Por: Eloy A González.
[a propósito de un video de Daniel Najar, pastor mexicano hablándole a
cristianos mexicanos].
Toda revolución “naciente” trae consigo un obsceno
maridaje entre los comunistas y los cristianos. Esto responde a la agenda de
marxismo cultural que sabe que, no puede dejar fuera de la euforia populista a
las iglesias que acarrean a los cristianos. En el 1959, lo primero que ocurrió
en Cuba fueron las militancias de la llamada ,“Agrupación Cívica de
Revolucionarios Cubanos con la Cruz y con la Patria” para los católicos,
aunque ya es historia, revisen y verán.
A los católicos se sumaron los evangélicos que ya venían
organizados en el Concilio de Iglesias Evangélicas (CIE) desde el 1941, que
pronto fue parte del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) cuya creación, ya
sabemos, fue el resultado de la práctica y ejecución de la KGB soviética en esa
misma década de los 40. El CIE cambió de nombre, de propósitos y de
dedicaciones hasta convertirse en una organización alineada con el comunismo,
la izquierda latinoamericana , la teología de la Liberación y su engendro
teórico que fue la Teología de la Revolución.
Mientras, algunas denominaciones bautistas y
pentecostales miraban de reojo todo esto. Afuera quedaron, esperando mejores
tiempos, La Santería, el espiritismo del cordón, los abakuás y todos los que
quisieran sumarse al marxismo cultural , claro está, bajo la mirada
controladora de la policía política. El Grupo de Puebla (antes Grupo de São
Paulo) tiene una agenda propia del marxismo cultural que siempre ha sido parte
del entorno cultural de México y ahora lo es de la mancuerna AMLO-Claudia. En este manubrio político hay que sumar a los
evangélicos , como antes se sumaron los católicos con la Teología de la
Liberación y la malograda guerrilla de Chiapas.
Solo de paso recomiendo leer el artículo: La
4T y los evangélicos: ¿de qué mundo es tu reino, Andrés Manuel? que
pueden leer en la red, cito lo siguiente:
“Ningún
presidente en la historia moderna de México había juntado tanto la religión y
la política como Andrés Manuel López Obrador… El problema no es que en su
discurso haya un contenido moral, es que hable como si la moral cristiana fuera
la moral de la república. La cuestión es, también, su cercanía política con
ciertas iglesias evangélicas. La multitud de noticias que se acumulan al
respecto día con día, sin que haya una explicación oficial al respecto: los
evangélicos gestionan para obtener concesiones de radio y televisión; piden
eliminar las restricciones constitucionales que impiden a los ministros de
culto asociarse con fines políticos o ser votados para desempeñar cargos
públicos; sus cabecillas tienen una frecuente presencia en actos tanto privados
como públicos con el presidente; repartirán la cartilla moral que mandó
imprimir el gobierno; varios de sus líderes realizan labores de coordinación en
el proyecto de los servidores de la nación; fundarán y operarán los nuevos
centros integradores o del bienestar en las regiones más pobres. ¿De qué se
trata? ¿Por qué les está dando tanta entrada el gobierno de López Obrador, violando
el principio histórico de separación entre las iglesias y el Estado (artículo
130 de la Constitución)? ¿A cambio de qué?”
¿A cambio de qué? Pues es de lo mismo que siempre buscan
los gobiernos filocomunistas y tienen bien claro lo que hay que ejecutar cuando
manda el marxismo cultural. Ganar todo el espacio político posible, afincarse
en el poder y oprimir.
Lo que más me llama la atención con relación a México es
el pobre análisis de los evangélicos y el obsceno silencio de muchos ante la
manipulación política, la narco-corrupción y el deterioro constante del
derecho.
Es mi opinión.
[22 de marzo de 2025]
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