por causa de algunas acciones que he realizado obedeciendo lo que mi conciencia cristiana me dicta. Mis actos han sido simples y mesurados, muy discretos al lado de lo que es necesario hacer por parte de los creyentes cubanos que en medio de tanta oscuridad estamos llamados no ha escondernos debajo de la cama, como tristemente está ocurriendo con muchos, sino a alumbrar desde el candelero a todos los que están en casa porque una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
Para ser más concreto, pienso que Alianza Cristiana Mundial ha conocido de las presiones que ahora se están ejerciendo sobre mí a causa de mi atrevimiento a romper el cerco de estigmatización contra la libre ciudadana y bloguera Yoani Sánchez, al invitarla al Salón Social de nuestra iglesia para algo tan sencillo como una charla sobre internet que burló sin embargo la falta de acceso a esta red por parte de la totalidad de los asistentes, esto ya hace casi un año (12 de septiembre, 2009). A que aproveché el marco propicio de una discusión plenaria en la Conferencia Agua de Vida que se celebró en La Habana, auspiciada por la Alianza Bautista Mundial, el pasado 24 de marzo, cuando condené la evitable muerte de Orlando Zapata Tamayo, y hablé en favor de las peticiones humanitarias del valeroso ayunante Guillermo Fariñas; y por acompañarle a él pastoralmente durante sus más de 130 días de exitoso Ayuno Total hasta que realicé la oración de acción de gracias publica, que se divulgó por los medios, en el momento en que concluía el ayuno ya que ocurrió el milagro de que su petición fue más que concedida.
Pero repito, cuanto hago, lo hago para la gloria de Dios y porque estimo que él me lo demanda aunque me cueste, lo reporte o no un organismo tan prestigioso como Alianza Cristiana Mundial. Porque como dijera un profeta: ¡Ay de mí si no lo hago!, o el grito de la orden de Embajadores del Rey a la que pertenecí en la iglesia desde chico: Si no lo hago así, ¿para qué nací?
EP. En ocasiones le he escuchado referirse al concepto de iglesia ciudadana ¿a qué se refiere?
Pastor Lleonart Barroso: Me refiero a la iglesia que desempeña la función integral y liberadora para la que fue puesta en medio de este mundo. A la que actúa como la sal y la luz de la que habló Jesús. El cristianismo es un proyecto peligroso por su anuncio de que todos somos iguales ante Dios, y de que todos tenemos derechos; y esto es un problema que rebaza los marcos de la iglesia como institución para abarcar su acción que tiene como objeto a la sociedad en general. No hay duda para mí de que el cristianismo debe ser siempre más movimiento que institución, con un impacto social que tiene como guianza el paradigma de la cruz de Cristo.
Me refiero a la iglesia que se comporta como iglesia ciudadana a la que incide positivamente en el contexto histórico en el que le toque vivir. A la que hace real para quienes están a su alrededor las palabras de Jesús de que conoceréis la verdad y la verdad os hará libres y si el Hijo os libertare os hará COMPLETAMENTE libres. Algunos creen que la libertad de la que habló Jesús es una libertad estrictamente con implicaciones espirituales. Sin embargo, Jesús lo que dijo fue que si la verdad nos liberta nos hace COMPLETAMENTE libres, y cuando dice COMPLETAMENTE es COMPLETAMENTE. En otras palabras, una iglesia ciudadana para mi es aquella que entre otras implicaciones más, entre las que se hayan por supuesto las espirituales que tienen que ver con el problema del pecado y de la salvación eterna, es la que convierte en ciudadanos a aquellos que llegan a ella, entre muchas mutilaciones más, sin una conciencia ciudadana y ella es capaz de devolvérsela. O sea, una iglesia ciudadana es una iglesia que pare ciudadanos.
