marzo 27, 2020

De creyentes, científicos, médicos y personal de la salud en tiempos del COVID-19


HONORES A QUIENES LO MERECEN
"Son necesarios los que oran siempre, para aquellos que no oran nunca"
  V. Hugo.
"Un poco de ciencia aleja de Dios, pero mucha ciencia devuelve a Él"
L. Pasteur.
    Muchas veces, como hoy, he visto publicaciones donde se trata de menospreciar a los creyentes, sobre todo, en estos tiempos en que algunos piensan que la cura de la COVID-19 depende enteramente de la ciencia.
    En una, que no reproduzco por considerar absurda y de un alto grado de necedad, se ve a un grupo de religiosos, escogidos de entre diversas denominaciones a juzgar por sus vestimentas; observando a un científico que trabaja al microscopio, buscando (según sugiere la imagen) la ansiada vacuna, mientras los sacerdotes aguardan inútiles e impacientes. El texto, que refleja la voz de los religiosos reza... "Aquí, esperando que la ciencia encuentre la cura del Coronavirus".
    Hay que perdonar a las personas que piensan así. Es el resultado de más de 60 años de ateísmo institucional. En mi país, por ejemplo, se habla de reivindicaciones y luchas por todas estas igualdades que se han puesto de moda últimamente.
    A la misma vez todos asumen que vivimos en un mundo contaminado y es preciso volcarse a "lo natural", siempre que eso natural no se trate de las leyes divinas de preservación de la especie humana y por tanto aquí no entran las relativas al sexo y la procreación; sugiriendo que cualquier matrimonio o el propio aborto deben verse como cosas normales o naturales, cuando todos saben que no lo son.
    Pero poco o nada se habla de la libertad religiosa, algo que es normal en cualquier sociedad, que no sea ateísta, por supuesto.
    Solo recordar, que aquellas ideologías que quieren imponer el ateísmo, son precisamente las más interesadas en preparar un terreno ideal donde implantar una nueva religión... La suya.
   Si la cura de la COVID-19 o cualquier otra enfermedad, dependiera de la ciencia de manera exclusiva... ¿Entonces dónde colocamos el esfuerzo de tantas personas que han dejado sus familias y sus comodidades para ir a la primera línea de combate, sin saber si acaso regresarán un día a los suyos? Esa es la parte que no es ciencia; la de los médicos (que por ser científicos saben las altas probabilidades del contagio) o de las enfermeras que también lo saben y aun así se alistan para ir. Pero también el de aquellos que lavan la ropa y los pisos contaminados y ¿por qué no?, de tantos policías, militares y gente común que ha tenido que laborar largas jornadas en la batalla contra esta peste global... por cierto, más que pronosticada.
    La ciencia misma por sí sola no es capaz de curar nada; es solo una herramienta que tiene que cargar y usar el hombre también en estos momentos de catástrofe; sin embargo, muchas personas manifiestan y atestiguan curaciones milagrosas sin intervención científica.
    Hay un Plan Superior, que está por encima de la ciencia, que mueve y siempre moverá la voluntad desde el científico hasta el limpia pisos,  que le obliga a comprender que está en juego lo más preciado de la creación... el ser humano creado y ese Plan esta vez, y todas las demás veces que vendrán (porque volverán hasta  que un día ya no más existan); volverá, como Rector Invisible a dirigir de nuevo la batalla, según su divino propósito. Por cierto, esa fuerza no es el Abominable Dinero, precisamente como muchos piensan.
    El gran error de muchos; creer que el hombre es el centro de esa batalla, pues de ahí proviene la idolatría hacia el ser humano como superior, con sus nefastas consecuencias.
    Y para los que piensan que los creyentes no han aportado nada o han sido simples espectadores u holgazanes, aquí les va esta foto.
Fuente:Facebook



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