diciembre 10, 2025

Tengo miedo de que, en el futuro, tengamos que pedir perdón por no hablar

 


Por: Iván Daniel Calás Navarro*

Tengo miedo de que la iglesia cubana sea como una parte de la iglesia alemana de los años 30 y 40 del siglo pasado… si no es que ya lo somos.

Tengo miedo de que callemos ante las injusticias y, lo que es peor, que callemos con la justificación de que es para que podamos predicar el Evangelio. Tengo miedo de que prediquemos al prójimo y no hagamos nada por el prójimo. Tengo miedo de que nuestras palabras —o, mejor dicho, Su Palabra— no sea conocida porque estemos en una burbuja… incluso sabiéndolo.

Tengo miedo de que nuestras oraciones cubran solo nuestras necesidades, pero, a tu derecha y a tu izquierda, hay otros que, como tú, necesitan agua, comida, corriente eléctrica, comunicación… libertad.

Tengo miedo de que, en el futuro, tengamos que pedir perdón por no hablar. Tengo miedo de que pequemos por callar. Tengo miedo de que no usemos la mente y la boca que Dios nos ha dado. Tengo miedo de que solo señalemos el pecado cuando nos convenga.

Tengo miedo de que no nos acordemos de los presos. Tengo miedo de que solo denunciemos cuando el “preso injustamente” es uno de los nuestros. Tengo miedo de que los viajes y los recursos sean más importantes que los principios. Tengo miedo de que pensemos que la neutralidad es la forma correcta.

Tengo miedo de que Dios me pregunté qué hice por el prójimo, o por mi tierra, cuando todo era un caos. ¿Qué le puedo responder?

¿Miedo? Ya lo estoy perdiendo. ¿Y tú?

Espera, me queda un miedo grande:

Tengo miedo… de que tengamos miedo.

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