Hombres de Fe.
LA HABANA, Cuba, marzo 2010 - Un amigo, periodista independiente, relató un suceso que cataloga de extraño, del cual fue protagonista. Andaba por La Habana Vieja, sin dinero y con pocas perspectivas de saciar su hambre y la de su familia, cuando pasó frente a una sinagoga donde una vez una vez le habían brindado auxilio.
El rabino era un hombre caritativo y lo invitó a pasar al templo, le obsequió material de oficina, medicinas, jabones, confituras. Recordando aquel hecho entró de nuevo en el recinto, esperando que la historia se repitiera. El panorama que encontró fue distinto.
En el centro de la sinagoga ya no estaban las hileras de bancos, sino una mesa de billar y varios hombres jugando. Se molestaron cuando llegó. Le informaron que el religioso se había marchado de Cuba. Les dijo que era periodista y lo observaron con recelo. Era insólito para ellos ver a un periodista en apuros. Cuando les explicó que su trabajo lo realizaba al margen del gobierno y no contaba con el apoyo oficial, se insultaron. Uno de los hombres le pidió que se marchara.
-Si no trabajas para Granma o Juventud Rebelde, debes abandonar este recinto.
El periodista le preguntó por qué aquella excepción, si Dios no acepta demarcaciones de gobiernos, ni partidos. Entonces sí fue expulsado del lugar.
Antes de salir echó un vistazo al ambiente de riqueza que se respiraba en la sinagoga. Estaban preparando una fiesta con mucha comida y bebidas. Desde la puerta amenazó con denunciar en los medios aquella grotesca exclusión de la casa de Dios, pero el religioso le advirtió que si lo hacía, lo iba a demandar por daños y prejuicios.
El periodista independiente se rió por la ocurrencia. Pensó que el hambre y las vicisitudes eran los únicos “bienes” que pudieran embargarle en este mundo.
Foto: interior de una sinagoga en La Habana.
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