septiembre 13, 2011

Los sucesos de la calle Infanta y el desafío de las sectas.

Finalmente, luego de las declaraciones del hijo del pastor Herrera publicada en Diario de Cuba y en Lunes de Post-Revolución, vocero de los reunidos en el templo pentecostal capitalino de Infanta y Santa Marta, las especulaciones (incluyendo las de este autor) han dado paso a una dramática realidad. No se trata de un grupo de cristianos retirados intercediendo ante Dios para evitar un juicio divino sobre Cuba como otras veces han hecho algunos líderes pentecostales: estamos frente al surgimiento de una incipiente secta.
Sobre el tema de las sectas mucho se ha escrito y los sociólogos prefieren hablar hoy en día de nuevos movimientos religiosos.  La idea de una revelación que no puede ser controlada por la tradición y las Escrituras y que generalmente cuestiona valores de común aceptación parece ser la nota dominante.
En este sentido, obligar a menores a dejar de asistir a la escuela y mantener en un retiro a mujeres embarazadas pone en peligro la salud de los creyentes y ofrece un mal testimonio a la sociedad secular sobre el cristianismo, permitiendo suponer que los protestantes son un conglomerado de fanáticos sujetos a la credulidad de revelaciones incontroladas, capaces de poner en peligro vidas humanas o de interrumpir actividades cotidianas como la asistencia a las escuelas. Varios han sido los grupos que a lo largo de la historia han deseado retirarse del mundo y esta práctica en parte dio origen al monacato (recordemos aquellos creyentes que se retiraron a los desiertos en los primeros siglos del cristianismo, el caso más notable el de Simón El Estilita quien cumplía una penitencia voluntaria, en el caso de Herrera y sus seguidores lo que parece haberlos llevado al encierro es el deseo de huir del mundo) pero dicha práctica no incluyo a mujeres embarazadas y menores de edad. Sin duda, el surgimiento de esta secta que pretende apartarse totalmente de su entorno recuerda aquellos siglos del final del Imperio Romano, agravándolo con el panorama antes descrito de incluir a personas vulnerables.
Al menos a mí me sorprende como ideas tan antiguas pueden revivir en la Cuba contemporánea. Quizás porque, como entonces, la Iglesia (y uso singular porque esta es una aunque aparezca dividida) enfrenta una crisis en su interior que se da al mismo tiempo (aunque por causas diferentes) con la de la sociedad que la rodea.
Esperemos que las Asambleas de Dios recuperen su templo y el pastor Herrera tenga libertad para reunirse en cualquier otro lugar, aunque no se esté de acuerdo teológicamente con él. Y esto será solo un síntoma del reto que significa para el protestantismo cubano el de la aparición de las sectas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que este caso especial puede ser una consecuencia del caos y la frustración social que se vive en Cuba.

Anónimo dijo...

menos mal que se comienza a hacer luz sobre este asunto,del que nos hemos ido enterando a cuentagotas,es cierto que es secta y muy peligrosa y no hablo de las asambleas de dios,hablo de esas doctrinas de hombres que han acabado con el evangelio en el mundo,los cash luna,cesar castellanos,guillermo maldonado,dionni baez,predicando evangelios de prosperidad que no tienen nada que ver con la palabra de dios,detras de todo esto esta la doctrina del g12 con su mentira del reino ahora,cristianos cubanos pifan a dios sabidurìa para alejarse de estos falsos profetas.