junio 01, 2020

¿Tú quieres una Revolución?


¿Tú quieres una Revolución?
He visto muchas imágenes en estos días. El enojo que suscita la muerte de un ciudadano, donde los implicados ya están detenidos y bajo investigación, No explica vandalizar, destruir, saquear y atacar a personas que nada tienen que ver con el evento inicial. En realidad, no honra a la comunidad negra de los EE. UU., ver a miles de ellos, atacando a transeúntes indefensos, golpeando a ancianos y mujeres y saqueando los negocios. No acepto que procurar la justicia y el bien social pase por atacar a una mujer en silla de ruedas con un extinguidor y salir corriendo de una tienda Target con un Televisor de alta definición.
Y claro, todo supuesto movimiento social reivindicativo requiere de un himno, de una bandera y de consignas, muchas consignas.
Aquí esta el himno de los violentos, de los saqueadores y de los incendiarios. Se trata de una canción del director coral y musico de temas religiosos-cristiano (góspel), Kirk Franklin, que compuso e interpretó esta canción con el título de “Revolution”; dentro de la tendencia conocida como:  urban contemporary gospel.
De nuevo el tema vuelve a escucharse. Ahora miles de personas, sobre todo miembros de la comunidad negra de los EE. UU. se dan cita en las calles para protestar.
La pregunta y el clamor de la pieza musical es significativo: ¿Tú quieres una Revolución? Tal vez muchos de los que hemos vivido bajo una dictadura, fruto de una Revolución que buscaba reivindicaciones sociales, sabemos o podemos dar una respuesta. Como sea esto queda para un próximo artículo.
Aquí les dejo las letras de la canción-protesta en su traducción al español, aunque puede ser comparada con la versión original.

Revolution – Kirk Franklin
16 ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno;17 porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos. Apocalipsis 7:16-17 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
 (¡Sí señor!)
Nunca más tendrán hambre ni sed.
(Reza, Predicador)
Por Dios, borra esas lágrimas.
(¡Sí señor!)
Cada lágrima de sus ojos.
(¡Sí señor!)
Prepárense para una revolución.
¿Qué decís?
¿Queréis una revolución?
Decirlo: ¿queréis una revolución?
¡Vamos!
¿Queréis una revolución?
Decirlo: ¿queréis una revolución?
¡Vamos!
Enfermo, y cansado de ver a mis hermanos
matarse unos a otros.
De ver a padres abandonar
a sus hijos con sus madres.
De ver a hombres holgazaneando
y jugando por ahí con cualquier cosa.
Escucha, compañero.
Deberías ser bastante hombre
para permanecer firme.
Enfermo y cansado de la iglesia,
hablando de la religión.
Y todavía continúan hablando unos de otros,
tomando sus propias decisiones.
¡No más racismo! ¡Ni fascismo!
¡Ni polución! ¿Cuál es la solución?
¡Una revolución!
¿Queréis una revolución?
Decirlo: ¿queréis una revolución?
¡Vamos!
Sin crímenes, ni moribundos.
Ni políticos arrastrándose.
Todo el mundo intenta.
Ganar dinero. Es algo que me hace gritar.
La forma con la que manejan mi vida.
Quieren moldear mi vida a su antojo.
Llegará un día más soleado.
Todos tus problemas se quedarán atrás.
Una revolución está llegando. Sí, está llegando.
La revolución está llegando. Ya llega. Ya llega.
Está llegando.
¿Queréis una revolución?
Decirlo: ¿queréis una revolución?
¡Vamos!
¿Qué se siente? ¿Qué es lo que quieres, hijo?
¿A quién llamas?
Sabes que Jesús es el hijo verdadero.
El segundo de la Santísima Trinidad.
Sé que lo sientes.
Abandonado quinientos días
hasta la llegada del Nuevo Milenio. Los escuchas.
Las trompetas resuenan en el cielo. Cristo, el último.
El primero. El primero. Y el último.
No pasará de largo.
Así que, que no te cojan durmiendo, hermano.
No tropieces, hermano.
Porque, cuando te vea,
mejor no estés bajando
A cualquier sitio que vayamos, hablamos demasiado.
Nos movemos demasiado. Hacemos demasiado.
Pero cuando das un paso frente a nosotros,
pierdes demasiado.
No hay vuelta atrás para lo que estoy haciendo,
cuando me mueve el espíritu.
No odies lo que estoy haciendo.
Soy el barco en el que navega.
A cualquier sitio que vaya,
intentan juzgarme, intentan sacudirme,
intentan hacerme cambiar de opinión.
Pero no podrán conmigo,
porque tengo a Cristo de mi lado.
Darkchild y Nu Nation te hacen sentir bien.
¿Dónde están mis santos de la costa este?
¿Dónde están mis santos de Detroit?
¿Dónde están mis santos de Dallas?
¿Dónde están mis santos de Atlanta?
¿Dónde están mis santos de Miami?
¿Dónde están mis santos de Nashville?
¿Dónde están mis santos de Fort Worth?
Todos juntos, nuestros santos, ¡elevar las manos!
¡Con las manos arriba!
Nota del Blogger: Se han omitido todas las interjecciones de la canción para limitarnos al mensaje escrito de la canción en sí.
Para ver ambas versiones de la canción hacer CLIC AQUÍ

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