Del emperador Nerón a la princesa Mariela Castro: “matrimonio” homosexual guste o no. Segunda
parte y final
“En todo país en que pretendieron
legalizar el “matrimonio” homosexual, pastores y sacerdotes elevaron sus voces
para condenar el proyecto y para instruir moralmente a sus fieles sobre su
responsabilidad de oponerse, como deber cristiano”- En Cuba, callan.
El
estado cubano, encallecido en la violación de los derechos más elementales,
proyecta legalizar el matrimonio “entre
dos personas”.
¿Por
qué esta dictadura “macho” que persiguió rabiosamente a los homosexuales, ahora
los apadrina mientras desprecia cualquier otro derecho?
La
intención aparente del gobierno es complacer a la princesa Castro Espín. Pero
parece que este carnaval nunca fue cuestión de derechos, palabra a la que son
alérgicos, sino de dinero.
El
Marxismo-Leninismo, afirma que todo obedece en última instancia a imperativos
económicos.
Increíble
que en una nación del siglo XXI, por más dictatorial que sea, una sola persona
en posición de poder por nepotismo, se dedique a subvertir la moral social con
lujo de recursos y silenciando todo debate y opinión profesional contraria. Que
imponga desde hace años una “educación
sexual” en TV y en las escuelas, que
no es sino propaganda de la homosexualidad so pretexto de combatir la
homofobia.
La
razón no visible puede ser incrementar los vitales ingresos de las remesas
familiares y por inmigración y turismo, con el expediente de abrir la puerta a
que vengan a Cuba a “casarse”, la
adopción de menores por parejas homosexuales y la emigración de homosexuales
mediante este “matrimonio”.
Sumar
a la actual exportación de prostitutas, mediante matrimonios con “pepes”, este nuevo “rubro de exportación”.
La
prostitución homosexual masculina, casi inexistente antes de 1959, es un
auténtico “logro de la revolución” en
los últimos años. Hasta se dedican a ella jóvenes ¡que no son homosexuales!,
sino seres que se degradan por unos cuantos dólares.
El
travestismo que ampara Mariela Castro, muestra mayores vínculos con la
prostitución masculina con extranjeros que con ningún supuesto ejercicio de
derechos.
Este
“matrimonio”, abre todo un abanico de
ingresos monetarios, desde turismo para venir a “casarse, hasta “cambio de sexo”, seguramente más barato en Cuba que
en otros países.
Ganancia
extra, la homosexualidad no produce el nacimiento de “bocas inútiles”, que suprimir con abortos. Cuestan dinero los
hospitales maternidad, auténticas fábricas de abortar.[1]
Y
ganan el maquillaje de: “¡Miren cuan
democráticos y nada machistas somos! ¡Casamos a los homosexuales como en Suecia!”.
No se preocupen: No podrán adoptar.
Está
extendido entre la población el rechazo a este proyecto, con el argumento en
contra de las adopciones. Es posible que la tranquilicen con declarar que la
ley referente a las adopciones no se las autorizará a homosexuales. Pero de
legalizar el “matrimonio” homosexual, a la corta o a la larga sería imposible,
por contradictorio, negarle los mismos derechos que al matrimonio normal y
serviría de primer paso para legislar el derecho a adoptar.
Escuché
a dos personas auto tranquilizar su conciencia con afirmar que los distintos funcionarios
que aprueban las adopciones, son muy rigurosos en sus investigaciones y
autorización final… (¡?)
Será que en medio de la corrupción, que es la
norma en toda oficina, los funcionarios encargados de decidir las adopciones,
son extraterrestres importados del planeta Pureza.
La
Iglesia: “El silencio de los carneros”.
En
todo país en que pretendieron legalizar estas relaciones, pastores y sacerdotes
elevaron sus voces para condenar y para instruir moralmente a sus fieles sobre
la responsabilidad de oponerse como deber cristiano y ciudadano; organizaron
manifestaciones y campañas de oración exclusivamente para sensibilizar sobre el
tema. Ocurrió en Argentina, cuando era Arzobispo de Buenos Aires, el actual
papa Francisco.
