octubre 22, 2017

Detención arbitraria de un destacado miembro de la Iglesia Emmanuel en Santiago de Cuba por facilitar que la Iglesia funcione un su propiedad.


En el Blog Religión en Revolución durante mucho tiempo hemos informado y denunciado las veces en que la Iglesia Emmanuel del Movimiento Apostólico en Santiago de Cuba así como el pastor Alain Toledano y su familia han sido objeto de toda suerte de actos de acoso, hostigamiento y violaciones sistemáticas del sus derechos así como el ataque a la libertad de religión. La iglesia ha sido destruida en dos ocasiones y han tenido que continuar prestando sus servicios religiosos a sus feligreses en condiciones muy difíciles. Esta vez los agentes del régimen Castro comunista, la han emprendido contra Rudisbel Rivera Robert miembro de la Iglesia Emmanuel del Ministerio Apostólico porque este permite que la iglesia se reúna en el patio de su casa que es de su propiedad. Cuando recibimos esta nota del pastor Toledano; Rudisbel Riveras se encuentra detenido  de manera arbitraria asiendo objeto de interrogatorios y sobre él pesa la acusación de desorden público. Esta es la nota que recibimos  del pastor Toledano Valente.
Citado por la policía, conducido y detenido.
Acaba de llegar a nuestra casa Geidis Sarmiento, la hija espiritual  dueña del terreno donde la iglesia Emanuel, que pastoreamos mi esposa  y yo se congrega, para informarnos que al llegar del trabajo le habían dejado una citación de la policía a su esposo, Rudisbel Rivera Robert, también nuestro hijo espiritual, para que se presentase en la Unidad de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) de la localidad en Micro 3.
El pastor Alain Toledano se dirige a la feligresía
de la iglesia destruida por las autoridades del régimen.
Al presentarse le fue comunicado que quedaba detenido, y que sería conducido a la 4ta unidad más conocida en la Ciudad como la Motorizada. En este momento, nuestro hijo  Rudisbel Rivera Robert está detenido en este tenebroso lugar, siendo sometido a interrogatorio por el supuesto delito de desorden público. Esta es la tercera vez que él es citado y sometido a interrogatorio, donde todo dialogo tiene nombre y apellido, Alain Toledano Valiente y la Iglesia Emanuel que se reúne en su patio para Alabar y Glorificar a Jesús, nuestro Dios y Salvador.
Todo esto es debido a que mañana la iglesia Emanuel cumple 18 años de fundada, y tenemos actividades programadas, y como todos los años, el régimen comunista de Cuba, enemigo de toda Justicia, Amor y de Dios, arremete nuevamente contra la iglesia y mi persona, ahora, con la macabra maniobra de apresar e intimidar con presiones al dueño de la casa para que nos despida de su propiedad.
Denunciamos la arbitraria detención de Rudisbel Rivera Robert, y exigimos su liberación inmediata. Denunciamos una vez más al régimen de los Castros, que arremete constantemente contra la iglesia en Cuba y contra los hijos de Dios, y pedimos a todos los Organismos Internacionales exigirles a los comunistas en Cuba el Respeto de los derechos de cada ciudadano, sus derechos humanos y civiles, el derecho a la libertad religiosa en Cuba, y detener el racismo, la persecución, la discriminación y todo el crimen contra la humanidad que cometen a diario contra el pueblo cubano. A todos nuestros hermanos en el mundo entero, pedimos oración por la libertad de Rudisbel Rivera Robert, y denunciar a todas las instancias estas violaciones contra la iglesia Emanuel y mi persona, orar por la paz de la Iglesia en Cuba,
 Shalom.

octubre 12, 2017

Una opinión del periodista independiente, Jaime Leygonier, sobre la Carta de S.E.R. Cardenal Jaime Ortega a propósito de la presentación de “Afrodita, ¡oh, espejo!”