Permítame poner un ejemplo bíblico que para mi resulta sumamente ilustrativo. Se trata de un curioso caso de exorcismo relatado en el evangelio de Marcos capítulo 5, versos del 1 al 20. Se trata de un hombre poseído por demonios que ante la petición de identificación por parte de Jesús se autonombraron LEGIÓN, nombre con el que se identificaba precisamente a un destacamento militar romano de aquella época. Entre los muchos efectos que había traído la presencia de aquella LEGIÓN sobre la vida de aquel hombre podemos ver claramente la anulación total de su conciencia de ciudadanía: andaba desnudo, dormía en los sepulcros, para controlarlo le ataban con cadenas y grillos (note que eran estos los mismos instrumentos empleados por el ejército romano para encadenar rebeldes y prisioneros de guerra), aterrorizaba a todos con sus alaridos, porque no sabía ni podía comunicarse como un ser humano, y se golpeaba con piedras auto mutilándose. Pues bien, luego de realizado el exorcismo lo que más asombró a todos los testigos de los efectos es que le encontraron vestido, sentado y en su sano juicio; o sea, independientemente de las implicaciones espirituales y eternas, que tienen que ver con lo que podríamos llamar el más allá, ese hombre tuvo efectos verificables en el aquí y ahora, recobró su conciencia cívica, se convirtió en ciudadano, en un ser humano en el sentido cabal del término. Eso lo hace Jesucristo con quienes le conocen de veras, el evangelio de Jesús tiene una carga liberadora muy grande que envuelve holísticamente a quienes le reciben, con implicaciones en el todavía no y en el más allá, pero también en el YA del aquí y ahora.
A la Iglesia que hace lo que Jesús hizo con el endemoniado es a la que yo llamo una iglesia ciudadana, una iglesia que cumple su genuina misión, y que por tanto es una iglesia que pare ciudadanos hechos y derechos, una iglesia que devuelve a los individuos despojados de sus más elementales dignidades su conciencia de ser criaturas a la imagen y semejanza de Dios. A la vez que constituye, por la misma razón de estar integrada por ciudadanos, un importante elemento de movilización en la búsqueda prioritaria de lo que Jesús llamó el Reino de Dios y su Justicia.
EP. ¿Desde cuándo usted tomó conciencia de que el evangelio tiene una responsabilidad cívica para con la sociedad en la que interactúa?
Pastor Lleonar Barroso: Doy gracias a Dios de que a pesar de haber nacido en un país donde se me trató de inculcar desde el preescolar el ateísmo más acérrimo en una educación estatal obligatoria, pudieron más las enseñanzas de mi madre y de la iglesia. Nacido en el 75 pude percibir enseguida en el ambiente el olor todavía fresco de la persecución. La iglesia bautista a la que pertenecía mi madre y a la que me llevó desde mis primeros días había sido cerrada entre el 14 de noviembre de 1963 y el 31 de diciembre de 1964. Los miembros que habían permanecido fieles estaban sufriendo por doquier discriminaciones y exclusiones de todo tipo. Por todo ello y sin temor a equivocarme puedo afirmar que en medio de ese crisol, y a pesar de una pobre enseñanza teológica al respecto, desde que comencé a tener uso de razón fue fermentándose en mí la conciencia de la responsabilidad cívica del Evangelio.
Con el paso de los años la lectura de la Biblia por un lado, y la lectura de la vida por el otro, me han hecho desembocar en la postura cívica como individuo y en el carácter profético como ministerio.
En medio de esta dura realidad que nos ha tocado vivir siento mi conciencia cristiana tranquila respecto a un tema al cual considero que todos los creyentes cubanos no debíamos haber permanecido indiferentes, como lamentablemente sucedió. Se trata de la Primavera Negra de 2003. En aquel momento solo conocía a uno de los 75 opositores encarcelados. Ha Librado Linares, de Camajuaní, secretario General del Movimiento Cubano Reflexión, un excelente ciudadano, con una conciencia cívica que evolucionó de comunista por enseñanza a un demócrata por convicción propia. Además de todo ello, mi amigo, y objeto inmediato de mi trabajo pastoral. Cuando supe de su injusto encarcelamiento y preocupado por un proceso signado desde el comienzo por la injusticia me dije que si el resto de los 75 eran como Librado entonces nos encontrábamos ante una tamaña desfachatez respecto a la cual como cristiano y ministro del evangelio no podía actuar con el pecado de la desidia. Si personas no identificadas como creyentes habían reaccionado críticamente, tales como José Saramago, Eduardo Galeano, o nuestro Pablito Milanés, cuanto más los cristianos, llamados por Jesús a dar un testimonio tal que no permanezca indiferente ante la injusticia y especialmente en relación a los presos con su ACORDAOS DE LOS PRESOS, COMO SI ESTUVIERAIS PRESOS JUNTAMENTE CON ELLOS; Y DE LOS MALTRATADOS, COMO SI VOSOTROS ESTUVIERAIS EN SU MISMO CUERPO de Hebreos 13.3.
