septiembre 09, 2018

¿Por qué esta dictadura “macho” que persiguió rabiosamente a los homosexuales, ahora los apadrina mientras desprecia cualquier otro derecho?


Del emperador Nerón a la princesa Mariela Castro: “matrimonio” homosexual guste o no. Segunda parte y final
“En todo país en que pretendieron legalizar el “matrimonio” homosexual, pastores y sacerdotes elevaron sus voces para condenar el proyecto y para instruir moralmente a sus fieles sobre su responsabilidad de oponerse, como deber cristiano”- En Cuba, callan.
El estado cubano, encallecido en la violación de los derechos más elementales, proyecta legalizar el matrimonio “entre dos personas”.
¿Por qué esta dictadura “macho” que persiguió rabiosamente a los homosexuales, ahora los apadrina mientras desprecia cualquier otro derecho?
La intención aparente del gobierno es complacer a la princesa Castro Espín. Pero parece que este carnaval nunca fue cuestión de derechos, palabra a la que son alérgicos, sino de dinero.
El Marxismo-Leninismo, afirma que todo obedece en última instancia a imperativos económicos.
Increíble que en una nación del siglo XXI, por más dictatorial que sea, una sola persona en posición de poder por nepotismo, se dedique a subvertir la moral social con lujo de recursos y silenciando todo debate y opinión profesional contraria. Que imponga desde hace años una “educación sexual” en TV  y en las escuelas, que no es sino propaganda de la homosexualidad so pretexto de combatir la homofobia.
La razón no visible puede ser incrementar los vitales ingresos de las remesas familiares y por inmigración y turismo, con el expediente de abrir la puerta a que vengan a Cuba a “casarse”, la adopción de menores por parejas homosexuales y la emigración de homosexuales mediante este “matrimonio”.
Sumar a la actual exportación de prostitutas, mediante matrimonios con “pepes”, este nuevo “rubro de exportación”.
La prostitución homosexual masculina, casi inexistente antes de 1959, es un auténtico “logro de la revolución” en los últimos años. Hasta se dedican a ella jóvenes ¡que no son homosexuales!, sino seres que se degradan por unos cuantos dólares.
El travestismo que ampara Mariela Castro, muestra mayores vínculos con la prostitución masculina con extranjeros que con ningún supuesto ejercicio de derechos.
Este “matrimonio”, abre todo un abanico de ingresos monetarios, desde turismo para venir a “casarse, hasta “cambio de sexo”, seguramente más barato en Cuba que en otros países.
Ganancia extra, la homosexualidad no produce el nacimiento de “bocas inútiles”, que suprimir con abortos. Cuestan dinero los hospitales maternidad, auténticas fábricas de abortar.[1]
Y ganan el maquillaje de: “¡Miren cuan democráticos y nada machistas somos! ¡Casamos a los homosexuales como en Suecia!”. No se preocupen: No podrán adoptar.
Está extendido entre la población el rechazo a este proyecto, con el argumento en contra de las adopciones. Es posible que la tranquilicen con declarar que la ley referente a las adopciones no se las autorizará a homosexuales. Pero de legalizar el “matrimonio” homosexual, a la corta o a la larga sería imposible, por contradictorio, negarle los mismos derechos que al matrimonio normal y serviría de primer paso para legislar el derecho a adoptar.
Escuché a dos personas auto tranquilizar su conciencia con afirmar que los distintos funcionarios que aprueban las adopciones, son muy rigurosos en sus investigaciones y autorización final… (¡?)
 Será que en medio de la corrupción, que es la norma en toda oficina, los funcionarios encargados de decidir las adopciones, son extraterrestres importados del planeta Pureza.
La Iglesia: “El silencio de los carneros”.
En todo país en que pretendieron legalizar estas relaciones, pastores y sacerdotes elevaron sus voces para condenar y para instruir moralmente a sus fieles sobre la responsabilidad de oponerse como deber cristiano y ciudadano; organizaron manifestaciones y campañas de oración exclusivamente para sensibilizar sobre el tema. Ocurrió en Argentina, cuando era Arzobispo de Buenos Aires, el actual papa Francisco.
Cierto que se trata de países donde los ciudadanos son ciudadanos y no súbditos amedrentados que votan lo que les manda el amo, convencidos de que en caso contrario se perjudicarán sin conseguir cambiar nada. Cuentan con recursos para oponerse; pues un referéndum no es una farsa, una manifestación reclamando cualquier cosa no es un “acto de contrarrevolución” y los creyentes hacen valer el peso de sus votos en las elecciones de sus gobernantes. Lo opuesto a lo que ocurre en Cuba.
Ello no exime a cada iglesia y a cada cristiano de manifestarse según su Fe, en defensa del matrimonio, de la niñez, de la familia y de la moral (¡qué menos que esto!, ya que no quieren defender a la sociedad de otras opresiones del totalitarismo).
La moral es concepto tan vilipendiado que hoy da vergüenza mencionarla; por miedo a que nos acusen de anticuados. Acudimos al eufemismo: “valores”. Apabullados por quienes afirman “científicamente” el relativismo y anti cientificidad de la moral, cuyas reglas han resistido la prueba de milenios; lo cual demuestra que durante todo ese tiempo probaron su   utilidad práctica personal y social.
Su subversión, justificada por diversas teorías que la descartan por “anticientífica”; teorías de búsqueda de la felicidad, “la liberad”, “derechos sexuales”, etc., particularmente a partir de los años 60 del siglo XX, ocasiona serios problemas a la familia y a la sociedad, al desechar como obsoletas reglas que las conservaban y hacían funcionar.

