La "oración de Jesús" es una oración corta y repetitiva, común en el cristianismo ortodoxo oriental, que se enfoca en la súplica a Jesús como Hijo de Dios para que tenga piedad. Su forma clásica es "Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador".
La oración se caracteriza por su
naturaleza repetitiva, a menudo se repite muchas veces a lo largo del día. Se
cree que fue desarrollada por los primeros monjes y monjas cristianos en los
desiertos de Egipto. Es común en las iglesias católicas orientales y ortodoxas
orientales.
La oración busca conectar con la
divinidad y expresar la necesidad de la misericordia. "Señor Jesucristo,
Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador". La oración de Jesús está
integrada en la ascesis mental, física y espiritual emprendida por el monástico
ortodoxo en la práctica del hesicasmo.
La oración se puede usar de muchas
maneras, como ofrenda, petición de oración, ayuda contra la tentación, descanso
de estudios o trabajo, o en la adoración eucarística. [AI Overwiew].
La primera vez que me encontré la oración
de Jesús fue cuando leí el, “El Peregrino Ruso”, breve libro inspiracional que leí
en condiciones muy especiales. Entonces me asombré de ver como aquellos
peregrinos de las etapas primarias del cristianismo, se lanzaban al camino,
muchos de ellos, buscando llegar al oriente, y repetían insistentemente algo
tan sencillo como: “Señor Jesucristo, ten piedad de nosotros”. Estos peregrinos,
que describe muy bien el autor, por demás anónimo, tomaban el camino del
peregrinaje (misiones), asumían el imperativo de: “Id”, y tomaban un bolso o jolongo y allí solo
llevaban para el camino, agua y sal. Debo de suponer que tal vez llevaban
algunos manuscritos con los textos bíblicos más imprescindibles.
La “oración a Jesús”, conocida también como “oración
del corazón”, es una breve fórmula piadosa. “Señor Jesús, Hijo de Dios, ten
piedad de mí”, algunas veces con el añadido: pecador, repetido en el marco de
un método. Hay algunos entusiastas que quieren hacer retroceder su origen hasta
los apóstoles, pero, al parecer, no es posible encontrarla, con sus
características actuales, antes del siglo XIII.
Sin embargo, teniendo en cuenta la
naturaleza de la “oración a Jesús”, se pueden descubrir sus orígenes en el
ambiente de búsqueda de una oración continua que sella intensamente la historia
espiritual de los primeros siglos cristianos, particularmente el peregrinar de
los Padres del desierto. La aspiración a una oración incesante se nutre de
orientaciones como las de Pablo, que exhorta a vivir «perseverantes en la
oración» (Rom 12, 12) y a orar «sin cesar» (1 Tes 5, 17).
La fórmula que, entre diversidad de
frases, va imponiéndose con el correr de los años es: Señor Jesús, Hijo de
Dios, ten piedad de mí, pecador. Sus elementos se pueden encontrar en la
Sagrada Escritura. Así, en la oración de los dos ciegos: «¡Ten piedad (eleison)
de nosotros, Hijo de David!» (Mt 9, 27). En el ruego de la mujer cananea: «¡Ten
piedad (eleison) de mí, Señor, ¡Hijo de David!» (Mt 15, 23). En el pedido del
padre del epiléptico: «Señor, ten piedad (eleison) de mi hijo…» (Mt 17, 15). En
la oración de los diez leprosos: «!Jesús, Maestro, ¡ten piedad (eleison) de
nosotros!» (Lc 17, 13). También en la oración del ciego de Jericó, que San
Marcos llama Bartimeo, que clama: «¡Hijo de David, Jesús, ten piedad (eleison)
de mí!» (Mc 10, 47-48; Lc 18, 38-39). Un caso aparte, pero con toda
probabilidad vinculado al surgimiento de la ‘oración a Jesús´, es la
prototípica oración humilde del publicano aspirando a la misericordia divina:
«¡Oh Dios! ¡Ten compasión de (hilaszeti = se propició a) mí, pecador!» (Lc 18,
13).
En los pasajes citados y en muchos
otros de los Evangelios están los elementos fundamentales de la “oración”: la
gracia, la devoción y el tiempo harían el resto. El contexto de la oración a
Jesús es la fe. Pero para muchos que lean sobre el tema sentirán un sobrecogimiento
al considerar que aun con el instrumento de tan breve oración sería imposible
superar la Fe que mostraron aquellos cristianos que, ayunaban en los desiertos
del oriente, se sumaban a la soledad de las cuevas y los riscos y repetían insistentemente
esta oración, la oración de Jesús.
Fuente: La
Oración del Nombre de Jesús
PS: Recomiendo la lectura del libro: “El
Peregrino Ruso”
E. A. González 23 de marzo de 2025
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