La
palabra “Hamartiología” suele resultarnos extraña, confusa y hasta
distante. Definirla simplemente como “el estudio del pecado” parece
restarle importancia a un fenómeno que define gran parte de la experiencia
humana. Al intentar encerrar en una sola palabra algo tan profundo y complejo,
corremos el riesgo de caer en interpretaciones superficiales o incluso oscuras.
Sin
embargo, cuando analizamos la realidad detrás de este término, descubrimos que
no se trata de conceptos abstractos, sino de situaciones que afectan la vida y
el testimonio de la iglesia.
Cuando el
comportamiento dentro de la iglesia es incluso más bajo que los estándares del
mundo, el pecado deja de ser un asunto privado. Se convierte en una sombra que
apaga el "candelabro" del testimonio cristiano, afectando la luz que
la iglesia debe dar al mundo.
Estudiar
este tema no es un ejercicio académico vacío. Es entender cómo el mal puede
atrapar a una persona, distorsionar la verdad y dañar el reflejo de Dios en la
comunidad, para así saber cómo actuar con justicia, mansedumbre y la urgencia
de restaurar la luz.
La
hamartiología es el estudio del pecado: su origen, sus efectos en la humanidad
y sus consecuencias eternas. El pecado significa “no dar en el blanco” de la
justicia de Dios (Romanos 3:23).
La Biblia
lo define como transgresión de la ley (1 Juan 3:4) y rebelión contra Dios
(Deuteronomio 9:7). Todos heredamos el pecado desde Adán (Romanos 5:12), y
aunque algunos pecados parecen más graves que otros, todos conducen a la
condenación eterna (Romanos 6:23). La dificultad surge en discernir lo que es
pecado en áreas no mencionadas explícitamente en la Escritura.
Aunque
estudiar el pecado puede parecer negativo, es esencial porque nos recuerda que
somos pecadores por herencia, imputación y elección personal, nos muestra por
qué Dios debe juzgar el pecado y señala la única solución: el sacrificio
expiatorio de Cristo Jesús.
Solo al
comprender la profundidad del pecado podemos valorar la grandeza del amor de
Dios, quien nos justifica gratuitamente por su gracia en Cristo (Romanos
3:23-24).
Si esta
palabra, hamartología, es un poco extraña y confusa, esperen a que tratemos el
tema de la hamartofobia.
Recopilación y texto Eloy A González
[18 de diciembre de 2025]

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