He leído la  Carta de Mons. Ortega y Alamino, no supuse mal sobre el estilo rococó de abordar el tema.
Es verídico lo que afirma sobre que no debe confundirse a una deidad africana con la Virgen María de La Caridad. Pero que ello ocurra es responsabilidad de los sacerdotes y obispos católicos que no instruyen al pueblo sobre ese error.
Cuando las procesiones con una imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, por toda Cuba, escribí que pudieron y debieron predicarle a Cristo a la gente que se acercaba a adorar supersticiosamente a la imagen. No lo hicieron, sino que voceaban, y era el primero su Excl. Rev.  Arzobispo Cardenal Jaime Ortega: ''Miren a la Virgen, miren a nuestra madre. La Virgen está contenta'' y otras sandeces opuestas a la doctrina de la Iglesia católica sobre el culto no idolátrico a las imágenes; doctrina que enseñaba yo a los niños, como catequista, cuando les decía: "Las imágenes no son un teléfono para hablar con Dios o los santos, son imaginación de un artista y nos recuerda a esos santos, que no están en las imágenes, como el busto de José Martí en la escuela, Martí no está en ese busto, pero lo respetamos".
Las procesiones contribuyeron no a “llevar al pueblo a Cristo por María", como decía su "slogan", sino que esa agua fue al molino de la Santería y de la Iglesia Pentecostal. Incluso, la imagen del santuario de El Cobre, que vestían de azul, hace algunos años le cambiaron el vestido a amarillo, que es el color que los santeros dedican a su diosa.
La propaganda estatal y el enajenación existente entre el pueblo y los sacerdotes, encastillados en su mentalidad de casta y de trabajar rutinariamente, hizo que la Iglesia perdiera el público que ganara en los años noventa, cuando dio esperanzas al pueblo en medio de la crisis ideológica del régimen. Ese público, desilusionado de la Iglesia, en gran medida por su concubinato con la dictadura, acudió luego a la Santería, por el atractivo de sus soluciones materialistas y mágicas y a la Iglesia Pentecostal. Además, la Santería depende de la Iglesia católica, pues exige el bautismo para sus iniciaciones.
Otros aspectos de la carta desmerecen, como el populista fraude histórico de "la Virgen Mambisa''. No pueden sostener esa mentira y criticar a una artista porque homologue a su diosa con María. Sería bueno si esta carta sirviera para que los sacerdotes no fomenten la idolatría a las imágenes e instruyan a los fieles. Pero...''cuando el Hijo del Hombre regrese, ¿acaso encontrara Fe?'' Lucas. 18:8
…., opino que Su Excelencia, debería escribir aclarando que se equivocó cuando, fingiendo ser un observador independiente, neutral y usando el prestigio de la Iglesia (que así la desprestigian); garantizo en el 2007 las ‘intenciones de cambio, muy serias’ de Raúl Castro. Pedir perdón a Dios y al pueblo por traicionarlos sirviendo de muñeco de ventrílocuo a los Castros y al canciller español Moratinos, cuando el gobierno de Zapatero hacia malabarismos por venderle al mundo que Castro cambiaba, derechito a una “solución como la del tránsito en España y que no debían presionarlo”, supongo, que escribió sobre algo cultural alambicado. Porque Su Excelencia nació fuera de época. No es para la Cuba de la Iglesia perseguida primero y sumisa, ahora; y menos de la época de los primeros cristianos. Necesita un Luis XV y una Madame de Pompadour a cuyos pies derramar mieles con la cara empolvada. Dios tenga misericordia de él y le dé por convertirse de su idolatría al dios-miedo, al Estado.
Jaime Leygonier.

*Periodista independiente cubano. Ha colaborado con la agencia de prensa independiente Hablemos Press y sus notas aparecen en distintos sitios de internet sobre temas cubano. E-mail: jaimeleygonier@gmail.com

octubre 05, 2017

“Afrodita, ¡oh, espejo!” Las pasiones desatadas entre Changó y la Virgen de la Caridad del Cobre por cuestiones de celos.

Está servida la polémica en Cuba con la puesta en escena de una obra: “Afrodita, ¡oh, espejo!, de la coreógrafa Rosario Cárdenas. Las opiniones del Cardenal Jaime Ortega y Alamino ponen en perspectivas las complicadas relaciones entre la Iglesia Católica Cuba y la Santería. El sincretismo, el folclorismo, los intereses económicos, el erotismo y la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre. De este documento ya se dice y se dirá mucho, hasta tanto lo incluimos aquí de manera íntegra para que los lectores tengan todos los elementos, y si opinar se trata,  pueden enviarnos sus colaboraciones.