Cierto
que se trata de países donde los ciudadanos son ciudadanos y no súbditos
amedrentados que votan lo que les manda el amo, convencidos de que en caso
contrario se perjudicarán sin conseguir cambiar nada. Cuentan con recursos para
oponerse; pues un referéndum no es una farsa, una manifestación reclamando
cualquier cosa no es un “acto de contrarrevolución” y los creyentes hacen valer
el peso de sus votos en las elecciones de sus gobernantes. Lo opuesto a lo que
ocurre en Cuba.
Ello
no exime a cada iglesia y a cada cristiano de manifestarse según su Fe, en
defensa del matrimonio, de la niñez, de la familia y de la moral (¡qué menos
que esto!, ya que no quieren defender a la sociedad de otras opresiones del
totalitarismo).
La
moral es concepto tan vilipendiado que hoy da vergüenza mencionarla; por miedo
a que nos acusen de anticuados. Acudimos al eufemismo: “valores”. Apabullados por quienes afirman “científicamente” el relativismo y anti cientificidad de la moral,
cuyas reglas han resistido la prueba de milenios; lo cual demuestra que durante
todo ese tiempo probaron su utilidad
práctica personal y social.
Su
subversión, justificada por diversas teorías que la descartan por “anticientífica”; teorías de búsqueda de
la felicidad, “la liberad”, “derechos
sexuales”, etc., particularmente a partir de los años 60 del siglo XX,
ocasiona serios problemas a la familia y a la sociedad, al desechar como
obsoletas reglas que las conservaban y hacían funcionar.
Pero
en Cuba, la Iglesia, que se llena la boca para decir que “aspira a tener…” o que “tiene
las mejores relaciones con el Estado”, anticristiano y dictatorial, no
habla. Salvo alguna cartita a las autoridades, protesta almibarada para salvar
la cara, paripé al que el Estado da el valor justo que merece: Ninguno.
Hubo
una manifestación de evangélicos, que lamentablemente trascendió poco al
público. Ningún obispo católico, hará en La Habana, lo que hicieron sus colegas
de Argentina o de otros países ante ataques similares a la moral social. Ningún
Juan Bautista, tendrá los pantalones de salirle al paso a un Herodes a decirle:
“No te es licito”. Ni orientará a sus
fieles votar por la Ley de Dios.
Incumplirán
su deber de decirle a los fieles que voten en contra de una “constitución” que valida la tiranía y se
opone a la Ley de Dios, al legalizar la inmoralidad sexual. No los castró la
Dra. Mariela Castro Espín; eunucos, aunque no “por el reino de Dios”, ofrendaron el bonsái de su virilidad en el
altar del Cesar sado-masoquista que los somete.
Pero…
¿Por qué la Iglesia en Cuba es tan diferente a la del resto de los países? ¿Tan
pecadora que no defiende la Fe, ni la familia ni la moral, ni la Patria, contra
estos atropellos y, en contraste, tan santa que Cuba es el único país en que el
clero no ha incurrido en escándalos de pederastia y lavado de dinero? ¿Son más
cobardes que los extranjeros y a la vez unos justos perfectos? Cuando nos visitan los papas, no hablan de los
males nacionales como hacen en otros países, sino de otras cosas.
¿Es
especulativo pensar que el estado policiaco que espía a todo el mundo, oculta
cortésmente sus faltas y ellos le pagan con la misma cortesía? El gran
escándalo de la Iglesia en Cuba es que no da escándalo… Excepto en darle al
Cesar, lo que es de Dios.
La
indefinición de conceptos, la “caja de
Pandora” y la crisis.
Perdone
el lector que para analizar el tema son obligatorias explicaciones repulsivas:
¿Existe
un solo argumento de los empleados para defender el matrimonio homosexual que
no pueda ser aplicado al matrimonio de grupos y al matrimonio incestuoso? “dos personas”, incluye literalmente a
parientes consanguíneos entre los cuales el matrimonio está vedado moralmente
por nocivo para la herencia biológica y para el funcionamiento de la familia: hermana
y hermano, abuela y nieto, padre e hija. ¿Podrán casarse? (Imagino que la
depravación gubernamental no va en esa dirección).
