SÍNDROME ALARCONIANO.
Varios años han
pasado desde que un joven con la fuerza indestructible de la vedad, la razón y
la justicia, con la convicción profunda
de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la –valga la
redundancia- fuerza de la verdad y las
ideas, propinara un contundente derechazo a quien hibernó durante décadas
como Presidente de la Asamblea Nacional en Cuba.
Para él fue imposible
saber que le golpeó, cayó de rodillas balbuceando una sarta de palabras
incoherentes que demostraron una triste realidad, ni él mismo se creía ese
cuento, ¿a quién pretendía engañar entonces?
Años después, se
mantiene el mismo patrón de pensamiento. Tristemente siembra una idea y
cosecharas un pensamiento, siembra un pensamiento y cosecharás una acción,
siembra una acción y cosecharas un estilo de vida.
Recientemente en una entrevista que le hiciera Lilibet Enriquez Infante
a Miguel Díaz-Canel, miembro del Buró Político del Partido y primer vicepresidente de los
Consejos de Estado y de Ministros en Cuba, este señor, entre otras cosas; declaró lo siguiente y cito:
“En nuestra prensa no hay
mentiras”. “ Nuestra prensa es sincera, lo que a veces no dice toda la verdad.”
¿Habrase visto algo
tan inversamente proporcional, tan incongruente, tan alarconiano?
Creo que ni el mismo
se escuchaba cuando hablaba, quizás le tomaron por sorpresa con el tema del
barco norcoreano y las armas enviadas para ayudar y fomentar guerras asesinas
en otras partes del mundo donde, en buen cubano: tanta culpa tiene el que mata la vaca como el que le aguanta la pata, y
no tenía cerca, en las propias palabras de Martí: …”uno de esos cultos, para que piense y escriba, para que justifique,
atenúe y disfrace”…
Un rápido vistazo al
Diccionario[i]
nos puede ayudar a aclarar algunos conceptos veamos:
·
Si en la
prensa cubana no hay mentiras jamás
se debería decir o manifestar la contrario de lo que se sabe, se cree o se
piensa, induciendo al error a terceras personas, sembrando falsa y engañosas
esperanzas, fingiendo y falsificando los hechos para quebrantar, no solo las
promesas hechas sino, la confianza de aquellos que en algún momento confiaron
en nosotros.
·
Ahora
bien, si la prensa cubana es sincera,
entonces sólo se espera que actúe como tal, con pureza y libre de toda
levadura, entiéndase mezcla que la adúltera y la hace crecer aunque sea a favor
nuestro.
·
Otro
concepto que se le ha escapado a este señor y de suma importancia es el mediático que según el mismo diccionario
es la acción y efecto de intervenir dificultando o impidiendo la libertad de
acción de una persona o institución en el ejercicio de sus actividades o
funciones.
Considero que el
señor Díaz-Canel, en su cargo como miembro del Buró Político del Partido y
primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros en Cuba debería
comenzar dando el ejemplo con el pueblo que supuestamente representa y al que
le debe respeto.
Como cubano no me
siento representado por él y menos aún por un gobierno que envía un cargamento
de armas, fomentando el terror y la muerte, armas escondidas bajo toneladas de
azúcar, y que su accionar puso en peligro no sólo la seguridad del hermano
pueblo de Panamá sino también la seguridad de una vía tan importante para el
comercio mundial y con lo que estoy en total desacuerdo por considerarlo un acto
genocida, de traición a la confianza del pueblo cubano y de naciones vecinas
además de un acto totalmente terrorista.
¿Qué diferencia puede
existir entre este gobierno y cualquier otro que actúe igual?
¿Qué esperan entonces
luego de haber “reconocido el error” para resarcirlo?
¿Cuándo el gobierno
cubano dejará de ser un gobierno mediático decidiendo que decir, escribir,
proyectar en todos los medios de prensa que solamente responden a sus propios
intereses?
¿Cuál es la
diferencia entre un gobierno donde las instituciones y toda la infraestructura social
obedece solamente a un puñado de autoritarios arrellenados, reemplazados por
otro puñado de autoritarios hambrientos que hacen exactamente lo mismo detrás
de la fachada de “nombres hermosos y de hechos grandes”?
Señor Díaz-Canel,
algo que quizás no le enseñaron y por tanto no ha aprendido es que la mentira
tiene patas cortas y la verdad siempre le da alcance, que entre cielo y tierra
no hay nada oculto y que el proyecto que usted hoy defiende es, sin lugar a
dudas el mejor ejemplo de una utopía en
su frase crónica e irreversible: falacia.
Espero que para la
próxima sea más sincero con usted mismo, no se siga traicionando repitiendo
solo aquello que aporta música en el oído de quienes le dirigen, no se
arrellane mucho, usted podrá ser necesario, pero no es imprescindible como
tampoco lo fueron Lage ni Alarcón y nada manos a la obra, libere los grilletes
que oprimen a la prensa cubana que estamos en el siglo XXI.
*Pastor Alejandro
Hernández Cepero. 48a. miembro de la
Liga Evangélica de Cuba; se desempeñó en una misión en El Henequén, Mariel,
Prov. De Artemisa, Cuba. Trabaja en la actualidad con el Mover Apostólico,
Movimiento Apostólico en Cuba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario