Nota del Editor: Ofrecemos la segunda parte de este trabajo periodístico con la entrevista al Muy Reverendo Pablo Odén Marichal. Personaje lisonjero que ha hecho causa común con la Dictadura y que no duda en expresarse con engañosas palabras. El sujeto de marras es el típico "guataca" religioso. Siendo así advierto que la nausea le puede sobrevenir al leer sus declaraciones. Por: Enrique Lopez Oliva.
“LO QUE IMPORTA ES LA HONESTIDAD”: REV. PABLO ODÉN MARICHAL RODRÍGUEZ
El actual secretario del CIC, Rev. Pablo Odén Marichal Rodríguez, fue hace varios años su Presidente, además de que fungió como Rector del Seminario Teológico Interdenominacional de Matanzas, donde hoy es vicerrector y en el cual, durante muchos años, ha sido profesor. Recientemente, Odén Marichal dirigió el Centro de Estudios del Consejo y en este momento preside la comisión del CIC que estudia las leyes de culto existentes en otros países. (7). El Honorable Canónigo ejerce su tercer término como diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba.
Actualmente en el parlamento figuran como diputados: la Reverenda Ofelia Ortega, presidenta para América Latina del Presídium del Consejo Mundial de Iglesias, elegida por primera vez en las pasadas elecciones y una de las primeras mujeres ordenada pastora por la Iglesia Presbiteriana Reformada de Cuba; en condición de reelegido (su cuarto término) participa el pastor Raúl Suárez Ramos, de la Fraternidad de Iglesias Bautistas de Cuba, quien atiende en el Consejo el área de Relaciones Externas, especialmente con el Estado y con otras instituciones religiosas, nacionales e internacionales. En las últimas elecciones parlamentarias nacionales, por primera vez fue electo como diputado un babalawo cubano y presidente de la Asociación Cultural Yoruba de Cuba, Antonio Castañeda.
¿Cuál es, en su opinión, el principal desafío que enfrentan el pueblo y las Iglesias evangélicas en Cuba?
No solamente en Cuba, sino en el mundo entero, vivimos un momento complejo, por lo que pienso que debemos responder, lógicamente y en primer lugar, a los problemas nuestros. Como casi todos los países pobres del mundo, tenemos dificultades en el tema de los alimentos, que tampoco es un secreto para nadie. Pienso que el parlamento cubano buscará vías de cómo nosotros podamos salir adelante y lo más urgente es la producción de alimentos para el pueblo.
Estamos convencidos de que aún el mundo tiene la capacidad para alimentar a esta humanidad, y nosotros también la tenemos. Hay que hacer un esfuerzo mayor. Algunos le llaman tener más voluntad política para resolver esos serios problemas; yo pienso que el mundo está saturado de voluntad política; pero para defender la vida lo que hace falta es más voluntad ética, en todos los sentidos. Somos una isla, pero no estamos aislados del mundo. La crisis alimentaria mundial pasa por algo que nunca debió haber sucedido, que es la especulación con los alimentos. Entonces, como es fácil comprender, estamos en una situación que, aunque nosotros tenemos que buscar las soluciones propias, nuestras; sin embargo, estamos sufriendo y, por un tiempo, sufriremos también los embates de la especulación mundial en relación con los alimentos. Eso es un problema serio. La Asamblea nuestra, consciente de eso, responderá a ello, que es uno de nuestros mayores desafíos.
¿Cuál es la posición de las Iglesias sobre ese tema? ¿Cómo ve que se están proyectando o puedan proyectarse? ¿Cuál puede ser el aporte de los líderes religiosos y ustedes, los diputados religiosos en el Parlamento, sobre ese tema?
Las Iglesias a veces ven todos estos problemas —como el alimentario— como parte de la crisis ecológica del mundo. Nosotros, como diputados y creyentes que intentamos ser cristianos, además de aceptar ese aspecto, lo visualizamos como un serio problema económico y político, que viene a ser la causa moderna del problema ecológico.
A las Iglesias les faltaría un poquito más de la visión económica y política. Y si no tienen la capacidad de enfrentar el tema desde el punto de vista económico y político, por lo menos habría que hacer un esfuerzo mayor para responder más responsablemente desde el punto de vista social. Es lo que te puedo decir.
Se habló hace un tiempo sobre una Ley de Cultos. Si es que existe, ¿cómo está ese proyecto? ¿Sigue manejándose o ha quedado congelado?