Pero
siguiendo la misma lógica absurda con que defienden su “matrimonio”, limitarlo a “dos
personas” es discriminatorio para “los
derechos” de quienes deseen casarse en grupos, o ¿por qué no?, casarse con
un animal. ¿Por qué no, si existen tales
prácticas y se supone hacen felices a los que las practican?; ¿acaso hay mucha
diferencia con el “matrimonio”
homosexual?
Pues
la moral sexual es “relativa”, no existe, sustituida por el gusto personal y lo
que cuenta es “la preferencia”, lo
que cada uno desee y determine con otro por consentimiento mutuo:
Pues
¡a casarse, uno con dos o más, o el hijo con la madre! Son “dos personas”, si los hace felices no
les nieguen “el derecho” a esos dos o
a varios.
Además
de los mismos argumentos pseudo-psicológicos, tendrían a su favor la ventaja de
ser relaciones más naturales físicamente, si los grupos, los cónyuges
incestuosos o el animal, son de sexo opuesto.
Y
aunque prime lo económico, postulado Marxista-Leninista; en este empeño no todo
parece económico.
Asoma
un morbo caro al corazoncito de los promotores y evidencia de la degradación
moral del régimen y de sus santones, que siempre blasonan de pureza y fueron
moralistas intransigentes, como toda dictadura.
Hasta
estos suprimir la moral por decreto.
La
Antigua Roma, con sus instituciones republicanas en decadencia; Francia, en
vísperas de la Revolución francesa: históricamente el exhibicionismo y la
aceptación “moral” de la homosexualidad coinciden con una grave crisis de la
sociedad, enfermedad que culmina en su hundimiento o en revolución.
¿Un
único final o variantes posibles? .Pese a que en el libreto está el “happy end” del “matrimonio” homosexual, aun pudieran sorprendernos con otros finales.
Raúl
Castro, amante de la ambigüedad y de cara al rechazo popular, pudiera aprobarlo
y declarar que está en contra; pero que lo acepta porque él es muy democrático,
o rechazarlo para “quedar como hombre”
ante el pueblo, o complacer a su hija y a sus intereses con una fórmula
intermedia: legalización de relaciones que no equivalga a matrimonio o que si
equivalga, pero tenga otro nombre.
El
fingido presidente Díaz Canel, pudiera hacer lo mismo para acreditarse,
últimamente se exhibe de “escobita nueva
barre bien”, fungiendo como populista inspector de heladerías que se
disfraza y todo para inspeccionarlas.
Un
objetivo puede ser confundirnos, distrayendo nuestra atención con este tema
escandaloso, para que no veamos el remachar de nuestras cadenas a lo largo de
todo el Frankenstein “constitucionalero”: que dará colorete legalista a esta
anciana totalitaria y está plagado de inmoralidades peores que el “matrimonio”.
Como
sus neronianos “socialismo eterno”, “socialismo de derecho” con “partido único” constitucionalmente por
encima de la Constitución y de las leyes, “propiedad
social”, “planificación estatal de la
economía”, “defensa de la Revolución”,
etc.; y ¡con la más absoluta indefinición de los términos “socialismo” y “revolución”!
De
suerte que, muerta toda ideología, en nombre de un socialismo tan indefinido
que puede ser cualquier cosa, inventarán y harán “constitucionalmente” lo que les dé la gana con Cuba y sus once
millones de esclavos que votan.
Los
olvidadizos papanatas internacionales y nacionales y los pejes gordos de la
política internacional, amantes de los Derechos Humanos en sus discursos, pero
compinches de la dictadura en Cuba y en la O.N.U., declararán por milésima vez
desde 1990 que “Cuba cambia a la
democracia” por decreto de sus nerones y que ayudan a ese proceso al venir
a hacer negocios de carroñeros.
*Periodista independiente cubano. Ha colaborado con la
agencia de prensa independiente Hablemos Press y sus notas aparecen en
distintos sitios de internet sobre temas cubano. Reside en la Ciudad de la
Habana.
[1] Cuba es el segundo país en el mundo en esta práctica que, según
estadísticas oficiales, costó, hasta los años 90, cinco millones de vidas en
una población de 10 millones de habitantes, 50%.
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