febrero 24, 2006

Mensaje Papal y apología de Paya Sardiñas.



Por: Jaime Leygonier. *
¿Queremos que la Iglesia Católica influya de forma positiva en la justicia social en Cuba, o que se desacredite al no actuar consecuente con sus declaraciones, como ya ocurrió en los 90’s con el trastabillar político que decepcionó a gran parte del pueblo?
Pues se debe hablar con claridad de esta realidad y no edulcorarla; partir de la compresión de lo que las autoridades eclesiásticas dicen y pedirles que se pronuncien con claridad.
Lo primero: ¿Qué espera el pueblo de una Iglesia que le habla de justicia en Cuba? ¿Qué necesita el pueblo de Cuba para gozar de justicia? ¿Qué hará la Iglesia para influir en el pueblo, las autoridades y los acontecimientos? Comprender e ir a lo esencial; trazarse metas prácticas.
El mensaje del Papa al Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba necesita aclaración porque es ambiguo. ¿Qué dice? ¿Es acaso un mensaje público con insinuaciones a una minoría conocedora? Seria saludable que lo expliquen, no lo retóricos, sino con las próximas acciones concretas de la Iglesia.
Parece transparente lo que declaró el Presidente del Consejo Pontificio “Justicia y Paz”, el Cardenal Renato Martino; “La Iglesia no puede y no debe realizar la batalla política…., pero tampoco puede quedarse al margen de la lucha por la justicia”.
Quedarse al margen de la lucha por la justicia social es exactamente la tendencia de los obispos y sacerdotes en Cuba, acatando las presiones del régimen. Argumentan que “su función es predicar el Evangelio” y confunden “Evangelio” con oficios religiosos” sin compromiso con el prójimo. Con sólo denunciar y alertar sobre las injusticias, ayudaría a contenerlas; tal es la experiencia del papel que ha jugado la Iglesia en otros países, y de la oposición en Cuba.
Para lograr algo, al menos lo básico, hay que partir de la verdad. Pero Paya Sardiñas, Presidente del Movimiento Cristiano Liberación no presenta esa realidad en su escrito: “Una Luz en la oscuridad por veinte años más”. Y no se trata de diferencias de opiniones sino de una apología de la Iglesia en Cuba que no la refleja fielmente.
Esto puede confundir a la opinión internacional e incluso a la propia Iglesia, y por lo tanto perjudica la posibilidad de un actuar en serio de la Iglesia. El mensaje Papal; “Que Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba”, ¿qué quiere decir con “Cuba’? ¿Se refiere al poder de Castro y su cúpula gobernante? Poder bien cerrado a toda apertura y que utilizó la visita de Juan Pablo II en provecho propio, maniobrando con su policía política, para más tarde, como afirmaron, “despapizar” a Cuba.
¿O acaso esa Cuba del Papa se refiere a los 11 millones de cubanos sin derechos y que se sienten impotentes para influir en su futuro, desde un presente de desesperación? Una Cuba que necesita ahora mismo y no mañana soluciones. ¿Apertura de Cuba? ¿Cuál Cuba? .La de los cubanos o la de los círculos de poder los EEUU y del resto del mundo?.
Tras esta cita de Juan Pablo II , Benedicto XIV explica: “ una apertura que exige examinar primero como abrir el corazón y el entendimiento a las cosas de Dios abrirse mutuamente quienes conviven … confiando unos en los otros aunque hay diferencias”, ¿Cómo?, “la oración en el silencio y la humildad del trabajo cotidiano”. ¿Acaso se trata de la conversión de Castro y su cúpula de poder? ¿O de todos los cubanos? ¿Confiaran uno en el otro, el violador y el violado? ¿En el mismo plano los corazones de las victimas y de sus victimarios?.
Conocemos la profecía de que “ el niño pastoreara juntos al león y al cordero”. Esperamos por la segunda venida; pero antes hay mucha miseria y desesperación en Cuba que exige un cambio. ¡ Y ahora ¡ Muchos no escucharán lo que el cura tiene que decir sobre Dios si no ven antes que el cura se interesa por ellos y se les “abre”.Y la apertura del cura del pueblo, del cual la Iglesia en Cuba esta aislada por tradición; encuentra la oposición de la policía política. Y de la actitud cómoda y claudicante del clero, acostumbrado sólo a sobrevivir bajo Castro.
Desde los 60’s la actitud de la Iglesia fue la del vencido. Se trato de impedir que la Iglesia fuera prohibida apartándose ésta de todo deber cívico. La sobrevivencia entraña salvar lo esencial sacrificando metas. El régimen no es ateo, sólo pretende sustituir a Dios por el Jefe de Estado; su victoria sobre la Iglesia, gracias a la falta de influencia de esta en el pueblo de Cuba, fue tan rotunda que cuando en los 60’s y 70’s se pretendió hacerla “pro-socialista” el vencedor la despreció como aliado.
Cuando quebró ese negocio fraudulento que se llamo Socialismo, decayó también Castro. Juan Pablo II orientó en los 90’s y la Iglesia desarrolló algunas actividades de acción social, muy encomiable por cierto. La Iglesia proclamó mensajes sociales que le dieron cierta influencia social que jamás había tenido en Cuba, pero no se mostró a la altura de su oportunidad de liderazgo. Negocio visas, procesiones, pequeñeces y las tituló “espacios” y despreció al capellán que miraba para el otro lado cuando los capataces azotaban. La Seguridad del Estado, de la cual el régimen se jacta, penetra y controla toda asociación. ¿Dónde único no tendrá instrumentos será en la Iglesia?.
No se trata de la Iglesia en Colombia, ni en Brasil, menos aún la de Polonia; Iglesias con sacerdotes presos, golpeados o asesinados por defender a su rebaño. En Cuba de 330 presos políticos y de conciencia , ninguno es sacerdote.
Las condiciones de los presos son infrahumanas, a los enfermos se les niega atención médica, los enloquecen; eso es tortura. En los alrededores del Arzobispado de la Habana la policía carga camiones de negros, los desesperados en prisión acuden a las huelgas de hambre. ¿Qué hacen los Obispos? ¿Tan siquiera una declaración? ¿Oraciones por los presos en huelga? ¿ Consejo a los fieles de que es inmoral los actos violentos contra los opositores? ¡Silencio ¡Y Castro como Constantino , regaló un par de templos y las monjas de los “Bernardinos” se lo agradecieron nombrándole : Comendador de una Orden religiosa. Mientras, los condenados a muerte por fusilamiento carecen de consuelo y sacramentos. Primero silencio, tras el escándalo vino una declaración ambigua: “no fue la Iglesia, fue una Orden religiosa”.
Mientras, Paya Sardiñas halaga a la Iglesia atribuyéndole lo que no es en Cuba , y lo que no hizo; no la llama a vincularse con el pueblo del que lleva siglos separados. ¡Perdón! jamás hubo vínculo. Error político, falta católica, que no puede sino alentar a los claudicantes dentro de la Iglesia y confundir a la opinión general que, ignorante de las cosas de Cuba, lee al prestigioso Paya Sardiñas.
Alabar a la Iglesia cubana por lo que no es, ni hizo es faltarle el respeto a tantos sacerdotes mártires de otros países, y a los laicos “de todas las creencias” mártires por las libertades de Cuba. Y también al pueblo que sufre mientas sus pastores se dedican a ejercicios oratorios.
Que como las imágenes de San Expedito, pisen el “mañana” y enarbolen la cruz que dice “ hoy” .Para que su Luz no quede debajo de celemín.
* Periodista independiente cubano . Ciudad de a Habana, Cuba 2006-02-19.


