Expulsados de la Iglesia en Cuba por mostrar solidaridad con los presos.
Por: Froilán Osmany Rodríguez.
La década de los años 90 fue testigo de una masiva conversión de jóvenes en todas las iglesias de la isla. De la más diversa extracción social, desde doctores hasta estudiantes de ingeniería, carpinteros, y amas de casa; el “llamado a la salvación” por medio de la Fe en Cristo estaba produciendo un impacto en los corazones de miles de jóvenes a lo largo y ancho de nuestra amada nación. Entre ellos dos jovencitos: Edgar Gálvez Vega y María Esther Márquez, también encontraron consuelo, dirección y esperanza en el glorioso Evangelio de nuestro Señor Jesucristo.
Con el decursar de los años y como miembros de la Iglesia que les había visto nacer al Reino de Dios: “La Iglesia Evangélica Pentecostal Vida Abundante” que era pastoreada en aquel entonces por el Reverendo Héctor Hunter Wright; tanto Edgar como su esposa María Esther pusieron sus talentos al servicio de Dios y de su amada congregación, Edgar como chofer, albañil y mecánico y María Esther como Directora de Teatro y música.
El fogoso temperamento de Edgar, a la vez alegre y sincero con un tremendo corazón de cubano genuino y transparente comenzó a prestar atención y a sensibilizarse con la profunda desgracia y triste condición de vida de su amado pueblo cubano. Como cristiano, no podía permanecer impasible y al margen de la reiterada violación de los más elementales derechos humanos que victimaza desde hace más de cuatro décadas a los cubanos en general. De ahí que tomara la decisión más lógica con sus pensamientos y convicciones, la de confraternizar y colaborar con miembros pacíficos y defensores de los derechos humanos. Fue miembro del Partido Democrático 30 de Noviembre Frank País, trabajó con la Asociación de Presos Políticos Pedro Luís Boitel y hoy es Delegado de Ciudad Habana de la Comisión de Atención a Presos Políticos y de Conciencia y Familiares y miembro del Movimiento Liberal Cubano, todo lo cual lo realiza en pleno acuerdo con su conciencia cristiana. ¿No está escrito en la Biblia, en palabras del mismo Jesús, que los que padecen de hambre y sed de justicia serán saciados? ¿No condena el Apóstol Santiago en su Carta Universal a los ricos opresores por haber maltratado a sus semejantes? (Santiago 5: 4-6)
Para Edgar, no había desviación doctrinal en su comportamiento y aun cuando el facto del miembro de su Iglesia declaraba tácitamente que el mismo no se inmiscuye en bandos políticos, él sentía la necesidad de tomar partido del lado de la justicia. ¿Acaso no es Dios un Dios justo que dice en su palabra que no debemos callar en el juicio de los débiles y que debemos defender la causa de los desvalidos? (Prov. 31: 8-9). Sin embargo, los líderes religiosos de la Iglesia de Edgar y María tienen una idea diferente respecto de la justicia, la equidad y el defender el derecho de los débiles y desvalidos. El día 28 de septiembre del año 2005 Edgar recibió la visita de los representantes de La Iglesia Evangélica Pentecostal Vida Abundante, organización en la cual Edgar había sido miembro activo desde hacía ya 15 años, tiempo en el que no sólo había servido como chofer por todas las carreteras de Cuba, tanto en ciudades como en las zonas más recónditas, intrincadas y montañosas con su corazón lleno de amor y gozo, si no en el que también había aprendido a ver de cerca el sufrimiento de los cubanos en cualquiera de sus rincones. En esta visita es citado de modo verbal a una reunión oficial con tres miembros del Liderazgo Nacional de su iglesia .Los señores Héctor Hunter Wright, Superintendente General, Alfredo Gómez Arce, Secretario General y Herminio Pupo, Tesorero Nacional.
En esta reunión que acontece el 29 de septiembre del 2005 en la Oficina General de las Asambleas de Dios, sito en 10 de Octubre e/ Bella Vista y San Leonardo, Arroyo Naranjo, a Edgar se le comunica que oficiales del Departamento de Seguridad del Estado se habían personado en las oficinas nacional antes referida para reclamar que Edgar cesara en sus funciones de chofer de esta organización por: transportar y distribuir literatura subversiva por todo el país y por transportar personas contrarrevolucionarias. Sin más miramientos, Edgar Gálvez Vega recibe una carta de baja definitiva de esta organización en la cual se encontraba como profesante de su fe cristiana por 15 años. De un solo golpe de pluma, se queda sin trabajo y por tanto sin medios para sustentar a su familia la cual incluye a su esposa María Esther y a su dos niñitas de 2 y 6 años. Esto fue solo el comienzo de una larga historia de rechazos y abandono espiritual y emocional por parte de sus antiguos hermanos de Fe.
