diciembre 06, 2025

UNA MIRADA DESPIERTA Y ATENTA

 Por Eloy A González.

Estad quietos, y conoced que yo soy Dios. Sal 46:10

El estar atentos es, en verdad, un despertar de la consciencia, una iluminación espiritual que el Altísimo obra en el creyente. Por medio de esta gracia, el hombre comprende su realidad inmaterial, reconoce sus faltas y yerros, y busca la redención que ha sido provista por medio de Jesucristo, el Cordero de Dios.

Este despertar implica el inicio de una vida nueva, una mente instruida y educada por la Palabra de Dios para discernir entre el bien y el mal, y una transformación interior que nos acerca a la comunión con lo divino.

Es, por esencia, una llamada al discernimiento: a distinguir lo que verdaderamente acontece a nuestro alrededor y en nuestro espíritu. El Señor Jesús mismo exhortó a sus discípulos a observar la higuera y los demás árboles, aprendiendo de las señales manifiestas para comprender que el Reino de Dios se halla cerca.


El Espíritu Santo guía a los cristianos y los asiste para distinguir la verdad del engaño. Ello demanda una vigilancia constante, pues no debemos confundir la voz del Espíritu con el vaivén de las emociones o el impulso del propio instinto. Aunque una "corazonada santa" puede ser un indicio, es crucial discernir si su origen es el Espíritu de Verdad o el artero enemigo (1 Juan 4:1).

Empero, a menudo preferimos la comodidad de la distracción, el refugio de la costumbre o el silencio que evita la verdad incómoda. Y la verdad incomoda a aquellos que han normalizado el engaño, pues los obliga a confrontar la realidad de sus obras y el verdadero estado de su alma. Difícil cosa es aceptar aquella verdad que expone la mentira. Mas la vida, en su misma esencia, nos exige atención.

La Palabra insta a los creyentes a permanecer vigilantes y a no ser seducidos por la injusticia y las malas obras de los impíos. Nos advierte sobre aquellos que se aprovechan de sus semejantes y nos recuerda que todos rendiremos cuenta por el fraude y el engaño, sin olvidar las oportunidades que se nos dieron para obrar con amor.

Estar atentos y discernir las intenciones de los demás es necesario para no caer en trampas ni enredos. Es una decisión: ver aquello que el egoísmo se afana en ocultar, lo que el mundo enmascara y la necedad tiene por justo —tutelajes y ventajismos—, sin olvidar la voz que el corazón se empeña en mostrar.

Como enseña el sabio, "No es bueno hacer acepción de personas" (Proverbios 28:21). Y la admonición de la Epístola es clara: "El que procede con injusticia sufrirá las consecuencias del mal que ha cometido, y eso, sin acepción de personas" (Colosenses 3:25).

Cuando alcanzamos la claridad para ver la realidad en que vivimos, comenzamos a vislumbrar lo que puede ser transformado. Y toda verdadera transformación comienza con una mirada despierta y atenta, dispuesta a ver, a involucrarse y a actuar antes que sea demasiado tarde.

12 de diciembre de 2025

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