Mi primera acción cívica en relación a estos lamentables sucesos fue personarme en el Tribunal Provincial de Santa Clara conocido como la Audiencia con el propósito de que se me dejase entrar al Juicio Sumario al que fue sometido mi amigo Librado apenas una semana después de haber sido encarcelado. Como era de esperar no se me permitió entrar y permanecí en protesta todo aquel día en el acosado parque que rodea la tomada militarmente Audiencia manifestando mi posición contraria.
Luego que supe de que un ciudadano tan ejemplar como Librado había sido condenado nada menos que a 20 años de prisión ya no tuve ninguna duda de la calaña del gobierno que nos desgobernaba. A partir de ahí me volqué a acompañar pastoralmente a su familia y a Librado mismo a través de mis oraciones y mi correspondencia. Por supuesto, ya desde antes de la encarcelación de Librado yo había aportado mi firma, impulsado por mi plena concepción evangélica, al Proyecto Varela, y la había negado por lo mismo a la ominosa propuesta de Reforma Constitucional del 2002. No sé si el ejemplo de la posición que adopté desde el mismo comienzo de la encarcelación de los 75 opositores te responde en algo a tu pregunta del desde cuándo tomé conciencia de que el evangelio tiene una responsabilidad cívica con la sociedad en la que interactúa. Lo que si te puedo afirmar es que el impulsor a mi posición no ha sido un partido político sino el Evangelio del Reino cuyos valores se me inculcaron desde niño y al que me convertí por obra y gracia del Espíritu Santo cuando tuve capacidad de decisión.
EP. ¿Por qué le refirió a una importante revista cristiana "aquí estoy paliando el dolor de mi pueblo"? Pastor Lleonart Barroso: Sí, Ud. se refiere a la revista Christianity Today. Este medio de prensa de tanto arraigo entre los evangélicos norteamericanos fundada por Billy Graham en 1956 vino a Cuba el año pasado con el objetivo de realizar en reportaje sobre las iglesias evangélicas. Entre los lugares a visitar el periodista Jeremy Weber escogió el Seminario en el que imparto las asignaturas de Nuevo Testamento y allí conversó con nosotros. Mi testimonio atrajo su atención al punto que de todos los materiales que llevaron de Cuba una foto que me tomaron fue la escogida para la portada del número correspondiente a julio de 2009 que fue en el que publicaron el reportaje. La frase que usted cita fue colocada en esa portada junto a la foto y fue tomada de mis palabras en aquella ocasión. Con ellas quise expresar mi pasión: la de formar parte del pueblo cubano, viviendo sus penurias y miserias, pero sacando energías que vienen de Dios para hacer más llevadero el dolor y animar a mi pueblo que vive aletargado y al cual se ha despojado de la mayor parte de sus libertades, al punto de extirpársele durante estos duros 50 años casi la totalidad de su conciencia cívica. Un proceso que ya comienza a revertirse con la ayuda insustituible de Dios para lo cual nosotros servimos como instrumentos.
En dicha ocasión expresé a la Christianity Today que era amante desde mi niñez de la lectura de los grandes misioneros que abandonaron su confort para ir a gastar sus vidas en lugares distantes y necesitados: David Livingstone, John Paton, Adoniram Judson, Albert Schweitzer… Entonces agregué, yo no tengo que ir a ninguna parte, donde vivo sobra el dolor, la necesidad y la falta de libertad: ¡Aquí estoy paliando el dolor de mi pueblo!
EP. ¿Piensa que en alguna medida su postura desentona con la identidad de su denominación bautista?
Pastor Lleonart Barroso: Para nada. Los bautistas auténticos siempre se han caracterizado por ser radicales. Pienso que lejos de desentonar simplemente me comporto como debieran comportarse todos los bautistas cubanos. Lo único que pasa es que muchos tristemente se encuentran amordazados entre el temor o la conveniencia y ello les impide actuar como debieran. Si busca los objetivos fundamentales de la Alianza Bautista Mundial que reúne a alrededor de 200 convenciones o fraternidades alrededor del mundo se dará cuenta que es precisamente lo que hago: la evangelización, la unidad de sus miembros, la ayuda a los necesitados y la defensa de los derechos humanos.
