Francisco, movimientos “populares” y cheque en blanco
El papa Francisco reafirma el camino izquierdista de su
pontificado, en momentos en que las izquierdas latinoamericanas están sufriendo
una esplendorosa derrota. Francisco parece querer asumir un papel de líder
revolucionario, intentando revitalizar a las izquierdas latinoamericanas que
están cayendo en el mayor descrédito. Realmente, no se sabe a dónde Francisco
pretende llegar con esa insistencia en apoyar a las izquierdas, comprometiendo
seriamente el prestigio de su pontificado y causando decepción en incontables
personas. Al mismo tiempo, Francisco parece olvidarse del drama del
pueblo cubano, esclavizado por 50 largos años de dictadura comunista.
Ayer sábado 5 de noviembre, en el Auditorio Pablo VI, en
el Vaticano, el papa Francisco, con un discurso laudatorio dirigido a
agitadores sociales provenientes de más de 60 países, en los cinco continentes,
concluyó el III Encuentro Mundial de los Movimientos Populares (ver al final el
link con el discurso completo de Francisco).
¿Qué dirá el Santo Padre que vive el Roma que les están
apaleando a sus palomas?
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A conocidos agitadores comuno-católicos como el brasileño
João Pedro Stédile, del “movimiento sin
tierra”, impulsor de la violencia en el agro brasileño y al argentino
Juan Grabois, del “movimiento de
trabajadores excluidos”, incentivador de la violencia en las periferias de
Buenos Aires, Francisco los ensalzó denominándolos “poetas sociales” y hasta “imitadores
de Jesús”.
A continuación, el pontífice les dio un cheque en
blanco para promover la revolución social: “Hago
mío ese grito de ustedes”, dijo textualmente.
Francisco, después de susurrar una discreta
salvedad - “tal vez no estemos de acuerdo
en todo” - les sugirió dejar de lado las “bellas frases” y los “nominalismos
declaracionistas” para partir a la agitación contra los actuales sistemas
socioeconómicos, a los que el pontífice calificó de “terroristas”. A continuación el pontífice convocó a los denominados
“movimientos populares” a no aceptar
y a no dejarse “desmovilizar”
por “implantes cosméticos” o “planes asistenciales”, a no dejarse “arriar como ganado” y a rechazar la “tentación del corsé”, que reduciría a
los agitadores a quienes se dirigía a un papel de “actores secundarios”.
De una manera difícil de entender, el papa Francisco
reafirma el camino izquierdista de su pontificado, en momentos en que las
izquierdas latinoamericanas están sufriendo una esplendorosa derrota. Francisco
parece querer asumir un papel de líder revolucionario, intentando revitalizar a
las izquierdas latinoamericanas que están cayendo en el mayor descrédito.
Realmente, no se sabe a dónde Francisco pretende llegar con esa insistencia en
apoyar a las izquierdas, comprometiendo seriamente el prestigio de su
pontificado y causando decepción en incontables católicos y no católicos.
Al mismo tiempo, Francisco parece olvidarse del drama del pueblo cubano,
esclavizado por 50 largos años de dictadura comunista.
Información relacionada:
Texto
completo del discurso de Francisco en el III Encuentro Mundial de los
Movimientos Populares
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