1 comentario:

Anónimo dijo...

La Iglesia somos todos los bautizados: Papa, obispos, cardenales, sacerdotes, monjes, monjas, diáconos,etc. y los laicos.
Todos en la Iglesia tenemos responsabilidades y las llevamos de diferentes maneras. Hay obispos así y obispos de otra manera; lo mismo ocurren con todos los que conformamos la Iglesia que peregrinamos en la Tierra; somos seremos humanos y no divinos; acertamos y nos equivocamos; tenemos valor y tenemos miedo.
Es cierto que algunos obispos no han actuado en Cuba como han debido de actuar y por eso en la visita "Ad Limina" después de la visita papal a Cuba, éste les recordó que si tenían que cargar con la cruz del martirio, eso era parte de su condición de cristianos. pero NEGAR la luz en la obscuridad que ha sido la Iglesia Católica cubana en todos estos años y sobre todo, después del ENEC en 1986 es desconocer o querer ignorar el trabajo que ha desarrollado la Iglesia cubana todos estos años.
Es desconocer los más de cuarenta años de la publicación de la hojita dominical Vida Cristiana, las publicaciones de revistas ( como VITRAL < http://www.vitral.org > en la Diócesis de Pinar del Río y que posee cada diócesis del país) que con un mayor o menor nivel literario y contestatario abordan problemas de la sociedad cubana de todo tipo, incluyendo los políticos; es ignorar lo hecho por las Pastorales Penitenciarias de cada Diócesis mediante las Hermandades del Preso y sus Familiares donde se le ha ayudaddo al preso, a sus familiares y a parte de la población cubana más pobre tanto espiritualmente como materialmente; es ignorar a los Centros Cívicos de Formación Cívica y Religiosa y los numerosos ciclos de formación ciudadana y cívica que se imparten en ellos a todos los que quieran participar; es ignorar las Semanas Católicas y sus fuertes pronunciamientos; es ignorar las homilías que muchos sacerdotes cubanos dicen cada domingo y que son similares a las dichas por el famoso padre Conrado; es negar el apoyo espiritual que muchos sacerdotes cubanos les han dado a los disidentes, opositores y perseguidos políticos y sus familiares en todo momento y sobre todo en los momentos más difíciles; es sencillamente obviar un actuar que voy a suponer que Legonier desconoce para darle el beneficio de la ignorancia.
Por otra parte, La función del obispo no es combatir con la espada en la mano como lo hicieron hace siglos, ni la misión de los sacerdotes de hoy es tomar las armas como el cura Hidalgo en Méjico, el padre Sardiñas en Cuba o el colombiano Camilo Restrepo; ni siquiera al laico se le admite tomar el camino de violencia salvo que esté en peligro de muerte como autodefensa. La Iglesia Católica después del Concilio Vaticano Segundo ( 1962-1965 ) no es la misma que la de antes de ese Concilio.
Los obispos y los sacerdotes con sus enseñanzas verbales y testimoniales de vida cristiana son los encargados, a través de la fe, de liberarnos de los miedos que muchos tenemos y de ponernos en la senda de ese Camino, Verdad y Vida que nos hará Libre tanto espiritual como materialmente pues elseguir a Cristo nos da fuerza para liberarnos tanto del Demonio como del Tirano.