Hasta el presente no hay proyecto alguno para una ley de cultos. Ciertamente se ha comentado, a diferentes niveles, la necesidad de una Ley de Cultos que regule las relaciones de las religiones con el Estado, que en Cuba nunca la hemos tenido en nuestra historia postcolonial. En la colonia, el Estado tenía su religión oficial (la católica).
Pero, es cierto, se ha estado hablando sobre la conveniencia de una Ley de Cultos, especialmente por el desorden creado por la entrada sin control de grupos fundamentalistas, que no solamente tienen una visión negativa de la sociedad, sino que tienen esa misma visión distorsionada de las iglesias históricamente establecidas en Cuba. Lo que sucede es que hay un sinnúmero de regulaciones y resoluciones muy dispersas, por lo que en el CIC hay personas trabajando para recopilar todas esas resoluciones y circulares que, en los últimos años, han tratado no de normar la actividad religiosa, sino las relaciones de la religión con el Estado, desde un punto de vista administrativo. Estamos en un proceso en el cual pensamos que es importante que tratemos de ver, echar una ojeada, a todo eso que se ha producido preliminarmente; en segundo lugar, discernir, de entre todas esas disposiciones ministeriales, lo que sea funcional, justo y necesario.
¿El CIC está trabajando en ese sentido? ¿Hay alguna comisión?
Hay una pequeñita comisión: el secretario ejecutivo en este momento, el secretario letrado del Consejo (Dr. Rodolfo Juárez, de la Iglesia Metodista), el presidente del CIC y algunas otras personas interesadas y capacitadas que se han incorporado. El problema es que también el momento para codificar todo eso no es fácil, ni es el mejor, como tú bien sabes, por la proliferación de manifestaciones de cultos y grupos que están totalmente fuera del sistema.
¿En este momento cuántos grupos religiosos hay en Cuba? ¿Cuál es el estimado más o menos? ¿Cuáles están legales o no? ¿Cómo es esta situación?
Usaste una palabra correcta, el estimado, porque no tenemos una cifra exacta. Incluso, en estos días, conversando con compañeros que se dedican a codificar y recopilar toda esta información, les comenté de un grupo que ellos desconocían. Un día aparecen tres grupos nuevos, otro día desaparece otro,… pero un estimado puede ser que sobrepasen el centenar de grupos que trabaja sin ningún reconocimiento oficial.
¿Más de 100 sin reconocimiento?
Sin reconocimiento.
¿Y con reconocimiento oficial, pero no miembros del Consejo?
Cerca de 60.
¿Y en el Consejo en este momento?
Hay 27 Iglesias y 12 grupos ecuménicos. Esa es la cifra, que representa una buena porción de los creyentes protestantes, evangélicos y pentecostales, porque cuando te hablo de quizás más de 100 grupos no reconocidos, no te estoy hablando de multitudes, te estoy hablando de grupos en su mayoría muy pequeños.
¿Y a qué cree que se debe esta fragmentación que se está dando en el campo religioso en Cuba?
Esta fragmentación se da por varios motivos. Yo pienso que, en primer lugar, años atrás, en las iglesias tradicionales, comenzó por el relacionamiento de congregaciones y grupos pequeñitos con otras congregaciones y grupos pequeños fuera de Cuba, lo que competía con las relaciones de carácter positivamente ecuménico.
En segundo lugar, eso llamó la atención —sin ser extremista, porque lo hemos visto, vivido y tratado—, repito: eso llamó la atención al gobierno estadounidense, que se materializa y se expresa literalmente en el primer documento del presidente George W. Bush conocido como “Informe de la Comisión para la Ayuda a una Cuba libre”. Ese texto, en la segunda versión, ratifica, al tiempo que pondera como una cosa positiva, los pequeños grupos y las actividades de grupos en Estados Unidos hacia Cuba, fomentándolas a través del apoyo económico.
En tercer lugar, comenzaron a usar la licencia religiosa (permisos otorgados a grupos religiosos en Estados Unidos para viajar a Cuba) como una manera de enviar turistas a la isla con fines bien específicos, que fundamentalmente fueron traer dinero, organizar grupos, organizar programas, incluso dentro de las Iglesias tradicionales cubanas; hay pocas que se han salvado de que algún ministerio (interdenominacional) de este tipo le haya creado un grupito dentro e impuesto su programa a través del financiamiento.
