noviembre 06, 2023

Ondina Maristany y la UBEU.

 

De una manera u otra los que pasamos por la UBEU [Unión Bautista de Estudiantes Universitarios] recordamos de solo mencionarla a Ondina Maristany +[1]. Esta destacada figura pública y misionera muy recordada la conocí en un programa de la UBEU a finales de los sesenta. En los noventa me invitaron a un inusitado con ella alrededor del año 1998 en una casa en La Habana; lo inusual fue que era un encuentro donde la mayoría eran exubeistas que se habían sumado a la Revolución. Después la encontré en una de las iglesias qui en Fort Worth y hablamos brevemente; tenia algunas preguntas para ella, pero la conversación se malogró. Ahora incluyo aquí este articulo que encuentro en mi archivo y que , en su momento, me lo hizo llegar mi amigo el pastor Robert Fricker +. [El Editor del Blog]

Ondina Maristany y la UBEU.

Por: Ariel Arias

   Hay muchos que opinan que se nace una sola vez, Nicodemos y yo sabemos que esto no es cierto. Se vuelve a nacer cada vez que tenemos una experiencia impactante que resulta en un cambio y visión de nuestra manera de actuar y pensar.

  Yo, como todo ser viviente, nací por primera vez el día que mi madre me trajo a este mundo, permitiéndome el privilegio de ser cristiano de nacimiento porque este hecho ocurrió en el pueblo de El Cristo.

   Mi segundo nacimiento ocurrió cuando teniendo solamente ocho años, sin la influencia de nada ni nadie, tuve la visión de entender, aunque solamente fuera instintivamente, que la religión que por tradición había heredado, no estaba en conjunción con lo que mi alma sentía y navegando contra la corriente del poderoso mundo donde me desenvolvía, comencé la búsqueda de mi propio mundo de la espiritualidad.

   Mi tercer nacimiento fue un parto prolongado cuyas primeras contracciones comenzaron a principios del año 1953 cuando durante un casual encuentro en la calle con mi amiga y compañera de bachillerato Gisela Batista, esta me extendiera una invitación para asistir a una reunión de un grupo llamado Unión Bautista de Estudiantes Universitarios que estaban empezando a reunirse en un apartamento de la calle L de El Vedado, residencia de su nueva consejera la Dra. Ondina Maristany. Estos encuentros eran todos los martes. Con mucha curiosidad y poca expectativa, me presenté, como había prometido, al lugar de la cita. Quedé muy gratamente impresionado con este grupo pionero de ubeistas entre los que se encontraban según puedo recordar: Claudio Lima(el presidente en esos momentos) Elsy Monté, Moisés González, Iris y Mercedes Abella, Carlos Quintana, Pepe Romero, Jacinto Rodríguez, Ramón Valdés.  Luis Rodríguez, Adolfo Sánchez Meana, César López, Hela Pagola. Silvia Rodés, Lidia Antúnez, Joel Barrios, Ivo Sánchez, Juana Luz García, César Odio, Juan Vivar, Yolanda Álvarez, Olga Montes, Manuel Ortiz (Goly),Rebeca Cartaya, Nohemí Brooks, Rubén y Eduardo Bory, Josefina y Estefanía Herrera, Martha Fadhel, Severo Otero, Orlando Rosel, Lidia Turner y seguramente algún otro nombre que se me escapa. Mas tarde ese mismo año se añadieron Nelson Sosa, Irma Perú, Sara Vizcay y Nelson Machado.

Este grupo era tan fraternal y alegre, que desde el primer día me hicieron sentir parte de este, con el cual participé muy activamente hasta mi graduación en 1960.

Ondina Maristany

   Lo que resultó más impresionante para mí fue el encuentro con la consejera a la cual solo conocía por referencias por ser la hermana de Ena Maristany, esposa del Rev. Mario Casanellas que fuera por un tiempo nuestro pastor en la Primera Iglesia Bautista de Santiago de Cuba. La imagen que me había anticipadamente de ella era la típica de las misioneras cubanas de la época, con poco o ningún acicalamiento de la cara, pelo más bien largo, conservadoramente vestidas, modestas sonrisas y dulces miradas. Cuál no sería mi asombro al enterarme de que aquella joven que respondiera a mi llamado a la puerta dándome la bienvenida con una amplia y alegre sonrisa, bonita, con su cara muy bien arreglada, modernamente vestida, esbelta y de rítmico andar, era ni nada más ni nada menos que la nueva consejera acabado de graduarse del Seminario Teológico Bautista de Fort Worth, Texas, asignada para dirigir este importante naciente grupo de la obra bautista cubana.

   Para mí fue muy impresionante el choque con esta recia personalidad, que no claudicaba cuando de hacer su trabajo con eficiencia y rigor se trataba, que tenía la gran habilidad de saber alternar muy bien su firmeza y fortaleza de carácter con el amor, la ternura, siendo muy apasionada, con entrega total, cuando se le presentaba la oportunidad de ayudar a otros en sus necesidades espirituales o materiales sin importarle en lo absoluto su estatus social o religioso.

   Enemiga acérrima de la mediocridad y la mezquindad, cosa que tenía que tener bien claro todo aquel que se desenvolviera cerca de ella para que su faena pudiera contar con su aprobación. Daba muchas órdenes, pero siempre era la primera en realizar la tarea más difícil, sirviendo de ejemplo a los demás.

Tenía un muy alto concepto de responsabilidad y avanzada visión en el cumplimiento de las altas metas que ella misma se imponía al realizar la obra a la cual había decidido entregar su vida.