La denominación bautista se identifica por una serie de principios entre los que sobresalen: el señorío de Cristo, conocido como principio cristológico; la autoridad del NT, conocido como el principio bíblico; la membrecía regenerada, conocido como el principio eclesiástico; el orden democrático, conocido como el principio sociológico; la libertad religiosa, conocido como el principio espiritual; la separación entre la iglesia y el Estado, conocido como principio político; y el Evangelismo personal y la empresa misionera, conocidos como el Principio Evangelístico. Pero todos ellos responden a un principio integrador: EL SEÑORÍO DE CRISTO. Su formulación clásica fue la declaración de Juan Smith en 1610: «Solo Cristo es rey y juez de la iglesia y de la conciencia». Estudiosos como el doctor Justo Anderson han declarado que: «el futuro de la denominación bautista dependerá en gran parte de su fidelidad a este principio, y va más allá al declarar que a la luz de este presupuesto los bautistas seguirán oponiéndose al totalitarismo político, al fanatismo sacerdotal, al mecanicismo sacramental y al confesionalismo doctrinal; pero que parece ser que la denominación bautista tan destacada como defensora de este principio está recién dándose cuenta de sus implicaciones sociales.
«El mismo Jesús que dijo: Ustedes me llaman Maestro y Señor y tienen razón porque lo soy (Juan 13.13), también dijo: ¿Por qué me llaman Señor, Señor, y no hacen lo que les digo (Lucas 6.46). Este señorío responde a las necesidades más profundas de todos los hombres e inflama los anhelos más altos en sus seguidores. La paz, la justicia y la comprensión sólo predominan cuando Jesús está reinando. El pueblo bautista, consciente de haberse involucrado pasivamente en las injusticias sociales en ciertos sectores del mundo, está despertando de su letargo social a la luz de este principio. Su éxito en incorporar esta inquietud social sin dejar de hacer lo otro determinará en gran parte la influencia futura de la denominación .»
¿Le parece que desentono con estos ideales? A mí por el contrario me parece que me quedo corto y que todavía me falta mucho más por vivir a la altura de Jesús en medio de un contexto tan complejo como lo es el contexto cubano actual, mi contexto.
EP. Algunos observadores tienen el criterio de que muchos sectores evangélicos en Cuba apoyan al régimen de los hermanos Castro, ¿qué opina usted?
Pastor Lleonart Barroso: ¡Qué bueno que me enuncia usted en su pregunta que son solo algunos observadores los que poseen este criterio, y no todos! ¡Y qué bueno que según ese criterio son muchos de los sectores evangélicos los que apoyan al régimen de los hermanos Castro, y no todos! Le hago esta acotación porque algunos han generalizado respecto a los evangélicos cubanos y en mi criterio esto significa desconocer en mucho lo concerniente a las iglesias evangélicas cubanas.
Yo considero que si en algo se puede cuestionar a muchos de los sectores evangélicos, que no a todos, no es en apoyar al régimen de los hermanos Castro, sino en hacerse los de la vista gorda o actuar en base a temores o conveniencias, sumados a la doble moral y al oportunismo que reina en el pueblo de Cuba, lo cual constituye también algo injustificable y totalmente inaceptable respecto a la ética de Jesús de Nazaret. Pero si alguien se cree de veras el cuento de que los sectores evangélicos apoyan el sistema de los hermanos Castro entonces ese alguien está delirando, porque eso ni el mismo sistema se lo cree, ni la misma Caridad Diego en sus oficinas del Comité Central, ella misma sabe, mejor que nadie, y ha comentado que sabe, que algunos que delante de ella se comportan como si fueran más comunistas que ella misma por detrás solo demuestran el gusto por la buena vida y el confort que reportan el capitalismo y el consumismo.
Casi siempre a la hora de hablar de este tema se suele repetir la misma coletilla, que si el Consejo de Iglesias de Cuba (CIC), que si el Seminario Evangélico Teológico de Matanzas (SET), que si el Centro Martin Luther King (CMLK) son quienes apoyan irrestrictamente al sistema; y yo le puedo decir una cosa, conozco a hermanos en estas tres instituciones, con menor cuantía en el CIC que en estos momentos languidece de impopularidad y desprestigio casi total entre sus mismos miembros, pero si en el SET o en el CMLK, que poseen convicciones evangélicas acordes a la definición de iglesia ciudadana que anteriormente le definí. Más que el desenmascarado CIC, o el trabajo del SET o el CMLK, me aflige el comportamiento de la mayor parte de las denominaciones religiosas inscritas en la selecta lista del registro de asociaciones, pertenezcan o no al CIC, que se caracterizan por el sectarismo, el caudillismo, el consumismo, el oportunismo y algunos ismos más que le impiden cumplir la misión para la cual se supone han sido llamados por Jesús, y que constituye caldo de cultivo para la manipulación y el chantaje que el gobierno ejerce aplicando la estrategia diabólica que siempre ha dado resultados del becerro de oro que compra creencias y cargos. De esto, y no del apoyo real al sistema es de lo que se puede condenar a muchos, que no todos, los sectores evangélicos cubanos. Se lo dice un pez en estas aguas. Si existe algún apoyo real de los sectores evangélicos al régimen de los hermanos Castro, apoyo real, este constituye un porcentaje insignificante. El problema es que estas actitudes de muchos de los sectores evangélicos además de invalidarles en su genuina misión se suman a la simulación e hipocresía con que se hace el juego al sistema; pero esto es detestable y no corresponde con el ideal de iglesia que Cuba y Jesús necesitan hoy.
