Aquella semana de mayo iniciada el fatídico domingo 8, día de las madres, cuando en los primeros minutos muriera Juan Wilfredo Soto García, el asesino movilizó en función de la limpieza del homicidio a sus órganos de la Seguridad del Estado y a su monopolio total en la prensa. Fue un buen average: tres editoriales desesperadas en el Granma. En su acostumbrado lenguaje de violencia el asesino echó mano de toda su sarta de siempre de improperios y ofensas. Sin mencionar nombres propios ni ofrecer detalles concretos a un pueblo desinformado, como siempre, que en su mayor parte no sabía de lo que le hablaban, el libelo sugirió maquinaciones del imperio, planes desestabilizadores, personas inescrupulosas que aprovechaban la muerte natural de un delincuente…
Evidentemente yo, y quienes forman parte de mi círculo, sabíamos que yo era el principal aludido. Recuerdo que en uno de aquellos reportajes televisivos en brochazos rápidos dejaban pasar la palabra twitter, y mostraban parte del tweet que emití el 5 de mayo, que sigue publicado en mi cuenta @maritovoz a las 11.55 am. Todo el mundo estaba esperando que la montaña se me viniese encima.
Era entendible y lógico que si el régimen consideraba que alguien había sido capaz de fraguar una mentira para desestabilizarlo, y ese mentiroso era yo, entonces me cayese con todo el peso de la ley y me enjuiciase sin miramientos por difamador. Pero yo sigo aquí, en pie y publicando en twitter, he continuado denunciándoles constantemente y hasta me acerqué a sus narices el 8 de junio en la Fiscalía General de la República para solicitarles una investigación. Y nada me hará callar.
Si soy culpable ¿por qué no han venido por mí? Si quien me habló aquella mañana del 5 de mayo no fue un hombre severamente golpeado que me conmocionó tanto que movió mi conciencia a publicar mi tweet. Si es que soy simplemente un adivino que conociendo anticipadamente de la muerte de Juan Wilfredo y quería sacar algún partido de ella. Si sencillamente he sido la ficha jugada por un gran complot internacional, entonces, ¿cuál es la causa de mi impunidad?
* Pastor de las iglesias bautistas en las comunidades de Taguayabón y de Rosalía, en Villa Clara. Profesor de Nuevo Testamento en el Seminario Teológico Bautista Luis Manuel González Peña. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad de la Habana y Master en Teología por el Seminario Evangélico Los Pinos Nuevos y por la Facultad Latinoamericana de Estudios Teológicos (FLET, hoy Laurel University). Colabora con el Blog Religión en Revolución. Su mensaje profético ante el gobierno es ejercido desde su Blog personal http://www.cubanoconfesante.com/ y desde su cuenta twitter @maritovoz
2 comentarios:
Como quiera que se vea, Juan Wilfredo es otra víctima del castrismo que se suma a la martirología cubana.
Este blog me resulta muy interesante y tiene una acción pastoral bien definida.
Es una lástima que, aparentemente, no recibe muchas visitas o los visitantes no comentaan. Voy a tratar de darle difusión.
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