   Los sermones que más han influenciado en mi vida no han sido los que he escuchado de grandes predicadores, han sido los que sin palabras he recibido de Ondina.

Nunca se puede haber dramatizado mejor el pasaje bíblico de la multiplicación de los panes y los peces que en su casa donde todo el que llegaba comía, aunque esto por supuesto conllevaba la proporcional disminución de las raciones de los demás siendo ella la que tomaba la menor parte, si alguna. El hambre era un padecimiento crónico en ella aún en la época donde había abundancia de alimentos en Cuba.

   Su intenso trabajo y su compulsivo amor por la lectura le quitaban muchas horas para dormir y descansar. Sus mejores siestas son las que tomaba en las guaguas mientras se desplazaba a los lugares donde tenía que acudir, con mucha frecuencia cuando despertaba ya estaba muy lejos de la parada donde debía bajarse, también aprovechaba cualquier lugar donde debiera esperar, aunque fueran cinco minutos y si no había asiento, jugando con el equilibrio, echaba su pestañazo parada.

   No tenía nada de ella, todo lo compartía, en su casa lo único privado que tenía era su dormitorio, todo lo demás era comunitario. Cuando nos visitaba desde Cuba yo le llevaba a las tiendas para que comprara sus encargos, sacaba de la cartera una lista que incluía plantillas de zapatos de todos tamaños, tallas de ropas para distintas edades y sexos, recetas de espejuelos y medicinas, pero para ella nunca quería nada.

   Además de su trabajo en la UBEU y el Seminario, donde enseñaba, atendía a una misión que la Iglesia El Calvario de La Habana había comenzado en el parque Aguirre, a un costado del Stadium Universitario, donde yo ya asistía. Con su llegada todo se movilizó, a su lado no podía haber nada estático, haciendo que esta obra creciera, siendo necesario de que nos mudáramos dos veces para espacios más grandes antes de que en un tiempo récord, se convirtiera en la Iglesia Bautista William Carey y por su diligencia tuviéramos como primer pastor al muy notorio Rev. Domingo Fernández que en esos momentos pastoreaba la Iglesia Bautista de San José de Las Lajas sin intenciones de moverse para ningún otro lugar.

   La UBEU con ella a la cabeza, crecía rápidamente en miembros, visitantes y actividades. Los programas de los martes eran siempre de calidad y muy variados. Logró que nos diéramos a conocer en el mundo no cristiano al integrar nuestro grupo a las sociedades culturales juveniles cubanas auspiciadas por la UNESCO, habiendo ella en una ocasión y Hela Pagola en otra, representado a Cuba en congresos internacionales y tuviéramos participación en la exposición del Palacio de las Bellas Artes en La Habana donde por unos días mantuvimos un quiosco ofreciendo información de nuestra agrupación a miles de visitantes.

   Los ubeistas estábamos repartidos por todas las iglesias de la gran Habana ocupando casi siempre posiciones de liderazgo.

Se empezaron las llamadas cruzadas misioneras, ocupándonos por un día completo de todas las actividades de la iglesia que solicitara nuestra presencia, hacíamos visitas puerta por puerta y a las personas en la calle ofreciéndoles literatura e invitarle al servicio de la noche donde teníamos a nuestro cargo la música y predicación. Tuvimos oportunidad de hacer este trabajo en muchos pueblos y ciudades de las seis provincias cubanas.

Todos los domingos en la tarde sosteníamos un servicio en el Hospital Universitario “Calixto García” en un local grande autorizados por la administración donde reuníamos los pacientes que pudieran movilizarse y a los que no, los íbamos a visitar cama por cama.

Se creó un departamento de asistencia social donde brindábamos ayuda a pacientes y familiares de los mismo, especialmente a los que venían de lugares distantes de la capital.

   Cuando estuvo terminado el nuevo edificio que los hermanos bautistas del sur de Los Estados Unidos habían aportado el dinero para su construcción, empezamos a vivir bajo el mismo techo, Ondina, el administrador y los ubeistas varones. Este mayor acercamiento hizo que nos conociéramos mejor por compartir más tiempo juntos.

Al triunfar el nuevo gobierno en 1959, se creó un nuevo ministerio en el país llamado de Asistencia Social, la ministro nombrada para ocupar este cargo había sido profesora de Ondina en la Universidad, conociendo muy bien su preparación y capacidad de trabajo, le ofreció un alto cargo el cual ella de inmediato rechazó porque a ella solamente le interesaba su trabajo de misionera, siendo nosotros que bajo el argumento de que desde esa posición ella iba a tener la oportunidad de ayudar a los más necesitados y orando, que finalmente aceptó con la condición que lo haría tan solo por un año.

   Durante este último período hasta que ella decidió irse a misionar en las montañas de la provincia de Oriente, los que tuvimos el privilegio de estar más cerca de ella, aprendimos mucho de esta energética e inolvidable mujer que tanto influenció en la vida de nosotros y de los miles de personas que tuvieron la suerte de conocerle.

Fuente: Archivo del Editor del Blog Religión en Revolución. En su momento, cortesía del Pastor Robert Fricker +.

 



[1] Ondina Maristany, una mujer entregada a la causa de Cristo en Cuba. Blog Iglesia en Cuba. 17 septiembre del 2009. Acceder en: https://iglesiaencuba.blogspot.com/2009/09/ondina-maristany-una-mujer-entregada-la.html

1 comentario:

Anónimo dijo...

Magnifico escrito Eloy,
Como siempre insuperable