Esto es lo fundamental: el financiamiento: te doy la literatura, la plata y una invitación; te dicen: no tienes que salir de tu congregación ni de tu denominación, pero te apoyamos para la realización de un programa que, generalmente, es de orientación (teológicamente) fundamentalista, conservadora. Los conservadores no son los peores, conservadores siempre ha habido, en las Iglesias americanas y en las cubanas.
Y, finalmente, a través de esta segunda versión del llamado “Informe de la Comisión para la ayuda a una Cuba libre”, hicieron fuertes críticas a los movimientos ecuménicos cubanos, al CIC principalmente; y, en segundo lugar, al Seminario de Matanzas y a las Iglesias que integran estas instituciones. Así han logrado que, por lo menos, uno de los grupos que han introducido en Cuba —me refiero al conocido como Movimiento apostólico—, repitan exactamente los mismos ataques indiscriminados y tendenciosos contra instituciones ecuménicas respetables, iglesias históricas con más de cien años de trabajo en Cuba y contra personalidades eclesiales. Este grupo funciona como agencia del programa de Bush contra Cuba.
¿Está hablando de conservadores en el campo religioso, no político? ¿Por que no siempre coinciden?
En el campo religioso no siempre coinciden. En el caso estadounidense, pienso que el conservadurismo religioso, evangélico y protestante, en cierto sentido, sirve de plataforma ideológica al conservadurismo político. De ahí que haya tanta identificación entre ambos sectores, el político y el religioso. Por eso, en mi opinión, el grupo llamado Movimiento apostólico, por ejemplo, no solo coincide con el conservadurismo religioso estadounidense, sino principalmente con el fundamentalismo político en el aspecto más bochornoso: su anti-cubanía, porque se puede disentir de un proyecto políticosocial, pero no se puede ser anticubano, atacándolo todo: a Martí, Maceo, Céspedes y los símbolos de la nación.
Se armó todo un revuelo con la declaración que hicieron Iglesias integrantes del CIC a favor de “Los cinco”. (8) Alguna gente dice: bueno, y ¿por qué no hablan también de los 300 presos políticos que hay en Cuba? ¿Qué puede decir al respecto?
Hay una diferencia tremenda. Es cierto que tenemos presos en Cuba que no son criminales comunes, es decir, no han cometido un asesinato, un robo, pero algunos han mezclado su actividad política con vínculos con otras naciones; es bien conocido que, incluso, son pagados. No pienso que alguien cuerdo y en sus cabales pueda decir, seriamente, que el caso de “Los cinco” es similar a uno de los llamados “disidentes cubanos”, porque, en primer lugar, a “Los cinco” nunca se les pudo probar los delitos de los cuales los acusaban, salvo que eran agentes no inscritos para vigilar grupos de anticubanos terroristas; pero, por ejemplo, a Gerardo (Hernández Nordelo) nunca se le pudo probar el delito de conspiración para el asesinato ni nada de eso, que es un delito grave. Ellos nunca han negado que ciertamente eran agentes no inscritos allá para infiltrarse en las organizaciones terroristas que funcionan en territorio estadounidense.
El hecho de que esas organizaciones funcionen en territorio de Estados Unidos ya era motivo suficiente para que el propio gobierno de ese país los persiguiera, y sobre todo después de 2001, con sus leyes antiterroristas. Así que yo pienso que la diferencia es tremenda.
¿No serían en los dos casos agentes: unos para el servicio a un régimen y otros para el servicio de otro sistema?
El problema de “Los cinco” es que ellos nunca espiaron al gobierno estadounidense; ellos espiaron a los grupos contrarrevolucionarios y, sobre todo, terroristas, porque realmente no es un secreto para nadie que tiene en su haber un número significativo de actos terroristas que han costado vidas de las personas, sin contar el daño material que hayan podido ocasionar.
Pienso, fundamentalmente, que “Los cinco” tuvieron actividades éticas, porque todo aquello que defienda la vida y la integridad del ser humano, sobre todo defenderlo de actos violentos, yo pienso que eso es encomiable, y yo estoy de acuerdo. Y los otros, sus actividades, lo único que tenían que ver con la vida es que ellos se estaban buscando una manera de vivir mejor, sin ningún programa ético. Además, pienso que la vida y la historia, en este país como en cualquier otro, nos llevarán, quizás, a formas incluso superiores de organización política, donde todos los ciudadanos tengan la oportunidad realmente de manifestarse, pero con honestidad.