Ahora bien, y doy la gloria a Dios por ello. Siempre existe un remanente fiel capaz de cumplir el rol profético para el que ha sido comisionado por Dios para realizar Su obra en Cuba. Y le voy a contar una anécdota que lo puede ilustrar muy bien lo que acabo de decirle.
En mis diálogos con Guillermo Fariñas, de quien tuve el privilegio de estar bien cerca en sus más de 130 días de exitoso Ayuno Total supe que el primer mediador que se le propuso por parte del régimen no fue la Iglesia Católica Cubana. Ya esta había jugado un papel en frenar el condenable acoso a las Damas de Blanco. Resaltaba el hecho de que los sectores religiosos que históricamente se han comportado más serviles al régimen estaban quedando fuera de toda negociación o mediación. Al parecer existían celos respecto a la ausencia de protagonismo tradicional del CIC y según me contó Guillermo fue precisamente el CIC la primera institución que el gobierno le propuso como mediador. Fariñas se opuso alegando que prefería conversar directamente con la Seguridad del Estado a tener como mediador al CIC ya que, según sus propias palabras y citando la célebre frase, Roma paga a sus traidores pero los detesta. Se le preguntó entonces si él pensaba en algún candidato, y este es un dato que no estoy autorizado a revelar, pero lo que puedo decir es que Guillermo tampoco propuso a la Iglesia Católica como mediadora, sino a líderes notables de un segmento de las iglesias evangélicas de Santa Clara su ciudad, donde por cierto los evangélicos han demostrado en más de una ocasión destacado protagonismo cívico. Entonces, ya que ni a Guillermo le convencía la mediación del CIC, ni al gobierno la mediación evangélica que el Coco proponía, se optó definitivamente por echar mano nuevamente de la jerarquía católica que Guillermo aceptó reconociendo que esta institución había jugado buenos y malos papeles. Pero me parece un dato a tener en cuenta el hecho de que el mediador que Guillermo Fariñas hubiese deseado forma parte del ámbito evangélico de Cuba.
De modo que considero un análisis extremadamente superficial y limitado afirmar que muchos sectores evangélicos en Cuba apoyan al régimen de los hermanos Castro, porque le repito, esto ni la oficina de Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido se lo cree.
EP. En su opinión, ¿Qué iglesia evangélica necesita la sociedad cubana de hoy?
Pastor Lleonart Barroso: Pues por supuesto que la iglesia evangélica que necesita la sociedad cubana de hoy es una iglesia ciudadana tal y como la definí anteriormente. Una iglesia que no busque tanto su supervivencia institucional ni la protección de sus intereses como la misión para la que fue creada: ser sal y luz en medio de tanta putrefacción y oscuridad. Una que viva no tanto a la defensiva de sus intereses como a la ofensiva en el avance de los intereses del Reino de los cielos entre cuyos valores sobresalen la libertad, la paz, la verdad y la justicia. Una iglesia al estilo del de las iglesias confesionales en la Alemania nazi entre cuyos líderes sobresalió el mártir Dietrich Bonhoeffer. Una iglesia con un liderazgo como el de Martin Luther King junior que un día tuvo el valor de exclamar TENGO UN SUEÑO por el cual vivió y murió. Una iglesia profética al estilo de Monseñor Romero en el Salvador.
Y yo me empeño en movilizar a una iglesia así. En creer que todavía las iglesias evangélicas cubanas pueden reaccionar y jugar un rol hasta ahora relegado o postergado pero que puede ser determinante en el futuro de Cuba. Así sea.
Nota del entrevistado: Aprovechando las posibilidades del texto , algunas respuestas han sido enriquecidas por el entrevistado para esta versión de Religión en Revolución Blog ya que el formato del programa es solo de 25 minutos y estos limitaron en sus respuestas al entrevistado.