Los que sembraron con lágrimas, con regocijo
segaran. Salmo 126. 5
Que esperaba un país de
herejes, que fueron capaces de cambiar al supremo y único Dios por la imagen
del anticristo comunista, que años después delega en su discípulo, aún más
burlesco y demoniaco, pero que ya encuentra los frenos de un pueblo que
convertido y entregado a nuestro único dueño y señor, nuestro Dios, dice vasta,
y comienza a retomar el único camino posible el camino de Dios, el camino de la
gloria, y la salvación.
Era de esperar, que una vez más el engaño rigiera las negociaciones
que a duras penas dejaba ver una pequeña luz de esperanzas, detrás de las
puertas del infierno comunista, esa misma puerta detrás de la cual se reprime y
asesina a un pueblo en nombre de un sistema social que un día alguien sin
principios morales, embriagado por el alcohol y dejando morir a su esposa e
hijos en la más absoluta miseria, de hambre y tuberculosis, decidió llamar
comunismo, y que sin lugar a dudas se diseñó para poner en práctica en países
industrializados de la época como eran Francia, Alemania y Gran Bretaña, no en
el granero de Europa que era lo que entonces significaba Rusia para los países
del este; ese modelo obsoleto pero con grandes modificaciones, a conveniencias
de los actuales dictadores del único país de América que aún mantiene abiertas
las puertas al infierno, es el castigo de Dios para un pueblo que un día renegó
de él y cambio su credo por la imagen de un hombre, pero nuestro Dios, el Dios
de Israel, ese Dios que nos entregó a su único hijo y lo sacrificó como muestra
de su misericordia, para enseñarnos el camino y limpiar todos nuestros pecados,
es un Dios misericordioso que hoy una vez más nos enseña el camino, poniéndonos
difíciles pruebas que nos moldeen cada día más a su imagen y semejanza para
poder ser salvados.
Pruebas como la que acabamos de tener en nuestro país y que de pronto
llenó a gran parte del pueblo de esperanzas no son nada comparadas con las que
tendremos el día en que decidamos entregar nuestra alma al señor, Rey de reyes,
único Dios capaz de salvar a este pueblo que aun habiendo traicionado al
creador como lo hiciera Adán al principio de los tiempo, Él está dispuesto a
perdonarnos y darnos esa paz que tanto añoramos.
Cada día son más los que buscan de Él y cada día son más las muestras
de su perdón sobre nuestro pueblo, pero aun el demonio anda suelto oponiéndose
justamente a Él una vez más Dios tendió su mano y una vez más ese anticristo
comunista la rechazó.
¿Hasta cuándo este pueblo permitirá que el príncipe de la potestad del
aire rija nuestros destinos y nos prive de la gloria de alabar a nuestro único
Dios?
Solo Dios provee, va siendo tiempo de sembrar para poder recoger.
Esta vez fue una finta más del demonio quien nos hizo creer que
podíamos recoger una cosecha que no habíamos sembrado, pero ya lo sabemos y
estamos conscientes. Si no sembramos no podremos recoger.
En mi modesta opinión; nunca podremos recoger trigo de las ortigas…
*Periodista independiente cubano. Miembro de la Agencia Decoro. Colaborador de Amanecer habanero. Reside en Cuba y sus noticias y artículos aparecen con regularidad
en la Red.
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