Oración de Domingo de Resurrección.
Señor, acercándonos a la Cruz, enséñanos ese
sentimiento tan profundo de abandono y obediencia al Padre. Acércanos a ese
momento para vivir en santa plenitud con el Espíritu. Para vivir en los mejores
momentos, en lo posible, alcanzados por
la Santidad.
Que tu sacrificio en la Cruz nos muestre el camino
correcto para vivir en humildad, obediencia y oración agradecida dirigida a Ti.
Para entender, no solo en estos días, cuando tanto recordamos tu sacrificio en
la Cruz por amor a nosotros. Recordándonos que, el mirar a la cruz es mirarte a
ti en el diario vivir. Apartándonos de la impiedad, la infelicidad, las
carencias de amor y el vacío que hay en nuestros corazones. Permite que Tu
ofrenda de vida en la Cruz, nos acerque día tras día a reconciliarnos con Dios y
con nuestros semejantes.
Venciendo en la Cruz, Jesús amado, tomaste de nosotros
nuestras debilidades y temores; y no descansas en esto.
Cuando te levantaste al tercer día, lo hiciste por
todos nosotros. Un solo acto engrandeció la vida de tantos hasta el presente.
Tú nos mostraste que, venciendo a la muerte, te hiciste el señor de la Vida, de
nuestras vidas. Todavía algo tan preciado no agradecemos lo suficiente y por
eso pedimos tu perdón.
Haznos recibidores
de tu Gracia para que podamos alcanzar a otros en resueltos hechos de amor,
benignidad, valor y pasión, como para acercarnos a las lágrimas de los otros, a
los sufrimientos de muchos, y a las heridas de tantos. Haznos compartir
nuestros corazones contritos en permanentes actos de bondad, mansedumbre y
domino propio como para que todo se restituya en acciones para los más menesterosos.
Señor victorioso de la muerte. Ten piedad de nosotros
que ante ti no somos capaces de verte en los eventos y las circunstancias que nos
alcanzan todos los días. Haznos comprender que, nuestra relación con Dios es un
regalo de vida; que nos deleitamos a
diario en la belleza de la creación y que nos enriquecemos con el don del
perdón. En lo posible, permite que aquellos que te buscan en los oscuros
caminos de la soledad y la impiedad, encuentren nuestro rostro amable,
esperanzador y vivida Fe.
Gracias, Señor, ¡por este sacrificio! Ahora te pido acompañes a todos y cada uno de
los aquí presente, hazte presente en las familias que aquí se congregan, estate
cerca de esta Iglesia y prospérala. Gracias, porque Tú eres la causa de nuestra
necesaria sabiduría; nuestro amor servicial puede ser escaso, pero es generoso.
Gracias, Señor, porque en medio de la torpeza, los obstáculos del camino y el acecho
de la malignidad; nos enseñas a no inquietarnos y oyes nuestras oraciones en
la soledad de la noche y el fértil insomnio.
Gracias, Señor, porque eres fiel a tus promesas, y te
mantienes siempre de nuestro lado. Gracias porque, desde que fuiste enviado por
el Padre y sacrificado en la Cruz por nosotros; nunca ha disminuido tu cercanía,
con amor y misericordiosa presencia, para con nosotros, tus hijos y aun para los
que no te conocen. ¡Que tu presencia y
pronta compasión nos lleve a caminar desde la Fe, en plena confianza en tu amor
eterno y tu fidelidad plena!
¡No permitas que nos visite el mal y no permitas que
Tu amor se nos haga distante! Camina con nosotros en el día a día y renueva
nuestra Fe y nuestra confianza en Ti.
Desde el acto sacrificial de la Cruz, levantándote de
entre los muertos y ascendiendo a la presencia del Padre, te pedimos que tu
abrazo redentor nos alcance ahora y siempre hasta el final de los tiempos;
entonces todos compartiremos el anhelo
de estar en tu presencia.
Danos tu Paz, cuando caminemos hoy a nuestros hogares.
En el nombre
del que es por sobre todas las cosas: el victorioso sobre la muerte, hemos
orado.
Amén.
Eloy A González [Domingo de Resurrección del Año 2024].
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