Yo digo —y eso es un principio en mi propia parroquia—, que lo que importa es eso precisamente: la honestidad. Les digo a mis feligreses: sean honestos y piensen como quieran. Yo pienso que eso es lo fundamental: la honestidad. Y mucha de esta gente tú sabes bien que, en sus propias declaraciones, en sus propios comportamientos, están bien alejados de una postura y una actitud realmente honesta.
Hace un tiempo se habló, y muchos participamos, de encuentros entre Iglesias cubanas y de Estados Unidos. ¿Cómo están en este momento esas relaciones? ¿En qué medida el campo religioso puede ayudar a mejorar las relaciones entre los dos países y, sobre todo, la comunicación entre los dos pueblos? Porque no solamente hay diferencias de gobiernos, hay también aislamiento por el embargo estadounidense, calificado por las autoridades cubanas de “bloqueo”; ahora hay nuevas limitaciones en los viajes a Cuba para las agencias que tramitan esos viajes. ¿Cómo percibe esa situación? Las relaciones, por ejemplo, con el Consejo Nacional de Iglesias de Cristo de Estados Unidos, ¿cómo están?
En realidad, últimamente las relaciones se han hecho más difíciles por esas medidas, como tú bien señalaste, del gobierno estadounidense contra los viajes a Cuba y el intercambio, lo que ha afectado incluso a las Iglesias, en varios sentidos: en las relaciones pueblo a pueblo, Iglesia a Iglesia, número uno; tradicionalmente, hace más de 130 años, las Iglesias cubanas que fueron misiones de Iglesias estadounidenses siempre tuvieron el apoyo y la solidaridad, la contribución económica, y todo eso está en crisis y ha afectado las relaciones históricas de las Iglesias evangélicas cubanas con sus homólogas en Estados Unidos.
¿Y por qué está en crisis?
Por las medidas del gobierno de Estados Unidos. Por la imposibilidad de las Iglesias de ese país de continuar relacionándose en una situación normal con los cristianos en Cuba, con las Iglesias de la isla y con sus organizaciones ecuménicas. Incluso, las nuevas medidas de 2004 contra las Iglesias, que dificultan las relaciones normales, el Consejo Mundial de Iglesias (CMI), a través de su Secretario General, las calificó como una violación de los derechos humanos en las Iglesias para desarrollar sus relaciones normales. Han sido calificadas, realmente así: violación de los derechos humanos de las Iglesias para poderse relacionar. El año pasado no pudimos tener una reunión, que era importante, con Iglesias y con el Consejo Nacional de Iglesias de Cristo (de Estados Unidos), ni siquiera porque buscamos un tercer país —Canadá, por ejemplo.— para que ellos fueran allá, para encontrarnos en un tercer país. Eso no se ha podido hacer.
El próximo año, y te lo ratifico —ya se ha dicho públicamente—, en el mes de junio, nosotros pensamos conmemorar el aniversario 80 del Primer Congreso Evangélico Hispano-americano, que se hizo en La Habana en 1929. Pensamos celebrarlo y esperamos que puedan venir los estadounidenses, los canadienses, de otros Consejos, regionales y del CMI —nos está apoyando muy estrechamente el CMI—, y que puedan venir cristianos también. Que sea una oportunidad, por lo primero que tú preguntaste, que la podamos usar para una reorientación —si cabe la palabra— y para una contribución en el campo de la misión de la Iglesia, la espiritualidad, la evangelización, pero también en la ética y la moral en términos generales. Que pueda ser también una contribución al pueblo cubano.
(7) En Cuba no hay Ley de Culto —que sí existe en otros países—, a través de la cual se regula la actividad religiosa. El tema se ha venido discutiendo desde hace varios años, sin todavía llegar a un consenso.
(8) Como “Los cinco” se identifica en Cuba al grupo de cubanos actualmente cumpliendo en prisiones estadounidenses altas condenas, luego de que les realizaran juicios por la acusación de espionaje. Ellos son: René González Sehwerert, Ramón Labañino Salazar, Gerardo Hernández Nordelo, Fernando González Llort y Antonio Guerrero Rodríguez.
Foto: El Muy Reverendo Pablo Odén Marichal R.