diciembre 19, 2025

HABLAR TIENE UN PESO

 Por: Iván Daniel Calas Navarro.

Allá por el año 2018, que se dice rápido, pero han pasado siete años, yo tenía 15 años y hacía "videítos" cristianos —sin conocer nada de teología ni de videos—. Lo que no sabía al principio es que esos videos, a través del paquete de la semana y hermanos que nos abrieron las puertas, llegaban a muchísimas partes de toda Cuba y los veían jóvenes y no tan jóvenes. Quería presentar a Jesús... ¡y funcionaba! ¿Sabes qué pasó? Desde ese mismo año me hicieron saber "desde arriba" que seguían mi contenido de cerca, que tuviera cuidado. Los videos no tocaban nada social; eran videos "cristianos" con un estilo juvenil.

Durante el 2019-2020, hablaron con pastores, líderes y amigos para saber de mí, para "investigar". También se empezaron a relacionar con mi familia o con hermanos, creando relaciones interpersonales que, con el tiempo, nos dimos cuenta de que eran solamente "espías".



En noviembre del 2021, el ambiente en Cuba estaba muy tenso. En el IPU "Mártires de Porvenir" (en Lawton, La Habana), donde terminaba de cursar el 12 grado, un grupo grande de estudiantes hicieron una especie de protesta en el patio. Aquello fue histórico; ojo: yo no estaba en la protesta; casualmente, estaba recibiendo la asignatura de Cultura Política. ¿Sabes qué pasó? En la tarde de ese mismo día, con relación a lo de la mañana, llamaron a mi madre para recordarle que a mí me "seguían muy de cerca desde la Oficina de Asuntos Religiosos de la señora Caridad Diego". "¿Pero mi hijo estuvo en la protesta?" No, pero igual...

El año 2022 fue el más difícil. Estaba en "el verde", el Servicio Militar Obligatorio. Ahí dentro hice muy buena amistad con "los habaneros", es decir, todos los colegas de La Habana. Era gracioso porque no me llamaban Iván; mi nombre para ellos era "Cristiano". ¿Sabes qué pasó? En la primera semana, después de "la previa", me amenazaron de forma sutil; decían que me iban a "meter la *****" si seguía con el canal de YouTube "Voz De Verdad". "¿No puedes borrar el canal?"

-No, no puedo, no lo haré.

En interrogatorios de la CIM me preguntaban que por qué hablaba en contra del aborto, que por qué me llamaba "Voz De Verdad", que eso podría dar a entender que todo lo demás era mentira.

-Yo soy responsable por lo que digo y usted por lo que quiere entender. Jesús es la verdad, la Biblia es verdad, por eso Voz De Verdad... (2 Timoteo 2:15)

Tiempo después le dijeron a "los habaneros" que yo era —preste atención a las palabras de los años 60— el "cabecilla" de una campaña en contra del Código de Familia; que no se relacionaran conmigo; que, si yo seguía haciendo esa campaña, podría ir a un tribunal militar. ¿Sabes qué pasó? Algunos de los amigos se alejaron, porque era "peligroso", porque ellos tampoco querían ir a un tribunal militar. Era mentira; yo no estaba haciendo ninguna campaña.

La historia del 2023 muchos la conocen y agradezco muchísimo la cobertura en todos los sentidos, tanto de los medios como de la iglesia, sobre todo de mi familia, pastores y líderes. El DSE me interrogó y amenazó —sin razón, porque nunca me dijeron la tan preguntada razón o delito— con la prisión. Tenía 20 años.

Y de ahí para acá, cosas por ese estilo: mucha gente que cierra los ojos y adora a Dios con lágrimas en sus rostros, que en verdad son hijos de Satanás, vendidos a instituciones que los esclavizan, y cuando menos lo piensen también los abandonarán. Son Judas; venden a cualquiera por menos de 30 monedas de plata. Se ponen máscaras, hacen teatro cada día, escriben obras cual Shakespeare, tienen más fuego que los 120 de Pentecostés y son más sufridos que Jeremías.

Seguramente estoy olvidando otras historias, quizás porque intento perdonar aunque me cueste muchísimo; quizás porque, si se cuentan, provocarían un terremoto dentro de instituciones, sí, cristianas; quizás porque Dios me llama a que bendiga y ame a mi prójimo.

Hablar tiene un precio; el precio que he tenido que pagar no es el del temor. Si piensas eso, estás equivocado. Es el precio de tener relaciones raras con mis hermanos en Cristo.

Algunos quieren tus dones y talentos, pero "por favor" que tu cara o tu nombre no vaya a salir. "Ayúdanos con esto, pero no lo compartas; por favor, no digas nada sobre eso". Es triste que te corran de forma sutil por presión externa. Los entiendo y los perdono, aunque me cueste muchísimo, porque duele, duele mucho.

Otros hermanos tienen historias mucho peores... ¿Si eso soy yo, que tengo solo 22 años, imaginas lo que han sufrido pastores o líderes por años y décadas?

Hablar tiene un peso, ¿pero sabes qué? Callar tiene un peso aún más grande... y yo no cargaré con él.

Fuente: Voz de la Verdad

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