En dos ocasiones es citado a reunión en su Iglesia local, la Iglesia Evangélica Pentecostal Vida Abundante, sito en Maceo e/ Caña y Pañuelo, Diezmero, San Miguel del Padrón, Ciudad Habana y finalmente el licenciado Samuel Saavedra, pastor de esa Iglesia, le extiende a Edgar una carta de baja según ellos, “por incumplir los preceptos bíblicos”. En ningún lugar de la carta se le aclara cuáles preceptos él había violado. Para su asombro e indignación, sus otros hermanos también le vuelven la espalda. Algunos le hasta le niegan el saludo y dejan de visitarlo Uno de los pastores territoriales, en un encuentro fortuito, al ser interrogado por María Esther quien le preguntó la razón por la cual ya no les visita, le responde tajantemente ¿Para qué, si ya Edgar es baja definitiva? Se ignora o se pasa por alto que ya hubo un hombre dentro de la trama bíblica que fue rechazado y sus palabras nos llegan como una dura advertencia en el libro de Job (6:14 - 16)
En un pronunciamiento público, el pastor Saavedra esclarece ante toda la feligresía de Vida Abundante que: “si cualquiera de ustedes va a la cárcel por la causa de Cristo, tendrá nuestro apoyo, pero si es por razones políticas; no tendrá ningún apoyo”. Cabe preguntarse de qué Biblia salen tales razonamientos ¿No dice Hebreos 13:3 claramente "Acordaos de los presos, como si estuvierais preso juntamente con ellos, y de los maltratados...? No se especifica aquí si son presos políticos, comunes, criminales o vulgares rateros: presos y nada más y añade este versículo que “debemos acordarnos de los maltratados”.
Durante casi todo el año desde septiembre de 2005 hasta la fecha, ninguno de los antiguos líderes de Edgar les ha visitado para saludar, para saber de su situación espiritual o con cualquier buen pretexto. Nada. El más absoluto silencio, distanciamiento completo y el rechazo más frío y brutal.
Para esos líderes religiosos, el ser un defensor de los derechos humanos es pecado. De hecho, en las reuniones con el Licenciado Samuel Saavedra y demás líderes se le declara a Edgar abiertamente que defender los derechos humanos es pecado, que ningún cristiano esta llamado a defender ningún derecho humano y para ello esgrimen un débil y poco lúcido argumento: “Al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”. Es interesante y hasta curioso el hecho de que las mismas personas que se revelan contra todo tipo de defensa de los derechos humanos y condenan al rechazo a los que tal hacen no tienen reparos en viajar cada vez que pueden a los países del mundo libre, a disfrutar de los beneficios y bendiciones que otros defensores de los derechos humanos lograron para sus países y para extender ayudas a otros países. ¿Por qué a nadie se le ocurre criticar a George Washington por defender los derechos civiles de los estadounidenses cuando de visita Miami se engullen una jugosa hamburguesa con una Pepsicola bien fría?
A nadie se le ocurre pensar que para llegar a ese estatus de vida, muchos tuvieron que defender la justicia y la equidad, no callarse cobardemente; sino enarbolar lo que consideraban bueno y justo.
Hoy Edgar continúa con su lucha pacífica y pertinaz en medio de un país que se derrumba moralmente, declina económicamente y cuyos valores espirituales están en abierto descenso. Aun muchos de aquellos que profesan ser cristianos asumen la postura del avestruz que oculta la cabeza bajo la arena para no ver (o no querer ver) lo que sucede a su alrededor, algunos como papagayos repiten la doctrina que se les enseña no como algo que deben meditar y profundizar en sus corazones, sino como algo a lo que deben plegarse so pena de sufrir el rechazo y aislamiento de sus semejantes.
La cobardía moral es la peor de todas y Edgar y su familia están sufriendo en carne propia de su secuela la complicidad cobarde con el régimen imperante en la isla de parte de los líderes religiosos antes mencionados. Es una vergüenza cuando la iglesia no se pone de parte de la justicia de los pobres y desvalidos. Cuando cobardemente hace fuera a uno de sus hijos, cuando no tiene misericordia ni piedad ni amor, entonces su rol social y ético está en bancarrota. ¿Que hubiera hecho Jesús Dios soberano? Seguro estoy que no empujaría con violencia ni despreciaría a un hombre por amar la justicia y la libertad.
Sirva este documento como petición de oración por estos jóvenes y encuentre un eco en cualquier corazón amigo.
Oremos por Cuba, por los presos, por estos jóvenes y por todos los que sufren.En el nombre de Jesús, Amen
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