junio 02, 2022

Algunas notas del capitulo sobre Cuba del libro: “Sodoma”, de Frédéric Martel.

 

"A semejanza de Rouco Varela en Madrid y de Tarcisio Bertone y Angelo Sodano en el Vaticano, Ortega se apropió de los dos últimos pisos de una especie de palacio colonial espléndido, asomado a la bahía de La Habana, y lo convirtió en su residencia privada. El lugar es magnífico, entre flores exóticas, palmeras e higueras, con una ubicación ideal en la calle Tacón, en la ciudad vieja, justo detrás de la catedral barroca y relativamente cerca de la sede del episcopado cubano."

"Esta especie de hacienda urbana, que posee un claustro con un hermoso patio, fue durante mucho tiempo el cuartel general de los jesuitas, luego sede de la diócesis, y convertido hoy en el Centro Cultural Félix Varela.

En este edificio, la Iglesia cubana imparte cursos de idiomas y concede diplomas de enseñanza general reconocidos por el Vaticano, pero no por el gobierno cubano. Pasé varios días en la biblioteca, abierta a los investigadores, antes de descubrir, disimulado en el ala derecha, un ascensor privado que sube al tercer piso. En una puerta intermedia, se lee: «No pase. Privado», sin más indicaciones."

Es cierto, como me sugieren varios contactos entrevistados en La Habana, que el régimen conocía perfectamente las relaciones, los encuentros, los viajes, la vida privada y las costumbres de Jaime Ortega, fueran las que fueran. Dado su nivel jerárquico y sus frecuentes conexiones con el Vaticano, está claro que el cardenal era vigilado las 24 horas del día por la policía política cubana. Una de las especialidades de esta policía es precisamente comprometer a personalidades destacadas filmándolas en sus aventuras sexuales, en su domicilio o en hoteles."

"¿Fue obligado a «cantar» Ortega, como sugieren algunos? ¿Era él, o su entorno, tan vulnerable que no tenía ningún margen de maniobra para criticar al régimen? Uno de los mejores especialistas anglosajones en cuestiones de inteligencia cubana me dice, durante un almuerzo en París, que el cardenal Ortega y su entorno fueron vigilados directamente por Alejandro Castro Espín, hijo del expresidente Raúl Castro. Incluso se dice que el jefe oficioso de todos los servicios secretos cubanos elaboró con los años, gracias a una tecnología de vigilancia muy sofisticada, un dosier completo sobre los líderes de la Iglesia católica en Cuba, y sobre Jaime Ortega en particular. En otras palabras, Ortega es «atendido» («protegido»), a muy alto nivel. Alejandro Castro Espín, personaje en la sombra, es el coordinador del Consejo de defensa y seguridad nacional, que reúne a todos los servicios de inteligencia y contrainteligencia cubanos: él mismo sería el oficial de enlace del cardenal Ortega."

"Hace unos años, el testimonio en la televisión de un excoronel de las Fuerzas Armadas Revolucionarias cubanas, Roberto Ortega también fue noticia en los medios cubanos. Desde su exilio en Estados Unidos, dio a entender que el arzobispo Jaime Ortega llevaría una doble vida: habría tenido relaciones íntimas con un agente del servicio secreto cubano, descrito como un «negro macizo de seis pies de altura» (1,83 metros). Según este excoronel, el gobierno cubano tendría vídeos y pruebas concretas sobre Jaime Ortega. Estos elementos eran útiles como medios de presión o de chantaje al cardenal, a fin de garantizar su pleno apoyo al régimen de Castro. Aunque esta entrevista de televisión dio pie a muchos artículos de prensa, que se pueden encontrar en línea, y no fue desmentida por el propio cardenal Ortega, no proporciona ninguna evidencia concreta."

"Lo que es seguro, en cualquier caso, es que los escándalos sexuales dentro de la Iglesia se han multiplicado en Cuba desde hace varias décadas, tanto en la archidiócesis y en el episcopado, como en muchas diócesis del país. Surge con frecuencia un nombre: el de monseñor Carlos Manuel de Céspedes, un cura de la parroquia de San Agustín, exvicario general de la archidiócesis de La Habana y persona cercana a Ortega. Aunque le atribuían el título de «monseñor», Céspedes nunca fue consagrado obispo, tal vez a causa de su doble vida: su homosexualidad y su aventurismo sexual están bien documentados; su relación con la policía política cubana también (se decía que le gustaba «bendecir el pene de los muchachos», me comenta un célebre teólogo)."

"En cierto modo, los religiosos creen que están al margen de las leyes de los hombres, y en Cuba más que en cualquier otro sitio. Creen que su estatus especial justifica y legitima el hecho de poder situarse en un terreno donde no rige el derecho común —me indica prudentemente Roberto Veiga.

En el episcopado cubano, también me hablan de abusos sexuales «internos» a seminaristas o sacerdotes jóvenes, perpetrados por prelados. Al parecer, algunos monsignori contrataban chicos de compañía, y abusaban de estos jóvenes a cambio de una módica suma de dinero. A menudo, y según un testimonio de primera mano, se invita a prostitutos para practicar sexo en grupo donde abundan las palabras groseras —«pinga», «friqui friqui», «maricones»—y las humillaciones. En caso de negarse a participar en estas fiestas sensuales, son denunciados a la policía, que detiene sistemáticamente a los chicos y deja en paz a los prelados."

 

Sodoma .Poder y escándalo en el Vaticano.

Frédéric Martel

 

Fuente : Comentarios a un artículo aparecido en Diario de Cuba.



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