Por S.E.R. Cardenal Jaime Ortega

26 de septiembre de 2017.
De toda mi consideración:
A la presentación de “Afrodita, ¡oh, espejo!”, obra danzaria en la cual, utilizando entes deificados por la santería, para desencadenar entre ellos pasiones afrodisíacas, se han referido en más de una ocasión los medios, que para la difusión de la propaganda de la obra, asumen al orisha ochún identificándolo con “nuestra Patrona”, la Patrona de Cuba, nada menos que en el contexto de una teomaquia, digna de los mitos griegos, en la que changó y ochún se enfrentan por celos.
En la sincretización que la santería en Cuba ha hecho del orisha ochún con la Virgen de la Caridad hay una crasa confusión como pasa siempre, cuando los pueblos sometidos de África que traían sus mitos propios, ven sólo una imagen nueva que no reconocen, pero les recuerda algún fetiche propio, en este caso de una diosa de la sensualidad y de pasiones amorosas, que ellos llamaban ochún, y aplicaron ese nombre a la representación artística de la Virgen María de la Caridad.
Que los pobres esclavos hayan sincretizado así su orisha es comprensible. Todo se comprende cuando la violencia de la opresión pone al ser humano en condiciones inhumanas de destierro y esclavitud. Que después estas creencias ancestrales, sincretizadas aquí, se hayan difundido al pueblo cubano en general, sobre todo en la segunda mitad del siglo pasado y hasta nuestros días, es poco afortunado y a menudo penoso. En esto ha intervenido progresivamente, y de modo lamentable, un marcado folclorismo de “lo cubano”, que abarca también otros ámbitos de la vida nacional, y en el cual se le ha dado a la santería un papel protagónico, teniendo al turismo como espectador y consumidor privilegiado. A esto se añaden intereses económicos espurios de quienes son capaces de crear modas a partir de la droga, del tatuaje, del uso de objetos metálicos incrustados en el cuerpo humano, de collares, de pulsos. Todo puede ser utilizado como negocio, desde la cría de chivos para sacrificios rituales, hasta la venta de paraguas blancos. Hasta aquí la realidad sociológica con sus muchas sombras.
Pero resulta inadmisible que la autora, coreógrafa, y directora de la obra teatral “Afrodita, ¡oh, espejo!”, diga ante las cámaras de televisión que la danza presenta las pasiones desatadas entre changó y nuestra Patrona por cuestiones de celos. ¿Hasta dónde vamos a llegar en la legitimación del absurdo, en este camino emprendido hacia el primitivismo?
La Virgen María de la Caridad, cuya imagen, que está en la Basílica de El Cobre, es la misma imagen que flotaba sobre las aguas de la Bahía de Nipe hace más de 400 años, la que fue encontrada por aquellos tres buscadores de sal de origen mestizo indocubano. Ya ellos estaban catequizados y reconocieron que se trataba de una imagen de la Virgen María que concibió por obra del Espíritu Santo a Jesús, el Hijo de Dios, a quien traía en brazos. Y en la tabla a la que estaba unida la imagen de María, se leía “Yo soy la Virgen de la Caridad”. Enseguida le rezaron con la oración del avemaría que ya habían aprendido y trataron de levantarle cuanto antes una capilla.
 Así comenzó la veneración de la Virgen de la Caridad desde los inicios de nuestra historia, cuando Cuba no era aún más que un esbozo como nación. Así la veneraron los esclavos de El Cobre, que, al rebelarse, alentados por el Padre Alejandro Ascanio obtuvieron su libertad del Rey de España, por cédula Real de 1801, es decir, mucho antes de la Guerra del 68. Ella es la Virgen mambisa que acompañó a nuestros libertadores en la manigua. A los pies de la Virgen de la Caridad fue el Ejército Libertador y a su frente el General Agustín Cebreco, enviado por el Mayor General Calixto García, a celebrar la independencia de Cuba con una misa, cuando el alto mando norteamericano no permitió que las tropas cubanas desfilaran junto al Ejército norteamericano al caer la Plaza de Santiago de Cuba al final de la guerra. Esos mismos veteranos pidieron después, en carta escrita al Papa Benedicto XV, que declarara a la Virgen de la Caridad, Patrona de Cuba, y así lo hizo el Santo Padre. 
Luego, ni por razones propias de la fe cristiana, ni por razones de similitudes teológicas inexistentes, ni por razones históricas, la advocación de la Virgen de la Caridad, que hace presente a la Virgen María, modelo de amor puro, de Virgen y de Madre, puede ser comparada con el orisha ochún, que es diosa de pasiones sexuales. Comprensible la confusión, repito, en aquellos pobres africanos esclavizados, pero no es admisible en un cubano culto del siglo XXI, aún menos para difundirlo de ese modo, con el título con que nuestro pueblo y el Papa Benedicto XV la han honrado: Patrona de Cuba.
Si se quiere homenajear por simpatía religiosa, por gustos artísticos o por entrar en la corriente folclorista a la moda, al orisha ochún, eso depende de la decisión y el gusto de un autor, pero no se identifique a este ente mágico con la Patrona de Cuba, lo cual constituye, además de un absurdo histórico, un pecado patriótico.
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Cardenal Jaime Ortega Alamino

P.S.: La publicación de esta carta sería un buen paso para superar ciertos males.