abril 03, 2014

SÍNDROME ALARCONIANO

SÍNDROME ALARCONIANO.
Varios años han pasado desde que un joven con la fuerza indestructible de la vedad, la razón y la justicia, con la convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la –valga la redundancia- fuerza de la verdad y las ideas, propinara un contundente derechazo a quien hibernó durante décadas como Presidente de la Asamblea Nacional en Cuba.
Para él fue imposible saber que le golpeó, cayó de rodillas balbuceando una sarta de palabras incoherentes que demostraron una triste realidad, ni él mismo se creía ese cuento, ¿a quién pretendía engañar entonces?
Años después, se mantiene el mismo patrón de pensamiento. Tristemente siembra una idea y cosecharas un pensamiento, siembra un pensamiento y cosecharás una acción, siembra una acción y cosecharas un estilo de vida.
Recientemente en una entrevista que le hiciera Lilibet Enriquez Infante a Miguel Díaz-Canel, miembro del Buró Político del Partido y primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros en Cuba, este señor, entre otras cosas;  declaró lo siguiente y cito:
“En nuestra prensa no hay mentiras”. “ Nuestra prensa es sincera, lo que a veces no dice toda la verdad.”
¿Habrase visto algo tan inversamente proporcional, tan incongruente, tan alarconiano?
Creo que ni el mismo se escuchaba cuando hablaba, quizás le tomaron por sorpresa con el tema del barco norcoreano y las armas enviadas para ayudar y fomentar guerras asesinas en otras partes del mundo donde, en buen cubano: tanta culpa tiene el que mata la vaca como el que le aguanta la pata, y no tenía cerca, en las propias palabras de Martí: …”uno de esos cultos, para que piense y escriba, para que justifique, atenúe y disfrace”
Un rápido vistazo al Diccionario[i] nos puede ayudar a aclarar algunos conceptos veamos:
·         Si en la prensa cubana no hay mentiras jamás se debería decir o manifestar la contrario de lo que se sabe, se cree o se piensa, induciendo al error a terceras personas, sembrando falsa y engañosas esperanzas, fingiendo y falsificando los hechos para quebrantar, no solo las promesas hechas sino, la confianza de aquellos que en algún momento confiaron en nosotros.
·         Ahora bien, si la prensa cubana es sincera, entonces sólo se espera que actúe como tal, con pureza y libre de toda levadura, entiéndase mezcla que la adúltera y la hace crecer aunque sea a favor nuestro.
·         Otro concepto que se le ha escapado a este señor y de suma importancia es el mediático que según el mismo diccionario es la acción y efecto de intervenir dificultando o impidiendo la libertad de acción de una persona o institución en el ejercicio de sus actividades o funciones.
Considero que el señor Díaz-Canel, en su cargo como miembro del Buró Político del Partido y primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros en Cuba debería comenzar dando el ejemplo con el pueblo que supuestamente representa y al que le debe respeto.
Como cubano no me siento representado por él y menos aún por un gobierno que envía un cargamento de armas, fomentando el terror y la muerte, armas escondidas bajo toneladas de azúcar, y que su accionar puso en peligro no sólo la seguridad del hermano pueblo de Panamá sino también la seguridad de una vía tan importante para el comercio mundial y con lo que estoy en total desacuerdo por considerarlo un acto genocida, de traición a la confianza del pueblo cubano y de naciones vecinas además de un acto totalmente terrorista.
¿Qué diferencia puede existir entre este gobierno y cualquier otro que actúe igual?
¿Qué esperan entonces luego de haber “reconocido el error” para resarcirlo?
¿Cuándo el gobierno cubano dejará de ser un gobierno mediático decidiendo que decir, escribir, proyectar en todos los medios de prensa que solamente responden a sus propios intereses?
¿Cuál es la diferencia entre un gobierno donde las instituciones y toda la infraestructura social obedece solamente a un puñado de autoritarios arrellenados, reemplazados por otro puñado de autoritarios hambrientos que hacen exactamente lo mismo detrás de la fachada de “nombres hermosos y de hechos grandes”?
Señor Díaz-Canel, algo que quizás no le enseñaron y por tanto no ha aprendido es que la mentira tiene patas cortas y la verdad siempre le da alcance, que entre cielo y tierra no hay nada oculto y que el proyecto que usted hoy defiende es, sin lugar a dudas el mejor ejemplo de una utopía en su frase crónica e irreversible: falacia.
Espero que para la próxima sea más sincero con usted mismo, no se siga traicionando repitiendo solo aquello que aporta música en el oído de quienes le dirigen, no se arrellane mucho, usted podrá ser necesario, pero no es imprescindible como tampoco lo fueron Lage ni Alarcón y nada manos a la obra, libere los grilletes que oprimen a la prensa cubana que estamos en el siglo XXI.
*Pastor Alejandro Hernández Cepero. 48a.  miembro de la Liga Evangélica de Cuba; se desempeñó en una misión en El Henequén, Mariel, Prov. De Artemisa, Cuba. Trabaja en la actualidad con el Mover Apostólico, Movimiento Apostólico en Cuba.




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