Lawton, La Habana, 24 de julio del 2014 (PD).- El dulce maestro Jesús
de Galilea dejó para todas las posteridades su Sermón del Monte. Este sermón
fue escuchado por los que atados a las aprensiones y peligros de ese momento,
se aprestaron para seguirlo (muy pocos) como discípulos y el resto como oyentes
fascinados de su verbo.
Salvando con respeto las distancias, en un parque ubicado en la
vecindad del habanero Malecón, un negro humilde poseído por su fe cristiana,
pronunció su sermón.
Tal sermón pronunciado en un parque, identificó los males de Cuba con
el gobierno que sufrimos. Tronó contra lo que llamó, "...las aguas amargas
de arriba", las que nos quitaron la libertad y el auto respeto.
Aunque los fieles que le escucharon no fueron tantos, los hubo. Ahí
estuvieron a pesar de que en todos los escenarios presentes y pasados no faltan
fariseos enmascarados. Pero para los buenos que rodearon al maestro Jesús,
tanto como para los malos que no pueden faltar, hubo sermón del monte en
Galilea, como también lo hubo en el parque de La Habana.
El discurso del parque abordó las miserias nuestras de cada día y tal
discurso fue pronunciado con un acento de marginalidad que lo hizo emotivo,
extraordinario y auténtico.
Un discurso cristiano contemporáneo pronunciado desde la marginalidad
por un marginado en nada diferente a los marginados a los que el maestro Jesús
consagro su Sermón del Monte. Salpicado con humor y con sabiduría de cátedra
callejera, de solar y cuartería en que no faltó el amor a Cuba y el amor a todos
los cubanos.
Cuando el predicador repitió emocionado "¡Cuba es buena!",
cuando lamentó y tronó contra la vocación migratoria, puso en la picota a las
que definió como "las aguas amargas de arriba". Las que convierten a
cada joven en potencial emigrante, a cada vecino en potencial ladrón o a cada
joven en potencial prostituta de ocasión. No importa que desde la soberbia
mayor, el hecho intente ser paliado por la mayor o menor cultura del objeto en
subasta.
Ya circula, de mano en mano o de flash en flash, "el sermón del
parque" habanero. Lo pronuncia su predicador, salvado del vicio y la droga
a partir de la interpretación -ortodoxa o no- de las enseñanzas bíblicas, pero
de una u otra forma, definitivamente salvado. Para Cuba y para el Jesús que
interiorizó desde la interpretación que su fe dio a tales doctrinas, alerta
contra "las aguas amargas de arriba", aguas afirmadas en imponer el
presente perpetuo y sin futuro del partido único o del presidente sin votos.
Desde su miseria extrema, el predicador marginal, negro y cristiano
nos ofrece esta nota de costumbrismo urbano de hoy. Para ello se afirma en la
fe que lo salvó de sus vicios y por añadidura, parece haberle salvado del
miedo. "¡Cuba es buena!", repite con la fe de quien sabe desde su
corazón. Y así, desde un parque habanero, con acento marginal, nos entrega su
mensaje evangélico o su sermón del parque.
Fuente: Primavera digital.
Nota del Editor: Incluimos en el Blog este artículo que muestra la
vitalidad de la religiosidad del cubano. Los evangelistas que toman las calles
no es un fenómeno único, es frecuente pero sin lugar a dudas este es muy singular.
Como ocurre con muchas informaciones provenientes de Cuba no señala el nombre
del predicador, su fe, la doctrina que profesa..., entre otras cosas. Ya
circula, de mano en mano o de flash en flash, "el sermón del parque"
habanero…,dice la nota; este es el que nos interesaría incluir como post.
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