Pediremos a la jerarquía eclesial cubana que se abran más, y sin titubeos, al escaso laicado comprometido que ha sabido encarnar su apostolado pasando por el martirio. Dicen los firmantes de la carta; algo muy difícil para aquellos obispos que promovieron y ejecutaron la censura a la Revista Vitral.
Texto de la carta a continuación:
CARTA ABIERTA A LOS OBISPOS CUBANOS.
Madrid, 7 de mayo de 2008.
Excelentísimo Monseñor Juan García Rodríguez.
Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba.
Santuario de Nuestra Señora de la Caridad.
Illescas. Toledo. España.
Excelentísimo Monseñor:
Por medio de usted queremos pedirle a toda la Iglesia Cubana, fundamentalmente a las jerarquías eclesiásticas, que se abran más, y sin tibiezas, con los promotores del cambio en Cuba, especialmente, con el escaso laicado que ha sabido valientemente encarnar su papel en la sociedad y asumir un apostolado que muchas veces pasa por el martirio.
Queremos poner el acento, y recabar vuestra comprensión y mayor compromiso solidario, con iniciativas tan altruistas, como la del antiguo equipo de Vitral y su principal animador, Dagoberto Valdés, u otras tan necesariamente urgentes como la Asamblea Inter-diocesana de Laicos, o las Semanas Sociales Católicas de Cuba.
Excelentísimo Monseñor, si en verdad queremos que Cuba se abra al mundo, antes tendrá que abrirse entre nosotros, ya que no podemos lanzar mensajes equívocos deseando públicamente la pronta recuperación de quien ha esclavizado al país, mientras somos insolidarios e incomprensivos con los auténticos mártires del apostolado en Cuba.
Monseñor, confiamos en que estas últimas palabras de nuestro sabio Papa Benedicto XVI cale en lo más hondo de la Iglesia Cubana: “Llevar un signo visible del amor de Dios hacia las personas necesitadas, enfermos y encarcelados”, para que los laicos que han sabido encarnar su compromiso social, no padezcan la incomprensión.
A vuestra disposición pondremos el “Rosario de la Libertad”, oración que venimos realizando un Grupo de Laicos Cubanos, para pedir a la Virgen María de la Caridad del Cobre, conceda a los Obispos Cubanos, y al clero en general, la fortaleza necesaria para predicar el Evangelio de Cristo en nuestra querida tierra, sin olvidar la dimensión social de la Iglesia, y el compromiso de Cristo con los oprimidos.
Fraternalmente en Cristo,
Rigoberto Carceller Ibarra.
Rubén R. Fernández Casas.
Plataforma Cuba Democracia Ya!
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