Sobre la intermediación de la Iglesia Católica cubana, en medio de los ataques y contraataques un artículo que apoya todo el accionar de la Iglesia católica cubana. Veamos:
En un primer artículo Luifi Galeano, escribe en Cuba Democracia y Vida el artículo: “El dulce encanto de la hipocresía”, donde afirma:
El gobierno cubano ha adoptado la postura hierática del inaccesible; del que no habla sino por sus movimientos gestuales revestidos de un escalofriante silencio. No ha dicho nada, tan sólo ha trasladado a seis presos por presuntos delitos políticos. Por otra parte, el tabernáculo de obispos dialogantes no sólo advierte a la entusiasmada población mesura sino que se autoerige en el vocero del régimen señalando que —y cito textual— ‘toda información fidedigna al respecto será generada o confirmada exclusivamente por una fuente del Arzobispado’.
En medio de la polémica en torno a las Damas de Blanco y su aceptación o no de las Damas de Apoyo, Juan González Febles en la página Primavera Digital, nos brinda este articulo: “Una interesante escaramuza”. Donde entre otras cosas dice:
Sobre el cardenal Ortega, sólo se trata del convidado de ocasión. Si su mediación arroja algún resultado positivo, bueno. Si no, pues fue un buen intento. No debe impedírsele jugar. Lo peor que puede suceder es que pierda y hasta la fecha, ya se ha perdido bastante.
Y ahora el articulo “estrella” por su extensión, abundantes argumentos y también algo que esperábamos, un artículo que apoya de principio a fin a la Iglesia católica cubana y sobre todo a la conducción jerárquica de esta. Este fue publicado en Cuba Encuentro hoy, de la mano…, digo de la pluma de su autora, María Isabel Alfonso y con el título de: “Los ataques al Cardenal. Drama en cuatro actos”.
Una refutación a dos artículos que en fecha reciente han cuestionado el papel de la jerarquía eclesial cubana en la coyuntura de crisis que atraviesa el país. Y estos son los actos:
Tercer acto: Nuevos actores en escena
Cuarto acto: Una luz en la oscuridad
Amador y Oppenheimer yerran al desestimar la voluntad y capacidad de la Iglesia de propiciar cambios. Obvian las contribuciones concretas con las que, desde su pastoral social, ha apostado por una Cuba mejor.
Es el liderazgo sabio de Jaime Ortega y Alamino —a quien Juan Pablo II nominó Cardenal en el Consistorio del 26 de noviembre de 1994—, de Monseñor Carlos Manuel de Céspedes y de otros líderes eclesiales, lo ha posibilitado el florecimiento de esta iglesia de amor.
Yo al menos, esa es la Iglesia que conozco. Una que ha buscado puntos de contacto con el proyecto nacional revolucionario cubano, iluminando sus zonas de oscuridad, y convergiendo con las que han sido, en esencia, coherentes con el Evangelio.
Como es usual incluimos los artículos más polémicos ( que usted puede leerlos haciendo clic en el titulo), lo cual no refleja posición alguna de este Blog. La foto fue tomada de la Red y no tiene implicación alguna con los artículos mencionados.
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