diciembre 10, 2006

¿En el nombre de Dios?

Por: Maria Luisa Morales. *
Todos conocíamos de su simpatía personal por Fidel Castro y su régimen pero lo declarado por este prelado en el marco de una serie documental que comenzó a trasmitir ayer la televisión cubana, como muestra inequívoca de que”el mayoral” partió, o está próximo a hacerlo, con destino definitivo y desconocido, después de 48 años de ensañamiento cruel y maléfico contra la nación cubana, nos deja en una pieza.
¿Cómo es posible que un representante de Dios en la tierra pueda emitir semejante criterio sobre un tirano asesino, causante de tantas lágrimas, de tantas muertes, de tanta injusticia, del terror, de la opresión, de la fragmentación familiar, de la pérdida de valores, de las ilusiones, de la autoestima total de millones de seres humanos por la exclusiva razón de saciar sus enfermizas ansias de poder?
¿Cómo puede vestir sotana, oficiar misa, absolver pecadores, administrar la eucaristía y demás sacramentos, alguien que irrespete de manera tan infame la dignidad de un pueblo noble que languidece hambriento de alimento material y espiritual?
¿Dónde está la compasión, la hermandad en Cristo con los presos torturados, con la sangre de los fusilados, con el dolor lacerante y eterno de madres, esposas, hijos, y hermanos privados del amor de sus seres queridos, asesinados algunos por órdenes Fidel Castro y sus secuaces y otros, yaciendo en las aguas del Estrecho de la Florida o en el estómago de un escualo voraz?
El papel de la iglesia católica cubana ante el cataclismo castrista ha dejado mucho que desear. Una indolencia que se parece mucho a la complicidad ha caracterizado siempre su actitud ante un drama político, económico y social sin paralelos en la historia continental contemporánea.
Muy feo lo que está sucediendo en Cuba. Un mundo que no escucha, o peor aún, que escucha y no se conmueve, ni se solidariza, ni se hace eco de las denuncias que reiterada y contundentemente se formulan en cuanto foro internacional relacionado se efectúa en el planeta.
Pero la historia no perdona y más temprano que tarde se impondrán la verdad y la justicia. Veremos entonces qué harán los que, en su momento y cuando más los necesitamos, nos dieron la espalda.
Aquí les van las declaraciones de Monseñor Carlos Manuel de Céspedes, alto funcionario del Arzobispado cubano en La Habana, el pasado 7 de Diciembre:

“Creo que el pensamiento cristiano, el Evangelio y la figura de Jesucristo, tienen un peso grande en la sensibilidad social de Fidel Castro, en su ética, en su visión del mundo… (sic)

Foto de Monseñor Carlos Manuel de Céspedes.
* Locutora y Periodista Cubana.

3 comentarios:

Asesor Homeschooling para Chile dijo...

Que sinvergüenzas todos esos que se dicen hombres de Dios, y alaban las obras del diablo.

Saludos!
Bendiciones!

Anónimo dijo...

No tenemos a religiosos eroicos como en los tiempos de la Independencia. No tenemos a religiosos eroicos como en los tiempos de la Colonización. Tenemos a muchos que han muerto en las cárceles castristas. Tenemos a muchos de la Juventud Catolica Cubana que murieron fucilados al principio de la Revolución. El Padre Loredo es un sobreviviente de las carceles castristas y no lo dejan regresar para servir a su pueblo. La Anunciatura Cubana no deja que entren los siervos cubanos que quieren servir al pueblo como lo que son: siervos de Dios y no de Castro.
Estoy de acuerdo: "de la justica brota la paz, y del derecho la calma".
Paz y Bien.
franciscana cubana en el exilio

Anónimo dijo...

y ese es el derecho democratico de mons c.m. de cespedes, de decir lo que piensa.
y ahora yo pregunto, cuantos con sotana tambien, del lado aca del estrecho de la florida apoyan los crimenes del sr bush abiertamente?,cuantos apoyan la guerra criminal que esta llevando a cabo?. cuantos apoyan la violacion de los derechos civiles de los presos sin nombre en la base de guantanamo? entonces mons c.m.de cespedes esta al lado de la verdad, pues ninguno de los de aqui con o sin sotana y que van todos los domingos a la iglesia, son capaces de mover un dedo por los pobres del lado de aca del estrecho de la florida.