“NO HAY ESPECTÁCULO, EN VERDAD MÁS ODIOSO QUE EL DE LOS TALENTOS
SERVILES”
(Obras
Completas de José Martí Tomo 13, Página 158)
Dentro de pocos días, se conmemora un
aniversario más de un acto genocida sin precedentes en la historia de la
humanidad y de Cuba, un acto de lesa humanidad, ante el cual, tanto los autores
materiales como los autores intelectuales del genocidio perpetrado contra el
Remolcador 13 de Marzo, permanecen libres, gozando de la impunidad que el
totalitarismo les concede.
Lamentablemente, han transcurrido veinte años
de inaguantable dolor, cuando en aquella madrugada del trece de julio de 1994,
a siete millas de las costas de su tierra natal, el Remolcador “13 de Marzo”, luego
de ser brutalmente atacado con cañones de agua, finalmente se hundía tras ser
embestido por su popa por el barco Polargo 3, cegando así la vida de treinta y
siete seres humanos, personas indefensas que intentaban escapar de la crisis
nacional de principios de los ´90, de ellos diez niños cuyas edades se comprendían entre cinco meses y doce años,
Sus cuerpos, aún no han sido despedidos por
sus familiares y menos aún enterrados como Dios manda, sus almas desde las
profundidades del mar, claman exigiendo justicia, la justicia que no tendrán de
manos del gobierno que vilmente los asesinó y que hasta ahora, veinte años
después, no han recibido de ninguna de las Organizaciones Internacionales de
Derechos Humanos, por tanto, tan asesinos son los unos como los otros.
El único delito cometido por ellos fue el de
intentar escapar de un gobierno tirano, opresor y totalitario, entiéndase: régimen político que ejerce fuerte intervención en
todos los órdenes de la vida nacional, concentrando la totalidad de los poderes
estatales en manos de un grupo o partido que no permite la actuación de otros
partidos[1].
Nota: Cualquier igualdad o
paralelismo con algún régimen en el planeta tierra durante
los siglos XX y XXI no es pura coincidencia.
Perder un ser querido es algo realmente insuperable,
porque aún cuando sucede en condiciones normales, sólo se consigue resignarse a
la pérdida, más cuando se impone la injusticia y se pregona a los cuatro
vientos en nombre de una libertad ficticia y una democracia mediática y
demagoga, sólo queda un horrendo sabor en el alma de quienes en el silencio de
su pecho ahogan su clamor por la justicia en las profundidades de sus lágrimas.
A los familiares de las víctimas vilmente asesinadas
el trece de julio de 1994, a los familiares de todos aquellos que igualmente
lloran la pérdida de un padre, un hijo, un hermano, un primo, un tío, un sobrino,
un nieto, en aras de alcanzar su propia libertad y emancipación bajo las
circunstancias que sean, reciban en este modesto homenaje, otro granito de
arena más en aras de que algún día, la injusticia tiemble y reciba justo
castigo, con la certeza de que el Dios Todopoderoso, el Único y Sabio Dios, el
Rey de reyes y Señor de señores no se ha olvidado de ustedes.
Dios estableció leyes que el hombre puede o no romper,
un día, al final daremos cuenta ante Él de todos nuestros actos y recibiremos
el pago de las obras de nuestras manos y créanme, en el juicio Divino, no existe inmunidad de ningún tipo, de ello no
escapa nadie.
Este tiempo de vida es efímero, es solamente la
preparación de aquella que comienza justo cuando el estuche exterior cumple su
función, como el gusano que primero muere para dar paso a una hermosa mariposa
que al revolotear de flor en flor anuncia felizmente la primavera.
La muerte física da paso a la primavera del espíritu y
para ello debemos prepararnos, Dios en su infinita misericordia, a aquellos que
le seamos fieles a sus mandamientos y estatutos nos garantiza una eterna
primavera y, puedo garantizarle que los mandamientos y estatutos de Dios, más
que nada aportan beneficios, por ello les animo a buscar una Iglesia Evangélica
donde se predique a
Jesucristo, a un Jesucristo que vivió, sufrió,
murió pero que también y más importante que nada resucito de entre los muertos , prueba irrefutable de su poder sobre
la muerte y la vida.
En la carta a los Hebreos 10:29 al 31 dice: “Pues conocemos al que dijo: Mía es la
venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: el Señor juzgará a su
pueblo. ¡HORRENDA COSA ES CAER EN MANOS DEL DIOS VIVO!”·
Aunque sé que, humanamente es casi imposible, les pido
que no alberguen rencores en sus corazones, entréguenselos a Dios porque Él
recompensa a los que le buscan y déjenle el juicio a Él, que no es hombre para
mentir, ni hijo de hombre para arrepentirse.
Los causantes de tanto dolor y tragedia durante tantos
años y en tantas familias recibirán, justamente en su momento el pago íntegro por
las obras de sus manos y créanme que, para Dios no existe diferencia entre los
que dan órdenes y los que las cumplen, entre jóvenes y viejos, blancos y negros,
ricos y pobres, presidentes y plebeyos.
Unas últimas palabras que considero oportunas y que no
expresarlas sería perder una hermosa oportunidad, es una de las tantas promesas
que Dios tiene en su Santa Palabra, y aunque
algunos en esta vida no paguen sus atrocidades ante la Ley de los Hombres, el
mañana les espera a la puerta de la eternidad y pagarán sin lugar a dudas, ante
la Ley de Dios, el mismo Dios que hoy le otorga el privilegio de estar al
frente de sus naciones, mañana les juzgará porque:
“AL QUE
MUCHO SE LE DIO, MUCHO SE LE DEMANDA Y AL QUE MÁS SE LE HAYA CONFIADO MÁS SE LE
PEDIRÁ”[2]
Reciban en este sincero y póstumo homenaje el
sentido pésame de aquellos que lloran con los que lloran[3]
En el servicio al Rey de reyes y Señor de señores y en
espera de poder brindarles ayuda y guianza espiritual, queda de ustedes
sinceramente:
Pastor y evangelista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario