mayo 22, 2021

Mi Bandera: un patriota cubano ante la imposición en Cuba de una nueva ideología.

 Por: Maikel Mauris Milán Suárez. *

Una vez más me quedo atónito ante las contradicciones. Los políticos cubanos están defendiendo e impulsando la agenda de reprogramación social, propuesta internacionalmente por un movimiento que tiene su propia bandera, su propia ideología, sus propias fidelidades (a sí mismos).

¿Por qué legislar basado en una ideología foránea? Dar derechos es una cosa, imponer ideologías por la ley es otra. El reconocer los derechos de un grupo es una cosa, el difundir totalitariamente sus ideologías es otra cosa. El educar al pueblo es una cosa, el diluviar ideología de género por todos lados es otra cosa. Estamos siendo invadidos cultural e ideológicamente.

Sí, ese dolor de cabeza que tienes después de tanta difusión parcializada y totalitaria de los medios es porque estás siendo violentado. Y si ataco todo el tiempo tu manera de pensar y tu libertad de creer y pensar desde los medios oficiales, sin duda estás recibiendo el mensaje: "todo el mundo piense así o no piense en lo absoluto". Esto, como ya he dicho, es una invasión cultural de un movimiento foráneo que tiene oficina en Cuba.

Ya en Cuba, con la excusa del Código de "las familias", no estamos viendo un debate legal, ni siquiera un debate sobre "derechos humanos". Desde que se comenzaron a usar las reuniones oficiales, los medios de comunicación estatales y las presentaciones públicas de políticos para impulsar una agenda ideológica foránea y contradictoria con nuestra historia patria, lo que estamos protagonizando es una invasión cultural.

Una ideología foránea, ha logrado llevar el lobby de la oficina nacional de su movimiento internacional, a nuestra Asamblea Nacional (parlamento). Convirtiendo de esta forma a una ideología que es minoritaria en la sociedad, en un gran poder político. Porque por razones que no voy a analizar aquí, los ciudadanos que son parte del 64% que, en referéndum constitucional en 2019, se expresó contra la agenda de género y los cambios constitucionales sobre el matrimonio, no parecen tener representantes en la Asamblea Nacional, y posiblemente tampoco en la comisión de trabajo del Código.

Se puede luchar por derechos sin imponer ideologías, pero cuando se imponen ideologías para conseguir un derecho se hace a costa de la conquista de todos los derechos de todas las demás personas.

Aceptemos esta verdad: una bandera ondea junto a la nuestra en el Ministerio de Salud Pública, frente a la más importante avenida cubana, una bandera que tiene su propia agenda política, sus propias intenciones y motivaciones, su propia ideología. Una bandera que no es cubana.

No hay ignorancia, sino intención en lo que hacen estos promotores.Yo haré mío el discurso de dos inmensos patriotas, que derramaron sangre por una Cuba Libre: Bonifacio Byrne y José Martí.

"Mi Bandera"

Bonifacio Byrne

Al volver de distante ribera,

con el alma enlutada, y sombría

afanoso busqué mi bandera

¡y otra he visto además de la mía!

(...)

Con la fe de las almas austeras

hoy sostengo con honda energía

que no deben flotar dos banderas

donde basta con una: ¡la mía!

(...)

Aunque lánguida y triste tremola,

mi ambición es que el sol con su lumbre

la ilumine a ella sola —¡a ella sola! —

en el llano, en el mar y en la cumbre.

 

"La bailarina española"

José Martí

Han hecho bien en quitar

El banderón de la acera;

Porque si está la bandera,

No sé, yo no puedo entrar. 

Y quede claro: no estoy en contra de ningún derecho humano, ni que se reclame por derechos vulnerados o en favor de los discriminados. Mi discurso no es contras las personas LGBTI, sino contra la invasión e imposición de la ideología de género a nivel cultural, político y legal.Llámenme como quieran, yo soy un patriota.

Recibido por correo electrónico desde Cuba, fue tomado del perfil de Facebook del autor con su autorización.

*El autor  es un pastor evangélico que reside en Las Tunas, Cuba.

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