La Habana, 13 de febrero, 2018. La publicación católica “Vida Cristiana”, en aparente respuesta a
reclamaciones por sus insultos a emigrantes y disidentes cubanos, intentó “arreglarlo” en su número 2777 del 11 de febrero. De forma indirecta, sin
pedir perdón, ni desdecirse, ni reparar el daño a quienes difamó.
Exhortó vagamente a “misericordia”
para con “los mal vistos”. Sin
emplear la única forma de reparar a los calumniados: reconocer que no merecen
esos insultos, que las descalificaciones que publicó son falsedades.
Coincidentemente, ese domingo 11 de febrero, en los misas de la
Arquidiócesis de La Habana, los sacerdotes predicaron sobre ser misericordiosos
con los marginados.
“Vida Cristiana” es una hoja impresa que la Iglesia católica entrega
cada domingo en toda Cuba a los asistentes a misa. La dirigen los jesuitas y en
su número 2769 difamó a los disidentes y emigrantes cubanos; deshumanizándolos
con descalificaciones que ideara Fidel Castro para su propaganda.
Los insultos aparecieron en un comentario contra la política migratoria
estadounidense hacia Cuba, bajo el título “El
amor todo lo puede” y la firma Julio Pernús. Cito: “…Como muchos miembros del pueblo cubano tengo familiares allí – en
E.E.U.U. - que por cierto no son gusanos, lumpens ni disidentes. Son personas
honestas y trabajadoras que decidieron emigrar…”.
El católico periodista independiente, Dr. René Gómez Manzano, destacó,
en “Ni
“gusanos ni disidentes”, que esa
clasificación segregacionistas, no la utiliza ya desde hace años ni la misma
prensa de la dictadura.
No es mal nuevo. En el 2015 el
Arzobispo de Pinar del Rio, Mons. Jorge E. Serpa, en la revista del Arzobispado
de La Habana, “Palabra Nueva”, difamó
mediante libelo a los presos de conciencia conocidos como “los 75”, afirmando,
sin argumento alguno: “algunos de ellos
no eran presos políticos, sino comunes”. Y ni Mons. Serpa, ni dos
directores de la revista, ni el actual arzobispo de La Habana, Mons. Juan de la
C. García Rodríguez, respondieron a reiteradas peticiones de aclaración o de
otorgar derecho de réplica.
Sobre la actual difamación a disidentes y emigrados, el director de “Vida Cristiana”, P. Eduardo García
Tamayo, s. J., publicó algo que parece ambiguo “soplar en la herida”, el domingo 11 de febrero, sección “De la mesa del Director”, título: “Amigo de mal vistos (Marcos 1, 40-45)”.
Comentario del Evangelio del día: La curación de un leproso por Jesús.
Se extendió sobre el rechazo a los leprosos, que el pueblo creía en pecado, y
declaró como moraleja:
“La capacidad para descubrir la imagen del Hijo de Dios en los rasgos
borrosos del que sufre y es excluido y salir a su rescate es un rasgo
distintivo de Jesús. Muchos de los que optaron por seguirlo y vivir a su
manera/…/también se acercaron con misericordia más que con temor a los
excluidos, infectados, pobres, presos, prostitutas. Cada época produce una
nueva cosecha de excluidos: emigrantes, disidentes, independientes…Y cada
cosecha de mal vistos requiere una nueva visión misericordiosa de Jesús”.
Lo apropiado tras difamarnos, ¿es exhortar a una neblinosa “misericordia” para con las prostitutas,
emigrantes y disidentes? ¿Hablar sin decir nada, con doble lectura?
Tras descalificar a miles de cubanos, como “gusanos”- despreciables no-personas - “lumpens” y “disidentes”. En el lado opuesto a las “personas honestas y que trabajan”. No
necesitan inventar ninguna “nueva visión
de Jesús”. Basta la vieja, la única: darles la reparación que mandan la
Palabra de Dios, la Doctrina de la Iglesia, la moral universal y la hombría. La
difamación contra el prójimo se enmienda con:
Arrepentirse, reconocerse responsables de la falta, hacer propósito de
enmienda, pedir perdón a los calumniados y reparar la calumnia con divulgar que
no es conforme a la verdad. A un cura... ¡¿Hay que enseñarle esto?!
Querer arreglarlo con sofisterías lo empeora. Como a imitación de Jesús,
podemos usar de misericordia para con personas despreciables y nos categorizó
como “mal vistos” en el mismo saco
con las prostitutas…
Diga claramente el director de “Vida Cristiana” si opina que a los
disidentes e inmigrantes es correcto o no clasificarnos como a despreciables “no-personas”, en pecado como los
leprosos. Retiren sus insultos, reconozcan “la
dignidad de la persona humana”, pidan perdón. Doctrina cristiana y no
evasivas edulcoradas.
Imposible retirar la difamación sin retirar el halago al Poder, que
significaron esos insultos. Pues “Vida Cristiana”, tiene que reconocer que es
incorrecta la “clasificación oficial”
de los cubanos. Y ahora la suya de clasificarnos como “los mal vistos”. Diga: ¿”Mal vistos” por qué? Si su exhortación a
“misericordia” con “los mal vistos” tiene un ápice de seriedad, lo hará, y:
A los disidentes, las autoridades nos privan de empleo. Que los pastores
de la Iglesia, nos empleen, según nuestra calificación, para que podamos
ganarnos el pan. En los mismos puestos de sus parroquias, fundaciones benéficas
y escolares, de los cuales nos excluyen, como a los leprosos de antaño, y
reservan para “conversos” que siguen respondiendo al Partido mientras medran en
la Iglesia.
Pues hablan de “diálogo” constantemente, que los obispos no nos marginen
más. No nos cierren sus puertas y oídos, ni siquiera responden una carta. (Ud.,
tampoco responde, P. García). Que nos reunamos algunos con Ud. y Pernús, para
dialogar civilizadamente sobre lo qué pasó.
A eventos de “dialogo nacional”, invitan a profesores extranjeros y del
Gobierno, a cubanos de la diáspora y jamás a nosotros. Hasta en los templos hay
párrocos que temen saludarnos.
Devuélvanle las oportunidades a Dagoberto Valdés Hernández, cuya obra
cívico-cultural aplastaron. No releguen a rincones del País, al P. José Conrado
Rodríguez. No repriman internamente a sacerdotes y fieles que disienten.
Y si el director de “Vida
Cristiana”, no es hipócrita en su prédica de “misericordia”, que nos
publique colaboraciones a los católicos periodistas independientes. Sobre Moral
y Religión. Jamás le haríamos un libelo como el que nos ocupa.
Próximamente, les presentaré mi Currículo y solicitudes de empleo. El P.
García Tamayo y S. E. R. el Arzobispo de La Habana, tienen mi correo
electrónico, mis peticiones de años, sin responder, conocen mi parroquia. Pueden
citarme para ejercer en mí su misericordia y para dialogar. Todos podemos
convertirnos. La Cuaresma nos invita a ello.
“Por sus obras los conoceréis”,
nos enseñó Cristo. Los profesionales de la Fe, no ven que están entre los
peores “mal vistos” por el pueblo y necesitan predicarle Misericordia con obras
y no con palabras.
Ir del ejercicio espiritual de Loyola, a escoger en la práctica entre “el Ejercito de Satán y el de Cristo”.
Entre procurar la Gracia de Dios o la del César.
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