Pero en Cuba, la Iglesia, que se llena la boca para decir que “aspira a tener…” o que “tiene las mejores relaciones con el Estado”, anticristiano y dictatorial, no habla. Salvo alguna cartita a las autoridades, protesta almibarada para salvar la cara, paripé al que el Estado da el valor justo que merece: Ninguno.
Hubo una manifestación de evangélicos, que lamentablemente trascendió poco al público. Ningún obispo católico, hará en La Habana, lo que hicieron sus colegas de Argentina o de otros países ante ataques similares a la moral social. Ningún Juan Bautista, tendrá los pantalones de salirle al paso a un Herodes a decirle: “No te es licito”. Ni orientará a sus fieles votar por la Ley de Dios.
Incumplirán su deber de decirle a los fieles que voten en contra de una “constitución” que valida la tiranía y se opone a la Ley de Dios, al legalizar la inmoralidad sexual. No los castró la Dra. Mariela Castro Espín; eunucos, aunque no “por el reino de Dios”, ofrendaron el bonsái de su virilidad en el altar del Cesar sado-masoquista que los somete.
Pero… ¿Por qué la Iglesia en Cuba es tan diferente a la del resto de los países? ¿Tan pecadora que no defiende la Fe, ni la familia ni la moral, ni la Patria, contra estos atropellos y, en contraste, tan santa que Cuba es el único país en que el clero no ha incurrido en escándalos de pederastia y lavado de dinero? ¿Son más cobardes que los extranjeros y a la vez unos justos perfectos?  Cuando nos visitan los papas, no hablan de los males nacionales como hacen en otros países, sino de otras cosas.
¿Es especulativo pensar que el estado policiaco que espía a todo el mundo, oculta cortésmente sus faltas y ellos le pagan con la misma cortesía? El gran escándalo de la Iglesia en Cuba es que no da escándalo… Excepto en darle al Cesar, lo que es de Dios.
La indefinición de conceptos, la “caja de Pandora” y la crisis.
Perdone el lector que para analizar el tema son obligatorias explicaciones repulsivas:
¿Existe un solo argumento de los empleados para defender el matrimonio homosexual que no pueda ser aplicado al matrimonio de grupos y al matrimonio incestuoso? “dos personas”, incluye literalmente a parientes consanguíneos entre los cuales el matrimonio está vedado moralmente por nocivo para la herencia biológica y para el funcionamiento de la familia: hermana y hermano, abuela y nieto, padre e hija. ¿Podrán casarse? (Imagino que la depravación gubernamental no va en esa dirección).
Pero siguiendo la misma lógica absurda con que defienden su “matrimonio”, limitarlo a “dos personas” es discriminatorio para “los derechos” de quienes deseen casarse en grupos, o ¿por qué no?, casarse con un animal.  ¿Por qué no, si existen tales prácticas y se supone hacen felices a los que las practican?; ¿acaso hay mucha diferencia con el “matrimonio” homosexual?
Pues la moral sexual es “relativa”, no existe, sustituida por el gusto personal y lo que cuenta es “la preferencia”, lo que cada uno desee y determine con otro por consentimiento mutuo:
Pues ¡a casarse, uno con dos o más, o el hijo con la madre! Son “dos personas”, si los hace felices no les nieguen “el derecho” a esos dos o a varios.
