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| El Bom Samarita (1838) de Pelegrí Clave |
Primer comentario:
“Prójimo sin papeles”
Vale la pena
explorar las diferentes dimensiones de este tema: la ética, la legalidad y las
implicaciones sociales. Desde un punto de vista moral, ayudar a alguien en
necesidad, sin importar su estatus legal, puede considerarse un acto de
compasión y amor al prójimo. La idea de apoyar a quienes enfrentan
dificultades—como los inmigrantes indocumentados que a menudo huyen de la
violencia, la pobreza o la persecución—resuena con valores humanos universales
de solidaridad y empatía.
Sin embargo, la
realidad legal complica esta intención. Las leyes migratorias varían según el
país, y en algunos lugares, ofrecer ciertos tipos de ayuda a inmigrantes
indocumentados puede ser ilegal. Esto podría poner en riesgo tanto a quien
ayuda como a la persona que recibe la asistencia. Por lo tanto, aunque el deseo
de ayudar sea genuino, es importante conocer las leyes locales para evitar
consecuencias no deseadas. Este tema genera división. Algunas personas creen
que brindar ayuda sin restricciones fomenta la inmigración ilegal y puede
sobrecargar los recursos de una comunidad. Otros argumentan que es una
obligación moral asistir a quienes están en una situación vulnerable,
independientemente de su estatus. Este debate refleja la tensión entre la compasión
individual y las políticas colectivas.
Es fundamental
recordar que los inmigrantes indocumentados son seres humanos con dignidad y
derechos. El término "ilegal" puede ser deshumanizante, y usar un
lenguaje más respetuoso, como "indocumentado", ayuda a mantener el
foco en su humanidad. Si estás considerando ayudar de manera irrestricta, te
animo a informarte sobre las leyes de tu país y a evaluar el impacto que tu
apoyo podría tener en tu comunidad. Existen organizaciones que trabajan dentro
de marcos legales para apoyar a los inmigrantes indocumentados. Contactarlas
puede ser una forma segura y efectiva de canalizar tu deseo de ayudar.
Sí, ayudar a los
inmigrantes indocumentados puede ser un gesto de amor al prójimo, pero no está
exento de complejidades. Equilibrar la compasión con un entendimiento de las
leyes y las dinámicas sociales es clave para actuar de manera responsable y
efectiva.
Y este es , un segundo comentario a partir de las
interpretaciones que se hacen al texto bíblico de Levítico 19:33-34 que, aunque
no es de mi autoría, sí implica un análisis bíblico a partir del hebreo en este
texto. La fuente se incluye en la referencia.
Aquí es donde las
traducciones son difíciles, y el hebreo resulta útil. El pasaje que cita es
Levítico 19:33-34: “Cuando un extranjero resida entre vosotros en vuestra
tierra, no le hagáis ningún mal. Trataréis al extranjero que resida entre
vosotros como a uno de vosotros, y le amaréis como a vosotros mismos, porque
vosotros fuisteis extranjeros en la tierra de Egipto: Yo soy el Señor vuestro
Dios.”
La palabra para
"extranjero" (o "inmigrante", como lo tiene la traducción
que está usando) es la palabra "ger" גֵּר y se refiere a una persona no nativa que reside temporal
o permanentemente entre los israelitas. Denota a alguien que no forma parte
originalmente de la comunidad israelita, pero que vive entre ellos, a menudo
buscando refugio o una nueva vida. El "ger" es distinto de un
israelita nativo, pero se le otorgan ciertas protecciones y derechos bajo la
Ley Mosaica. El equivalente moderno es el de un residente permanente que aún no
es ciudadano.
Hay otros tipos de
extranjeros definidos en la ley de Dios: toshab (תּוֹשָׁב), nekar (נֵכָר), y zuwr (זוּר). Ninguno de estos
otros tipos de extranjeros goza del mismo estatus que un ger.
Por ejemplo, los
cananeos eran nekar, a pesar de vivir entre los israelitas en las tierras
conquistadas de la promesa. Ninguno de sus alimentos era aceptable para Dios
como ofrenda de la congregación (Levítico 22:25), ni se les permitía participar
en la observancia de la Pascua (Éxodo 12:43). Dios prohíbe a este tipo de
extranjeros como los cananeos entrar en su santuario (Ezequiel 44:9) debido a
su contaminación (Ezequiel 44:7); de hecho, Dios ordenó que ningún nekar
permaneciera en las fronteras de la tierra, sino que debían ser expulsados
(Éxodo 23:23-33). Más tarde, se reiteraría que debían ser excluidos
completamente (Nehemías 9:1-3, Esdras 10:2). Todo un contraste con el
extranjero con derechos de nacimiento.
Los inmigrantes
ilegales no tienen ciudadanía, por lo que no son "ger", así de
simple.
Fuente del segundo comentario: r/Christianity/Comments
Recopilación y notas: Eloy A González [27 de mayo de
2025]
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