Además de los mismos argumentos pseudo-psicológicos, tendrían a su favor la ventaja de ser relaciones más naturales físicamente, si los grupos, los cónyuges incestuosos o el animal, son de sexo opuesto.
Y aunque prime lo económico, postulado Marxista-Leninista; en este empeño no todo parece económico.
Asoma un morbo caro al corazoncito de los promotores y evidencia de la degradación moral del régimen y de sus santones, que siempre blasonan de pureza y fueron moralistas intransigentes, como toda dictadura.
Hasta estos suprimir la moral por decreto.
La Antigua Roma, con sus instituciones republicanas en decadencia; Francia, en vísperas de la Revolución francesa: históricamente el exhibicionismo y la aceptación “moral” de la homosexualidad coinciden con una grave crisis de la sociedad, enfermedad que culmina en su hundimiento o en revolución.
¿Un único final o variantes posibles? .Pese a que en el libreto está el “happy end” del “matrimonio” homosexual, aun pudieran sorprendernos con otros finales.
Raúl Castro, amante de la ambigüedad y de cara al rechazo popular, pudiera aprobarlo y declarar que está en contra; pero que lo acepta porque él es muy democrático, o rechazarlo para “quedar como hombre” ante el pueblo, o complacer a su hija y a sus intereses con una fórmula intermedia: legalización de relaciones que no equivalga a matrimonio o que si equivalga, pero tenga otro nombre.
El fingido presidente Díaz Canel, pudiera hacer lo mismo para acreditarse, últimamente se exhibe de “escobita nueva barre bien”, fungiendo como populista inspector de heladerías que se disfraza y todo para inspeccionarlas.
Un objetivo puede ser confundirnos, distrayendo nuestra atención con este tema escandaloso, para que no veamos el remachar de nuestras cadenas a lo largo de todo el Frankenstein “constitucionalero”: que dará colorete legalista a esta anciana totalitaria y está plagado de inmoralidades peores que el “matrimonio”.
Como sus neronianos “socialismo eterno”, “socialismo de derecho” con “partido único” constitucionalmente por encima de la Constitución y de las leyes, “propiedad social”, “planificación estatal de la economía”, “defensa de la Revolución”, etc.; y ¡con la más absoluta indefinición de los términos “socialismo” y “revolución”!
De suerte que, muerta toda ideología, en nombre de un socialismo tan indefinido que puede ser cualquier cosa, inventarán y harán “constitucionalmente” lo que les dé la gana con Cuba y sus once millones de esclavos que votan.
Los olvidadizos papanatas internacionales y nacionales y los pejes gordos de la política internacional, amantes de los Derechos Humanos en sus discursos, pero compinches de la dictadura en Cuba y en la O.N.U., declararán por milésima vez desde 1990 que “Cuba cambia a la democracia” por decreto de sus nerones y que ayudan a ese proceso al venir a hacer negocios de carroñeros.
*Periodista independiente cubano. Ha colaborado con la agencia de prensa independiente Hablemos Press y sus notas aparecen en distintos sitios de internet sobre temas cubano. Reside en la Ciudad de la Habana.


[1]  Cuba es el segundo país en el mundo en esta práctica que, según estadísticas oficiales, costó, hasta los años 90, cinco millones de vidas en una población de 10 millones de habitantes, 50%.

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